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Un antes y después de la heroica lucha de Arcor Córdoba

Veinticuatro días duró la huelga de esos trabajadores que peleaban, no sólo por su aumento de salario, sino por su dignidad, para que todo el país escuche el grito de “basta de esclavitud”.

PTS

20 de mayo 2010

por Hernan “Bocha” Puddu, delegado de Iveco

Veinticuatro días duró la huelga de esos trabajadores que peleaban, no sólo por su aumento de salario, sino por su dignidad, para que todo el país escuche el grito de “basta de esclavitud”. Fue la huelga más importante de los últimos años en Córdoba, contra uno de los principales monopolios de la alimentación.
Fueron veinticuatro días que convivimos con ellos/as en piquetes, viajes por la provincia, para levantar la moral en las plantas hermanas, en una lucha que golpeaba duro a la patronal, que se desesperaba por quebrar la huelga. Pero a la vez golpeaba a los trabajadores donde más duele, el bolsillo. ¡Un día después de levantada la huelga, y a modo de préstamo del sindicato llega un paliativo!. La conducción de Morcillo quería quebrar la voluntad de lucha de los/las obreros/as, este “botón” fue la muestra que faltaba.

Muchos nos acercábamos a apoyar los cortes y piquetes, compartiendo los “peajes” sobre la ruta, que cambiaban un dulce “chupetín” por la abundante colaboración de los transeúntes, como Oscar Coria, delegado despedido de Kraft, acercando $4.000 de colaboración de sus compañeros de Buenos Aires.

Fuimos acompañando un proceso de un nuevo activismo, joven y combativo que a la vez fue adquiriendo experiencia y sacando conclusiones sobre la necesidad de la coordinación por abajo, ya que la burocracia se jugó a dividir; de preparar un fondo de huelga; todas cuestiones que se dieron hacia el final de la huelga y que quedaron grabadas como lecciones en la cabeza de los obreros más avanzados.

Estuvimos en el festival solidario organizado por los compañeros docentes del PTS e independientes, recaudando $2.500 para el fondo de lucha.

No tuvieron éxito las maniobras y el discurso de la burocracia (al que lamentablemente se sumaron algunos “izquierdistas”) de querer enfrentar a los obreros de Arcor con los compañeros de Kraft y PepsiCo, que enfrentaron a la burocracia, peleaban por la unidad y un plan de lucha nacional y enviaron su solidaridad material y moral con la rebelión cordobesa. En el recibimiento fraternal de los obreros de todas las plantas de Arcor, al compañero Coria, se desmoronaba la maniobra divisionista.

La última asamblea

El lunes 17 los compañeros de Caroya y Totoral, presionados por sus dirigentes, deciden retomar sus tareas, aunque están disconformes con el acuerdo. Sólo quedaba la ex Lia-Bagley. Los/as trabajadores/as se niegan a volver a trabajar hasta que el sindicato venga a dar la cara. Ingresa el turno tarde, y la mayoría se queda a hacer el aguante a los de adentro. Acá no se mueve nadie hasta que venga el gremio, se escucha acá y allá. Tienen que renunciar, se escuchaba insistentemente. A las 16 hs., finalmente, aparece uno de ellos…intenta explicar lo inexplicable. “no había más que esto”, contesta. “¿Por qué Morcillo dijo por radio que se votó en asamblea?, ustedes nos prometieron que se iba a votar. ¡Cara e piedra!” Otro compañero apunta a la cláusula de paz social.

El martes mismo habría una reunión de los delegados de las tres plantas para presentar un petitorio de horas caídas y otras reivindicaciones, según dice el vocal del gremio. Con bronca, los/as obreros/as empiezan a retirarse, unos a trabajar, otros a sus casas, sabiendo hacia adentro que no lograron el objetivo que perseguían, pero que en Arcor ya nada volverá a ser igual.

La sensación es contradictoria, saben que dieron una gran pelea, aunque el resultado no les cierre, particularmente en Arcor, donde los descuentos son grandes. Hay que exigir al sindicato que pelee porque se paguen los días de huelga, y sino que ponga la plata del mismo sindicato; y a la vez tenemos que seguir impulsando el fondo de huelga, para los obreros de Arcor Córdoba.

Muchos compañeros comienzan a sacar las primeras conclusiones, y un sector ve la necesidad de una corriente clasista en unidad con las internas de Kraft y Pepsico, para recuperar el sindicato y la federación y en esa perspectiva comienzan a agruparse. Nuestra apuesta está en desarrollar con todo esa perspectiva y preparar los futuros combates.

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