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Tucumán: fuera la policía de los hospitales

Tras los fracasados intentos de desgaste y apriete, el gobernador Alperovich decidió la represión de los trabajadores y la militarización de los hospitales, para evitar las medidas de fuerza. Los autoconvocados habían decidido el cierre de todos los hospitales, dejando abierto solamente las guardias. El endurecimiento de las medidas es a raíz de los descuentos realizados, y a la falta de respuesta del gobierno.

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12 de noviembre 2009

Tras los fracasados intentos de desgaste y apriete, el gobernador Alperovich decidió la represión de los trabajadores y la militarización de los hospitales, para evitar las medidas de fuerza. Los autoconvocados habían decidido el cierre de todos los hospitales, dejando abierto solamente las guardias. El endurecimiento de las medidas es a raíz de los descuentos realizados, y a la falta de respuesta del gobierno.

Hace unos meses la asamblea del Centro de Salud había votado marchar con una bandera en apoyo a los trabajadores de la ex Terrabusi y contra la represión porque, entendían, “si se dejaba pasar esa represión luego nos van a reprimir a nosotros”. Tenían razón. El día martes 10, todos los hospitales amanecieron ocupados, pero por efectivos de la policía provincial. “Hay mas policías que pacientes” exclamaba una enfermera de la Maternidad. En ese hospital la represión fue más dura y terminó con 3 enfermeras con lesiones.

Mientras Cristina anunciaba que no se iban a utilizar palos para mantener el “orden”, la policía golpeaba a las trabajadoras. René Ramírez, de ATSA, no quiso quedarse atrás de Alperovich y declaró públicamente que él mismo había ido a solicitar la intervención policial. Además, la burocracia sindical envía constantemente patotas a amedrentar a los trabajadores. El miércoles, desde distintos hospitales se movilizaron hacia tribunales a exigir el inmediato retiro de los efectivos, pero no se recibió ninguna respuesta concreta.

Nacionalizar el conflicto

Producto del impacto del cierre de los hospitales primero, y de la repercusión de la represión luego, Alperovich anunció que estaba estudiando una nueva propuesta económica, solicitando que se terminen con las medidas de lucha. Nuevamente pretenden engañar a los autoconvocados, generando expectativas en una pronta solución. Un sector de los delegados autoconvocados viene intentando levantar el conflicto, argumentando que - como la lucha va a ser “larga” - hay que ir tomando las pequeñas conquistas, como ser la conformación de los autoconvocados. Los trabajadores no podemos caer nuevamente en la trampa del gobierno, y más que nunca hay que buscar fortalecer el conflicto. Antes de cualquier negociación, el gobierno debe retirar la policía de los hospitales y se deben devolver todos los descuentos. Además resulta necesario levantar un programa que de respuestas a los sectores más precarizados de la salud, exigiendo el pase a planta de TODO el personal, tanto los transitorios como los contratados y planes trabajar, ad honorem, etc. De esta forma se va a evitar la división que tanto la burocracia sindical como el gobierno pretenden.

Frente a la necesidad de nacionalizar el conflicto, el sector conciliador planea la realización de una movilización al Ministerio de la Nación, pero con una delegación reducida a algunos delegados. Lejos de esto, lo que se debe discutir es una Gran Marcha Nacional, donde sean cientos de compañeros de Tucumán, que uniéndose a los trabajadores del Garraham, de la provincia de Bs. As., etc, exijan respuestas concretas a las autoridades nacionales.

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