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Debates

Trotsky, Verbitsky y la Ford

Trincheras

9 de noviembre 2001

Lo que comenzó como una polémica entre el periodista Verbitsky y Hebe de Bonafini, de Madres de Plaza de Mayo, acerca del significado de los atentados del 11 de septiembre y la guerra emprendida por Bush y Blair contra Afganistán, se ha extendido a un debate que ha excedido tanto a los actores como los temas originales. La revista 3 Puntos dedicó un número especial a la polémica cuyo eje es la "demonización" de Hebe de Bonafini, mientras el diario Página 12 publicó un nuevo artículo de Verbitsky, un comunicado de las Madres, una réplica de David Viñas y otros artículos. También han circulado varios escritos y cartas de profesores y ex profesores de la Universidad Popular de las Madres1. Vayamos a algunos de los puntos centrales que cruzan el debate, y que ya comenzamos en el anterior número de La Verdad Obrera.

En el número anterior de La Verdad Obrera criticamos tanto las posiciones de Bonafini y Viñas como la de Verbitsky, señalando cómo este tomaba las críticas de Trotsky al terrorismo individual para sostener una posición pacifista que está en las antípodas de las concepciones de quien dirigiera junto a Lenín de la revolución de octubre. Querer basarse en Trotsky para sustentar una posición pacifista es un recurso pueril. ¡Justo Trotsky! El líder del Comité Militar Revolucionario en octubre de 1917. El creador del Ejército Rojo al que dirigió durante la guerra civil. El que polemizó contra Kautsky en "Terrorismo y comunismo". El que frente a la Segunda Guerra Mundial señaló que la clase obrera debía superar todo prejuicio pacifista para no ser "derrotada a lo Pétain" -el general francés que pactó su rendición con los nazis- y promovió la llamada "política militar proletaria"...
Si Trotsky criticaba al terrorismo individual no era porque se opusiera a la violencia contra los opresores y sus estados o porque tuviese alguna ilusión en los medios de lucha "pacíficos" sino por la ineficacia de la acción terrorista para lograr la emancipación de los trabajadores, la cual concebía que sólo podía ser lograda por medios revolucionarios. Como señala Trotsky en un párrafo no mencionado por Verbitsky en el artículo del revolucionario ruso que cita profusamente: "no tenemos nada que ver con aquellos que posan de moralistas que, en respuesta a cualquier acto terrorista hacen declaraciones solemnes sobre el valor absoluto de la vida humana. Estos son los mismos que, en otras ocasiones, en nombre de otros valores absolutos, por ejemplo el honor de la nación o el prestigio del monarca, están dispuestos a hundir a millones de personas en el infierno de la guerra"2.

Pacifismo y Revolución

En la primera polémica, Verbitsky encontró en las posiciones de Hebe de Bonafini ante los atentados, un blanco sobre el cual apoyarse para atacar no la afirmación insostenible sobre el carácter revolucionario de Bin Laden, sino toda idea de revolución. Por más citas de Trotsky y Marx que use Verbitsky su perspectiva no es la de la revolución socialista sino un reformismo ultraligth como el del Frente Nacional contra la Pobreza, una iniciativa de la CTA a la cual se está sumando gran parte de la centroizquierda local, que la ve como una buena vía para vaciar de radicalidad la protesta social, pasando de los cortes de ruta y las huelgas a los referéndums simbólicos. De ahí también que su reivindicación de las movilizaciones de Seattle y Génova estuviera dirigida no a sus aspectos más progresivos (la expresión de gérmenes de conciencia anticapitalista en importantes sectores de la juventud de los países imperialistas) sino a las posturas pacifistas y reformistas que sostienen los voceros del ala "moderada" de estas protestas.
Es que la enorme mayoría de la intelectualidad "progresista", de la que Verbitsky es uno de sus voceros privilegiados, renegó de toda idea de revolución y antimperialismo. En su peculiar lectura de la derrota del proceso revolucionario en los "70, esta intelectualidad se esmeró en demostrar que toda vía revolucionaria debía abandonarse definitivamente. El gran error de la "generación del "70" habría sido no valorizar la "democracia a secas". A la vez, el triunfo británico en la guerra de Malvinas mostraba que combatir al imperialismo era inútil. Había que aprender bien la lección: si los explotados recurren a la fuerza sólo les esperan duros padecimientos. La llamada "ofensiva neoliberal" a escala mundial y en nuestro país, no hizo más que reforzar estas ideas en una intelectualidad políticamente cobarde3. En mayor o menor medida las ideas de Verbitsky son expresión de razonamientos de esta índole. Pero dieciocho años de democracia burguesa en Argentina vienen mostrando con creces, contra la perorata centroizquierdista sobre las virtudes de la "democracia a secas", que este régimen político no es otra cosa que la "mejor envoltura para el dominio del capital". Los trabajadores, en particular los desocupados, han tenido duros enfrentamientos con las fuerzas de represión del estado "democrático", con varios muertos entre las filas obreras a cuenta (Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Ojeda, Escobar, Aníbal Verón...). Tras la catastrófica experiencia de las privatizaciones y el saqueo constante de la deuda externa han resurgido nuevos sentimientos antiimperialistas en el movimiento de masas. Ante esto la centroizquierda y el "progresismo" no tienen otra alternativa que ofrecer más que un remiendo "social" para el decadente régimen "democrático" argentino.
Pero el pacifismo y el reformismo son posturas que prevalecen cuando las masas sufren importantes derrotas, y que empiezan a ser dejadas de lado cuando estas levantan cabeza y retoman el camino del enfrentamiento contra sus opresores. Toda la experiencia histórica ha demostrado que ninguna clase dominante ha abdicado voluntariamente del poder. Ni los esclavistas ni los nobles. Y, por supuesto, no lo ha hecho la burguesía de país alguno ni las potencias imperialistas respecto a sus dominios coloniales o semicoloniales. En los más de 150 años que van desde que se escribiera el Manifiesto Comunista jamás los capitalistas de país alguno transfirieron el poder a los trabajadores por los medios "legales" de las democracias capitalistas. Y tampoco los pueblos coloniales se liberaron de la opresión imperialista por resoluciones de la ONU. Siempre que los trabajadores y campesinos llegaron al poder lo hicieron por medios revolucionarios. Y lo mismo ocurrió con los pueblos que se liberaron de la dominación colonial, de Argelia a Vietnam. De ahí que la ideología que proclama que los trabajadores y los pueblos deben recurrir para liberarse, a medios meramente "legales" y "pacíficos" cuando sus opresores están armados hasta los dientes, no es otra cosa que sostener la perpetuación de la opresión. Por eso la oposición de los marxistas revolucionarios a los atentados del 11 de septiembre no tienen nada en común con el pacifismo reformista de Verbitsky y sus amigos. La hemos hecho, por el contrario, desde la estrategia que postula la necesidad de la unidad revolucionaria de los trabajadores de los países imperialistas con la de los países oprimidos, la que es necesario comenzar a gestar hoy mismo en la oposición a la guerra imperialista. Como sostenía esa bella consigna de los primeros Congresos de la Tercera Internacional: "Trabajadores y pueblos oprimidos del mundo: uníos".

La cara "humanitaria" del imperialismo

Como defensa a la acusación de ser "totalmente pronorteamericano" lanzada por Hebe de Bonafini, Verbitsky sostuvo que él se oponía a los bombardeos estadounidenses sobre Afganistán al igual "que el 75 % de los argentinos". Sin embargo, que Verbitsky se oponga a los bombardeos no significa que lo haga a la política imperialista de los EE.UU. ni a la lógica conceptual que la guía, según la cual las "democracias occidentales" son regímenes avanzados defensores de la "paz mundial" amenazados por "terroristas" de distinto tipo. Sólo significa que el periodista de Página 12 se opone a los medios con los cuales hoy el gobierno norteamericano está actuando. Si fuera a partir de una resolución de la ONU, ¿Qué diría entonces Verbitsky? ¿Qué Afganistán merece ser bombardeado por no obedecer a la "comunidad internacional"?
Verbitsky, como la centroizquierda y gran parte del "progresismo" local, fueron admiradores y voceros de la cara "imperialista humanitaria" con la que EE.UU. (y la Unión Europea) cubrieron su política en los años de Clinton. Cualquiera que tome debida nota de las posiciones de Verbitsky caerá en la cuenta que siempre evita contradecir los intereses imperialistas. Recordemos su oposición a la postura de la izquierda sobre el no pago de la deuda externa, sus loas a la justicia británica y española, su admiración por el orden imperial que legitima la ONU y hasta su negativa a participar como representante del CELS en una conferencia de prensa contra el Plan Colombia "porque estaba presente un representante de las FARC". No es casual, entonces, el apoyo financiero de la Fundación Ford al CELS presidido por Verbitsky (ver recuadro). Los términos "imperialismo yanky", "imperialismo norteamericano", "imperialismo estadounidense", no pueden encontrarse en sus escritos, muy precisos en las denuncias de las "mafias" locales pero ausentes en develar los mecanismos de dominio del "jefe de todas las mafias" del capitalismo mundial.
En la década de los "90 el justificativo "humanitario" y "democrático" fue la clave de la política de Clinton para fortalecer el dominio estadounidense cuando la caída de los regímenes stalinistas terminó con el "socio-rival" de los EE.UU. en el sostenimiento del orden político vigente desde fines de la segunda guerra mundial. La idea de que una "justicia universal" era posible en un mundo dominado por el imperialismo acompañó el discurso sobre el "reino universal de la democracia" luego de la "caída de los totalitarismos", apenas un matiz del discurso del "fin de la historia" del tipo de Fukuyama. Para compensar la pérdida del dique de contención que era la URSS frente a los procesos revolucionarios, Estados Unidos tuvo que cubrir su accionar a comienzos de los "90 con el manto de la defensa del "derecho global" por parte de "la comunidad internacional". Así, la ONU dio legitimidad a las intervenciones que defendieron los intereses estadounidenses (y de otras potencias imperialistas), como ocurrió con la guerra del Golfo en 1991 y el posterior bloqueo a Irak, que en estos diez años ha provocado la "humanitaria" cifra de un millón de víctimas iraquíes, según reconoció el propio organismo liderado por Kofi Annan. A fines de la década, EE.UU. debió prescindir de esta legitimidad en la guerra de los Balcanes (ya que China y Rusia eran aliados parciales de Belgrado) y fue la OTAN la que tomó la responsabilidad de los bombardeos sobre Yugoslavia y se arrogó la representación de la "comunidad internacional". En cada una de estas ocasiones, una bajo la presidencia de Bush padre y otra bajo Clinton, EE.UU. buscó fortalecer su poder imperial con la excusa de "castigar tiranos" que no aceptaban la "vigencia de la ley internacional", eufemismo con el que se designa al orden imperialista dominante. En el camino de contar con una legitimidad jurídica que le permitiese imponer sus dictados, las potencias imperialistas alentaron la ilusión de que estaba en construcción una "justicia universal" que terminaría con los "abusos de los dictadores contra los derechos humanos". El "progresismo" local y ciertos organismos de derechos humanos se acoplaron a esta estrategia, embelleciendo las reaccionarias cortes (y en particular las monárquicas) de las potencias imperialistas cuando estas mostraban su "mano izquierda", como hicieron con el juez Garzón, el perseguidor número uno de los independentistas vascos o cuando se ilusionaron con lores británicos en el caso Pinochet - que tuvo lugar en el mismo momento en que EE.UU. y Gran Bretaña lanzaban una de sus tantas campañas de bombardeos sobre Irak. Verbitsky ha sido uno de los voceros más prominentes de las virtudes "humanitarias" de las potencias imperialistas. Hoy, cuando las bombas que día tras día los aviones imperialistas descargan sobre el pueblo afgano, destruyen hospitales y viviendas, asesinando por igual hombres, mujeres, niños y ancianos, provocando uno tras otro "daño colateral"; y cuando la reacción de las masas a la guerra imperialista crece entre los pueblos agredidos de Medio Oriente y Asia, pero también entre quienes se movilizan en las calles de Londres, Nueva York y Roma, el "ni Bush ni Bin Laden" de Verbitsky está más destinado a evitar que la movilización antiguerra tome un curso claramente antimperialista que a cuestionar el proyecto teocrático del "muhaidin" saudí.

Una peculiar interpretación

En su réplica a Verbitsky, David Viñas tiene el mérito de querer superar las explicaciones "teológica, policial y psicológica" sobre los atentados y buscar su raíz en la dominación imperialista norteamericana sobre el mundo árabe y musulmán. Pero una cosa es señalar que los pueblos de la región sufren padecimientos brutales (el martirio del bloqueo sobre Irak; el apoyo yanky a la política terrorista del Estado de Israel sobre Palestina; su alianza con las monarquías hambreadoras y retrógradas; etc.) que pueden explicar el desarrollo de los movimientos islámicos y otra comparar los atentados del 11-9 con la revolución rusa, a Bin Laden con Lenín... Ningún movimiento que busque la liberación de la clase obrera recurriría a acciones donde la vida de miles de trabajadores no entra en los cálculos más que como "bajas ajenas". No es por ser "occidentalistas" o "doctrinarios" que cuestionemos la interpretación de Viñas sino porque ésta "olvida" que la perspectiva "panislámica" enunciada por el líder de Al Qaeda o por sus aliados del talibán no sólo excluye toda posible alianza con los trabajadores de occidente (a los que considera "infieles") para enfrentar al imperialismo norteamericano sino porque incluso en donde dominan, Afganistán, lejos de todo avance en la liberación de los oprimidos, han impuesto un régimen completamente reaccionario. Esta concepción "neotercermundista" se vuelve claramente reaccionaria cuando llega a la teoría de la "culpabilidad colectiva" del pueblo norteamericano, de quien Bonafini llegó a plantear como corresponsable de los crímenes de sus gobernantes imperialistas. Lo mismo que haber culpado a los trabajadores alemanes por la barbarie hitlerista.
La guerra en curso y el conjunto de las contradicciones de la situación mundial actualizan la necesidad de una estrategia antimperialista, internacionalista y socialista para los trabajadores y explotados de todo el mundo. La mayor actualidad del pensamiento de Trotsky, aquella de la que no habla Verbitsky, está precisamente en haber planteado los lineamientos fundamentales de esa estrategia para unir la acción de los explotados de todo el mundo. Como parte de la misma, la declaración conjunta de socialistas internacionalistas de Europa y América Latina4 que publicamos conjuntamente la Fracción Trotskista- Estrategia Internacional5 y la Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria6 que incluye a los revolucionarios de Workers Power de Inglaterra, país que lidera la coalición guerrerista, junto a grupos revolucionarios de Grecia y Ucrania. Es un modesto pero significativo paso para responder revolucionariamente ante la guerra desde el internacionalismo proletario. Hoy es imprescindible profundizar esta dirección: urge que las distintas fuerzas de la izquierda mundial que se reclaman socialistas revolucionarias e internacionalistas pongan sus mayores fuerzas en todo el mundo para movilizarse por la derrota de la agresión imperialista, la defensa de Afganistán y porque la clase trabajadora tome parte activa en la lucha contra la guerra imperialista.

Notas:
1 Página 12, 28/10/01
2 Ver: Daniel Muchnik: Negocios son negocios. Los empresarios que financiaron el ascenso de Hitler al poder. Bs.As., Norma, 2000.
3 Aparecido en Grupo de Fundaciones (GDF) - Noviembre 1999- www.gdf.org.ar
4 Idem
5 Los libros "Las organizaciones sindicales y el poder militar" de Alvaro Abós y "Dossier Secreto" de Martín Andersen, describen la situación que se vivió en algunas empresas argentinas.

La Fundación Ford

Por Mónica Toigo (Docente de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo)

"Nunca he recibido ni una lapicera de la Fundación Ford, que desde los años negros de la dictadura, cuando tantas puertas se cerraban a los perseguidos, sí financia algunos de los programas del Centro de Estudios Legales y Sociales. Por ello sólo le debemos gratitud, no acatamiento a directivas o vetos que nunca fijó y que nunca aceptaríamos" (1)
Con esta escandalosa afirmación, el periodista de Página/12 y presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) Horacio Verbitsky reivindica la cara "filantrópica" de una corporación imperialista que colaboró en la matanza, secuestro y tortura de obreros en su fábrica durante la última dictadura genocida, y financia al CELS que Verbitsky preside.
Hablan los obreros de la Ford
El ex delegado detenido desaparecido, Pedro Norberto Troiani, (Legajo N° 1638 Conadep), contó como "... a partir del día 25 (de marzo de 1976, NdeR) comenzaron a notar las primeras detenciones de sus compañeros dentro de la planta ...efectuados por personas uniformadas pertenecientes a Ejército y la Prefectura."; Adolfo Omar Sanchez (Legajo N° 7683) relató que "...el día 29/3/76 los delegados gremiales fueron convocados a una reunión" y que la parte patronal les comunicó que "la empresa ya no les reconocía representatividad como delegados obreros ..." y que al terminar les dijo burlonamente "Ustedes les van a mandar saludos a un amigo mío, Camps"; Verbitsky se cuida además de ocultar el hecho de que mientras los obreros eran detenidos dentro de la fábrica y permanecían desaparecidos, la empresa cínicamente les mandaba telegramas donde se los acusaba de "abandono de tareas".
Hoy, dos miembros de la comisión directiva de la fábrica durante el "76, Adolfo Sánchez y Juan Carlos Amoroso figuran como desaparecidos
A la Ford "...sólo le debemos gratitud - dice Verbitsky-, no acatamiento a directivas o vetos que nunca fijó y que nunca aceptaríamos". Pero el periodista sí tiene las manos atadas por la Ford: jamás podría dar a luz una investigación seria y pormenorizada sobre el rol en el genocidio obrero perpetrado por esta corporación imperialista cuyo dueño, el célebre Henry Ford, fue admirador y colaborador de Adolfo Hitler además de autor de "El judío Internacional", uno de los principales libelos antisemitas de la propaganda fascista mundial (2).
La gratitud públicamente declarada por esta personalidad pretendidamente "progresista" no puede tener otra función que la de legitimar a estos asesinos ante la opinión pública.
Y si el señor Verbitsky no encuentra aquí ningún problema de principios es porque sencillamente carece de ellos.
Genocidio y filantropía
Es bien sabido que la conformación de Fundaciones dedicadas a la beneficencia es el recurso por excelencia de las grandes corporaciones para construir una imagen socialmente aceptable, una "tapadera" a los "daños colaterales" ocasionados en sus carreras por el lucro. Desde hace casi un siglo la empresa Ford hace lo propio con su Fundación.
El paper sobre el funcionamiento de las Fundaciones realizado por Ricardo Ferraro - Director de la Fundación YPF- es muy instructivo. Allí señala que "la versión más tradicional de la filantropía, como la de la beneficencia, supone que "una mano no sabe qué hace la otra". (3)
Sin embargo, este supuesto no calza en la relación entre la Fundación Ford (FF) y el CELS de Verbitsky.
La FF conoce perfectamente los objetivos del Centro - toda Fundación evalúa cada actividad que financia "para saber, no sólo si los fondos se han utilizado correctamente, (sino) si el operador fue el adecuado..." (4) tanto como el CELS de Verbitsky está debidamente documentado sobre las actividades de la empresa y del resto de las empresas que en este país colaboraron con la represión militar que costó 9000 trabajadores desaparecidos en aquella época. Entre las que se encuentran Acindar, Ingenio Ledesma, Hospital Posadas, Astilleros Astarsa y Mestrina. (5) El supuesto de Ferraro "una mano no sabe lo que hace la otra" debería cambiarse en el caso Verbitsky - Fundación Ford por el de "Una mano lava a la otra y las dos lavan la cara".

1 La verdadera "demonización" emprendida por Verbitsky contra la presidente de las Madres de Plaza de Mayo tiene su explicación en que esta ha criticado duramente la conciliación (junto a otros) del organismo de derechos humanos que encabeza Verbitsky con los políticos patronales culpables de la libertad de los genocidas; y se ha opuesto a las políticas del imperialismo norteamericano, una de cuyas instituciones por el contrario financia al CELS. Nosotros disentimos con muchas de las posiciones políticas sostenidas por Hebe de Bonafini, especialmente por su apoyo acrítico a movimientos populistas de distinto tipo. Pero el ataque de "antisemita" que le han lanzado los centroizquierdistas no puede menos que ser caracterizado como completamente hipócrita e indignante.
2 Esta misma cita la reprodujimos entre los fundamentos de la Declaración Política de la Fracción Trotskista- Estrategia Internacional (que integra el PTS junto a otras organizaciones trotskistas latinoamericanas) titulada "Después del brutal atentado: EE.UU. y la OTAN preparan represalias imperialistas" y fechada el 14-11-2001 (ver LVO N° 89).
3 Esta lectura de los "70, que comenzaron a plantear los intelectuales que se alinearon con el alfonsinismo a fines de la dictadura ha continuado impregnando la gran mayoría de la literatura sobre el período aparecida en los últimos años. Particularmente lamentable (en realidad, repugnante) ha sido un artículos del ex dirigente del PRT Helios Prieto publicado en la revista "El Rodaballo". Una excepción, aún cuando no plantea el debate central acerca de las diferentes estrategias sostenidas por las distintas tendencias que analiza, ha sido el libro "Los setentistas" de Pablo Pozzi y Alejandro Schneider, que reseñáramos en números anteriores de este periódico. Muestra mucho sobre la adaptación de la izquierda en los "80 (del PC al MAS y al PO) al régimen democrático burgués su falta de interés en profundizar un balance sobre los motivos que llevaron a la derrota de un proceso que en su conjunto constituyó un verdadero "ensayo general" revolucionario.
4 El texto completo de la Declaración puede consultarse en la página web del PTS: www.pts.org.ar
5 La Fracción Trotskista está integrada, además del PTS, por la Liga de Trabajadores por el Socialismo-ContraCorriente (unificada) de México, Estrategia Revolucionaria de Brasil, la Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional de Bolivia y el grupo Clase contra Clase de Chile.
6 La LICR está integrada por Workers Power de Gran Bretaña, Pouvoir Ouvri˜ére de Francia, Arbetarmakt de Suecia, Arbeitemacht de Alemania, Arbeiterlnnen Standpunkt de Austria, Workers Power de Australia, Socialisticka Organizace Pracujicich (trotckiste) de República Checa y RMR de Ucrania.

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