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Trelew: lucha contra el trabajo esclavo

Jornadas de trabajo interminables de más de 30 horas ininterrumpidas, con indumentaria inadecuada para esas tareas, el látigo y el maltrato patronal constante, sueldos miserables y más de 100 trabajadores en negro.

Iván Marín

3 de abril 2014

Jornadas de trabajo interminables de más de 30 horas ininterrumpidas, con indumentaria inadecuada para esas tareas, el látigo y el maltrato patronal constante, sueldos miserables y más de 100 trabajadores en negro. Este combo infrahumano y esclavizante se sufre en el parque industrial a sólo 5 kilómetros del centro de Trelew, en la procesadora de pescado Consermar S.R.L. Una treintena de esos trabajadores bloquea el ingreso a la planta desde hace 3 semanas exigiendo salarios adeudados, blanqueo y mejores condiciones laborales.

Beatriz trabaja allí y relata cómo empezó la lucha: “tomamos esta medida porque no nos pagaban, cobrábamos $24 la hora por semana. El 8 de marzo nos estaban debiendo 3 semanas y de esas 3 semanas se pagó la mitad de una. Eso fue la gota que rebalsó el vaso y ahí empezamos esta lucha pacíficamente”. Robín, uno de los referentes de los trabajadores, agrega que “ya veníamos con problemas de pago, así que tomamos la decisión de tomar la planta. El problema se agrandó cada vez más con el poco trato que teníamos con el dueño, Javier Ortiz, siempre con su carácter que tiene de explotarnos hasta el máximo. Nos hacía trabajar entre 24 y 36 horas.

Así y todo seguíamos, hasta que se empezó a complicar con el pago. Los chicos de frío no tienen indumentaria para esa tarea, están en remera, delantal y botas. Y a merced de su salud tienen que laburar. La lucha es por estar en blanco y en regla, con todo lo que significa. Un trabajo digno”.

Vanesa da más detalles de las condiciones esclavizantes. La patronal le adelantó el día que ingresó que “había horario de entrada pero no de salida. Podíamos salir el mismo día o al otro día. Empecé trabajando 16-17 horas. Un día nos hicieron trabajar 22 horas, lavando bolsas con mucho amoníaco. Teníamos sólo 15 minutos para tomar y comer algo”.

Esperablemente, esta lucha profundizó el odio patronal hacia los trabajadores y empezaron las persecuciones, amenazas y agresiones. “Somos 27 trabajadores en lucha -dice Robín-. El resto están en nuestra contra, gracias al trabajo que hizo Ortiz. Les ofreció la empresa, que la manejen ellos y seguir en negro. Hubo amenazas, armas, tiraron un tiro. A un compañero lo quisieron apuñalar. Ortiz decidió llegar a pagarle a la gente para que nos venga a sacar”.

Muchos de los trabajadores que protagonizan esta lucha son único sostén de familia. La Juventud del PTS está impulsando una campaña de recolección de alimentos, leña y un fondo de huelga para sostenerlos en su lucha. Sindicatos, centros de estudiantes, organizaciones de izquierda, de DD.HH. y la sociedad en general deben rodearlos de solidaridad para que triunfen.

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