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Sobre los anuncios de

Trabajo y empleo bajo el gobierno de Kirchner

29 de diciembre 2003



El Estado anunció la semana pasada una caída en la desocupación del orden del 4,5%, y estimó el "crecimiento económico" en más de un 7%. A pesar del espíritu navideño que el gobierno le quiere imprimir a los números, la realidad social de millones de trabajadores ocupados y desocupados es más cruda. Debajo de sus índices y "esfuerzos compartidos" se esconde otra Argentina. Una nación trabajadora con un promedio salarial de 550 pesos contra una canasta familiar superior a los $1500; una nación, donde más del 58% continua por debajo de la línea de pobreza y casi un 30% en la completa indigencia.

Salario y desempleo

La capacidad adquisitiva de los trabajadores se redujo en los últimos 33 años un 60% con relación al nivel salarial de 1970 y, tras la devaluación, la canasta familiar se incrementó más de un 74%1. Para el INDEC, el salario cae más de un 40%. El presupuesto familiar calculado para un hogar del Gran Buenos Aires a junio del 2003, según FIDE, trepa a 1525 pesos mensuales. En cuanto al desempleo, considerando a los trabajadores que reciben los planes, éste asciende a 22%, es decir a casi 3,5 millones de desocupados. Sumados a los trabajadores subocupados, totalizan más de 5,2 millones de personas2. Frente a estas trágicas cifras, la baja en el desempleo del gobierno no alcanza a paliar los índices del 2001. Aún más lejos están siquiera de equipararse a las del ’98 (comienzo de la recesión), que evaluaba la desocupación en un 12%. Siendo benevolentes por un instante con los economistas burgueses, se estima que, sosteniendo una recuperación del 5% sobre el PBI durante ocho años (lo cual ya es decir para una semicolonia) y de darse una serie de combinaciones económicas externas muy favorables y otro tanto milagrosas, el empleo podría descender a un dígito3. Para que ello tienda a materializarse, además y sobre todo, la burguesía deberá continuar bajando los salarios reales y degradando los puestos de trabajo bajo condiciones de explotación cada vez más esclavas.

¿Qué clase de trabajo se crea?

En los ’90, en nombre de la "modernización", se impusieron los planes terribles de desocupación, flexibilización y precarización laboral. Ahora, en nombre de una "Argentina, en serio", se impone un nuevo salto en la explotación a los trabajadores. Veamos. La mitad de los empleos que se crean, según la Unión Industrial Argentina (UIA) son "en negro"; que ocasiona un "beneficio extra" de 42% más de ganancia4. Esto se da sobre todo en los sectores que crecieron de la mano de la sustitución de importaciones tras la devaluación. Por ejemplo, textiles, indumentaria, calzado y algunas metalúrgicas; todas ellas pequeñas y medianas empresas, donde se concentra el 80% de la creación de empleo. Los derechos laborales en estos sectores han sido degradados y la UIA ya trazó un plan para agudizar aún más las condiciones de trabajo. Sobre los jóvenes y la mujer trabajadora es donde recae con mayor violencia la explotación del trabajo en negro y flexibilizado. El empleo femenino, por ejemplo, se paga un 35% menos. La ocupación que el capital ha creado para la juventud en las últimas décadas multiplican la alienación, limitando y destruyendo el potencial creativo que contiene sus manos.

"Manos a la obra" contra los ocupados y desocupados

En este marco de anuncios oficiales sobre el trabajo y el empleo, el gobierno prepara la puesta en acción del plan "manos a la obra", que intenta controlar a los movimientos mediante el pago por tarjeta y disminuir la capacidad de lucha de las organizaciones de desocupados más combativas. Pero, no sólo se trata de eso. Con su aplicación de planes a cambio de "trabajo productivo", busca imponer un piso salarial por debajo de los convenios que haga descender las condiciones laborales actuales, aún más. Este "plan antipiquetero" es un ataque a todo el movimiento obrero, estén ocupados o desocupados. Persigue, sin vueltas, congelar el salario y degradar las condiciones de trabajo, en beneficio de los patrones. Estos "emprendimientos productivos" se enmarcan perfectamente en la clase de "crecimiento económico y creación de empleo" que el Estado está llevando adelante: degradación del salario y el trabajo; más subsidios y planes a favor de los empresarios. Cristiano Ratazzi, de FIAT, cínicamente, acaba de afirmar que ocuparía a los desocupados bajo este plan con todo gusto5.

La degradación laboral

El "crecimiento" está siendo impulsado mediante un aumento de los ritmos de producción y la extensión de horas de trabajo, naturalizando los turnos rotativos y matando a más de 60 obreros por mes en "accidentes de trabajo". Estos métodos retrotraen a los trabajadores a una desprotección laboral propia de un capitalismo salvaje que poco tiene que envidiarle al del siglo XIX. Los periodos de prueba se extienden de 6 hasta 12 meses, los contratados por agencia sin convenio se multiplican, las pasantías viven su mejor momento, las vacaciones se fraccionan y las características de la hora del almuerzo se asemeja trágicamente a los "Tiempos modernos" de Chaplin. El yugo de los explotadores se ensancha en todas las líneas de producción y empresas de servicio. El gobierno, bajo el paraguas de una crisis "heredada", de "enfrentar" al neoliberalismo, junto al terror a la desocupación y la demagogia de la "dignidad nacional" aplica su programa de conciliación de clases apoyado por los burócratas sindicales que dirigen las dos CGT y la CTA.

El paraíso patronal

"Estamos saliendo del propio infierno" -dice, Kirchner-. ¿Saliendo hacia dónde…?; ¿quiénes son los que siguen ganando…? La tasa media de ganancia que obtienen los capitalistas se podría estimar entre el 8 y el 10%6; un índice nada despreciable a nivel mundial. La productividad de los trabajadores, tan sólo entre el primer semestre del 2002 y 2003, aumentó en más de un 13%. La distancia entre el 20% más rico y el 20% más pobre continua separándose en magnitud. Los primeros acumulan el 54% de la riqueza y los segundos un poco más del 3%. Para aspirar a una salida de fondo, para recuperar lo perdido, los trabajadores debemos atacar directamente la ganancia capitalista. El crecimiento patronal extiende las horas y aumenta los ritmos de los ocupados, y los escasos puestos de trabajo que crea están ausentes de los mínimos derechos elementales. Los magros salarios y la desocupación, convierten a los trabajadores en presos libres de la necesidades materiales.

Para liquidar la desocupación: "trabajar menos horas, trabajar todos"

En promedio, "según un estudio del Ministerio de Trabajo incorporado a un trabajo más amplio de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en la Argentina y a pesar de la disminución de las horas trabajadas por la recesión estamos desde octubre del 2002 trabajando incluidas las horas extras unas 2.040 horas anuales y una jornada laboral de 9 horas y media."7 ( ver pág. 11) De forma simple, se podría inferir que distribuyendo el tiempo de trabajo actual con el 20% de trabajadores desocupados, se alcanzaría trabajo para todos mediante la aplicación de 35 horas semanales. Pero al capital, como se muestra, no le interesa crear empleo genuino, sino aumentar sus ventas y su ganancia mediante el robo salarial y un aumento en el tipo y los tiempos de explotación. Pero, para los trabajadores ocupados y desocupados romper y quebrar está dinámica no es tarea sencilla. La unidad de acción es la pieza maestra capaz de articular los cambios. La lucha conjunta por el aumento de salario, junto a la imposición de una escala móvil de aumento salarial al ritmo de la inflación8, más el reparto de horas de trabajo entre todas las personas con capacidad de trabajar, entre trabajadores ocupados y desocupados, con un sueldo equivalente a la canasta familiar, debe ser la bandera y el programa a imponer. Para ello, es fundamental que las organizaciones obreras y piqueteras combativas alcemos un gran frente único y coordinadoras de trabajadores con total independencia de los políticos patronales, para imponer: "trabajar menos horas, trabajar todos".

1 ˜ámbito Financiero 24/12/03.

2 Clarín 23/12/03.

3 Cash. Página 12, 28/12/03.

4 La dirección de la UIA, socia menor y aliada de sangre al imperialismo financiero, denuncia que "operando en negro se gana 42% más (…) Una competencia desleal para las firmas que pagan cargas sociales e impuestos". Clarín, 02/12/03.

5 Idem 5.

6 Este es el porcentaje que imponen los bancos al precio de prestamos en efectivo.

7 Folleto de próxima aparición. Jorge Sanmartino, Instituto Karl Marx.

8 El Gobierno ya afirmó que la inflación para el año que viene será de un 10%.

 

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Kirchner y el FMI

Rasgos del "crecimiento" argentino

 

Frente a la recuperación económica, el FMI no se conforma con el 3% de superávit primario que le entregaron Kirchner y Lavagna en su último acuerdo. En estos días, este organismo presiona por aumentar los niveles de expoliación. Según Clarín (28/12), Washington ha decidido seguir con mas atención la política de Kirchner, sumándose a la presión del Fondo sobre el gobierno argentino. La ya pesada hipoteca que significaba la aceptación de las metas pactadas, estrecharían aun más las perspectivas del relativo crecimiento y ni que hablar de una salida de la crisis social.

Por otro lado, a decir de muchos industrialistas y algunos "progresistas", la lógica de los ’90 no ha variado sustancialmente: "es lo mismo que Cavallo, pero con un dólar a 3 pesos"1, suelen quejarse. Más allá de la simpleza del enfoque, lo cierto es que la línea económica del gobierno se sostiene en los exportadores (que han sido los sectores más favorecidos con la pesificación de las deudas y, naturalmente, con la devaluación de la moneda) y en un mínimo sector industrial. La industria está siendo utilizada al 70% de su capacidad. Se calcula que de no producirse una fuerte inversión (un análisis estima en un 6,6% sobre el PBI el volumen necesario2) la recuperación tiene poca vida. En este sentido, al contrario del espíritu patriótico que el gobierno anuncia casi a diario, el Estado entrega a manos del capital imperialista la resolución de esta cuestión estratégica, descapitalizando a la nación y desechando toda capacidad seria de inversión productiva e industrial. Por señalar tan sólo un ejemplo de entrega y voracidad capitalista, entre enero y octubre de este año, sobre un total de 14.900 M de superávit comercial, el Estado giro como fuga de excedente más de 12.500 M.

Cualquier paso serio para el desarrollo nacional no podr˜à darse sin antes romper con el imperialismo y el FMI, dejando de pagar las deuda externa. Sin una política que tienda a expropiar a las empresas trasnacionales y sus socios locales. Es decir, enfrentar al llamado "capitalismo nacional".

 

1 Página 12, Julio Nudler; 01/11/03

2 El Cronista Comercial, 25/12/03

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