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Total: Traición de los sindicatos. Huelga de solidaridad en todas las refinerías,

El martes 16 de febrero, los trabajadores de la refinería Total de Dunkerque, en huelga desde hace un mes por el mantenimiento de los puestos de trabajo, forzaron un cordón de seguridad privada y ocuparon los locales administrativos de la refinería. Vencido el ultimátum lanzado por los sindicatos, el miércoles 17 de febrero, comenzó una huelga ilimitada con amplia participación de los trabajadores petroleros en las seis refinerías de Total en solidaridad con los obreros de Dunkerque.

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25 de febrero 2010

El martes 16 de febrero, los trabajadores de la refinería Total de Dunkerque, en huelga desde hace un mes por el mantenimiento de los puestos de trabajo, forzaron un cordón de seguridad privada y ocuparon los locales administrativos de la refinería. Vencido el ultimátum lanzado por los sindicatos, el miércoles 17 de febrero, comenzó una huelga ilimitada con amplia participación de los trabajadores petroleros en las seis refinerías de Total en solidaridad con los obreros de Dunkerque. Sin embargo, el martes a la noche, luego de más de nueve horas de negociación en la sede central de la empresa en el la zona de negocios parisina de La Defense, la dirección mayoritaria de la CGT y Force Ouvriére llamaron a la suspensión de la huelga, cediendo a la presión del gobierno. Éste era conciente de que una mayor extensión de la huelga y una acción determinada de los trabajadores para bloquear la distribución de combustible podrían paralizar la economía casi inmediatamente y amenazar la viabilidad de su gobierno.

Las negociaciones son una vergüenza. A pesar de la fuerza del movimiento, el dueño de Total confirmó el cierre de la refinería de Dunkerque, “prometiendo al mismo tiempo” no cerrar ninguna otra refinería en los cinco próximos años. Tal negociación fue correctamente calificada por el delegado SUD de Dunkerque, Philippe Wullens, que participó en las negociaciones con la dirección en París, de la siguiente manera: “Yo estoy verdaderamente decepcionado, pero iremos hasta el final. Ha habido avances positivos para algunos, el martes, sobre la continuidad de otros lugares, pero la palabra continuidad no tiene ningún valor. ¿Para los trabajadores, eso quiere decir ustedes están en CDD (Contrato de Duración Determinada ) por cinco años… y luego?” (Le Monde, 24/2). Incluso estas promesas pueden ser papel mojado en los próximos meses o años, en el marco del exceso de sobrecapacidad del sector, que en Europa debe cerrar entre un 10% y 15 % de las 114 refinerías existentes, además de la política sistemática de la patronal de relocalizar estas actividades en países con menos regulaciones de medio ambientales como Arabia Saudita. Regionalmente, el cierre previsto de la refinería de Flandes será un golpe muy duro para la economía de toda la zona, además de dejar la mayoría del personal contratado por las subcontratistas -unos 400 trabajadores- en el desempleo, ya que para ellos no habrá reclasificación, incluso forzada como es el caso de los 380 obreros de Total. Una vez más las direcciones sindicales le salvan las papas al gobierno de Sarkozy rompiendo la más elemental solidaridad de clase y dejando a los obreros de Dunkerque en el aislamiento. No sorprende de una dirección emparentada hasta el cuello con el imperialismo francés, y que por boca de Bernard Thibault, líder de la CGT a nivel nacional, presentaba la lucha de Total el domingo antes de la entregada como una lucha no sólo por los intereses de los trabajadores de esa empresa sino que “también estaban en juego los intereses económicos y estratégicos de nuestro país”. Este es el sentido de la “mesa redonda sobre el futuro del sector energético en Francia” que pedían y obtuvieron los sindicatos, una política nacionalista que pretende que el ajuste de sobreproducción a nivel mundial sea pagado por los trabajadores de otros países. No será este camino de diálogo entre el gobierno, los sindicatos y los patrones, donde el problema del empleo en el sector del refinado encontrará una solución favorable a los trabajadores.

A largo plazo, la única manera de garantizar el mantenimiento del conjunto de los puestos de trabajos de efectivos y de los trabajadores subcontratados es imponer la nacionalización sin indemnizaciones de Total y las empresas petroleras bajo control de los trabajadores. En lo inmediato, la tarea del momento es rodear de apoyo activo a los trabajadores de Dunkerque, que han recibido una puñalada por la espalda de la burocracia sindical, para impedir el cierre de la refinería de Flandes. Frente a la política de colaboración de clases de las direcciones sindicales mayoritarias y sus políticas corporativas, es fundamental impulsar el camino de la coordinación y el llamado que plantea la CGT Philips Dreux cuando dice: “Es la lucha de conjunto la que permitirá garantizar nuestros empleos y prohibir los despidos.

Para ganar, deberemos encontrar los lazos con los trabajadores de las otras empresas amenazados de despidos o supresiones (...) Esta convergencia de las luchas es la tarea que nos espera en los días y las semanas que vienen” (Comunicado del 22/02/2010).

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