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Editorial

REPORTAJE A JOSÉ MONTES

“Tomar partido ante la crisis”

LVO: ¿Cuál es el contenido de este acuerdo que buscan entre el gobierno, la UIA y la CGT?
El acuerdo va más allá del pacto entre la UIA y la CGT, es del conjunto de la clase dominante ante la crisis para empezar a descargarla contra los trabajadores. Llega hasta la señora Elisa Carrió que lo sintetizó diciendo que el problema de Argentina dejó de ser la inflación y el salario, para ser la cuestión del empleo. Hay una coincidencia entre oficialistas y opositores en frenar la demanda salarial que venía empujando desde abajo en los sindicatos y que llevó a algunos gremios, como el Smata, a pedir hasta un 50% de aumento hace un tiempo atrás.

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16 de octubre 2008

LVO: ¿Cuál es el contenido de este acuerdo que buscan entre el gobierno, la UIA y la CGT?

El acuerdo va más allá del pacto entre la UIA y la CGT, es del conjunto de la clase dominante ante la crisis para empezar a descargarla contra los trabajadores. Llega hasta la señora Elisa Carrió que lo sintetizó diciendo que el problema de Argentina dejó de ser la inflación y el salario, para ser la cuestión del empleo. Hay una coincidencia entre oficialistas y opositores en frenar la demanda salarial que venía empujando desde abajo en los sindicatos y que llevó a algunos gremios, como el Smata, a pedir hasta un 50% de aumento hace un tiempo atrás. Y Moyano que, a cambio de mandar las paritarias al freezer, pedía un bono de fin de año ahora dice que “no es el momento oportuno”. Si antes el gobierno dijo que la economía del país estaba “desacoplada” de semejante crisis internacional, ahora pretenden aprovecharla para que los trabajadores posterguemos nuestros reclamos, como en los ’90 cuando chantajeaban con el temor a la desocupación para imponer el empleo precario y la flexibilización laboral. Pero es un doble engaño porque, además de congelarnos el salario que sigue siendo comido por la inflación, tampoco defienden el empleo. Es una gran mentira. El propio secretario de Industria del gobierno, Fernando Fraguío, que anuncia un plan de “defensa del trabajo de los argentinos” viene de la gerencia de Iveco donde ya empezaron las suspensiones con rebajas salariales en Córdoba, igual que en otras automotrices que también empiezan a despedir contratados, como en Peugeot de Tres de Febrero donde manda Curto en un bastión del peronismo bonaerense en que se basan los Kirchner. Y estamos hablando de la rama estrella del crecimiento industrial, junto con la construcción donde ya se reconocen más de 60 mil empleos perdidos en los últimos meses y donde la burocracia sindical de la UOCRA empezó una interna a los tiros.

LVO: Es decir que la perspectiva que ofrecen es no sólo pérdida de salario como hasta ahora, sino también del empleo...

Lo acaba de decir claramente el presidente de la UIA Lascurain cuando, frente al propio Moyano en televisión, confesó que en esta nueva situación “nadie puede preservar en la industria el poder adquisitivo y el empleo”. Peor aún, todos los sectores empresarios, los de la UIA y los de la Mesa de Enlace agraria, discuten la necesidad de devaluar. Sólo discuten los ritmos y la oportunidad porque temen a la resistencia obrera y popular, y una escalada inflacionaria. Cuando Moyano dice “esperar el momento oportuno” para reclamar salario, les está dando el tiempo necesario a los empresarios para hacerse de un nuevo colchón de ganancias y tal vez, después de un golpe devaluatorio, otorguen de “compensación” algún bono de fin de año. Los trabajadores tenemos que entender que hay una nueva situación marcada por el comienzo una fuerte recesión de la economía mundial, y esto es un cambio de fondo de lo que vinimos viendo en el país donde los Kirchner lograron consenso social, después de la hiperdesocupación de Menem y De la Rúa, con la creación de casi 3 millones de puestos de trabajo. Esto es un cambio fundamental que va a tener enormes consecuencias sociales y políticas. Las patronales y el gobierno se están preparando. Para esta situación eliminaron la “doble indemnización”. Nosotros tenemos que hacer lo mismo. En primer lugar, no dando un solo paso atrás en nuestros reclamos vitales.

LVO: Cómo enfrentar esto?

El PTS reclama la prohibición expresa, por ley, de los despidos, un aumento de emergencia inmediato y la reapertura de las paritarias para discutir un salario que cubra la canasta familiar indexado según la inflación y el fin del trabajo en negro. Y nuestra alternativa a las suspensiones es muy sencilla: si baja la producción que se repartan las horas de trabajo en cada empresa, manteniendo el mismo salario que por las 8 horas porque no somos los causantes de su crisis. Esta consigna tan simple ya introduce una idea completamente distinta a la irracionalidad de la economía capitalista, basada en maximizar las ganancias, donde en tiempos de crecimiento exprimen a los trabajadores con jornadas agotadoras de trabajo y cuando ven amenazada su alta rentabilidad mandan a los trabajadores al desempleo como sufrimos en los 90. Por el contrario, repartir las horas de trabajo disponibles entre toda la fuerza laboral, lo que llamamos la escala móvil de las horas de trabajo, introduce un principio de planificación de la producción de acuerdo a la necesidad de la clase obrera, la principal fuerza productiva, y no en base al lucro de una minoría explotadora. Esto, que solo puede ser aplicado en forma generalizada y duradera bajo el gobierno de los trabajadores, debemos empezar a plantearlo desde ahora al nivel de cada empresa y rama de la industria que se vea afectada por la crisis. Por supuesto, nada de esto se puede imponer ni en una fábrica sino a través de una dura lucha, contra el acuerdo de las patronales con las direcciones sindicales, mediante la promoción de nuevos delegados de base y comisiones internas combativas. Y, como ya venimos diciendo, Zanon bajo control obrero es un ejemplo de qué hacer ante las patronales que declaren “preventivos de crisis” para despedir masivamente o intentar cierres de plantas.

LVO: En este marco de crisis capitalista ¿es posible que se estabilice “el acuerdo social” del que hablan? Cristina Kirchner pidió “que los exportadores tengan en cuenta la defensa del mercado interno” y lo mismo pide la CGT, mientras la UIA y las patronales agrarias piden un dólar más alto que significaría mayor inflación y retracción del consumo...

Más allá de los intentos que hagan, las condiciones reales muestran que la tendencia no es al “acuerdo social” entre clases antagónicas sino a mayor enfrentamiento y lucha. Efectivamente, una devaluación que mejore la competitividad de las exportaciones agrarias e industriales llevaría a mayor pobreza, en sus términos a un achicamiento del “mercado interno”, y esto empujará o a la lucha de los trabajadores o a su miseria. Hablan de “acuerdo social” para adormecer a los trabajadores y que no luchemos por lo nuestro, porque en realidad se hará cada vez más incompatible la relativa recuperación salarial que consiguieron algunos sectores de trabajadores en blanco o mantener los niveles de empleo de los últimos años, aunque haya sido en su mayoría precarizado, que alcanzó una nueva generación de la juventud trabajadora que serán la primer variable de ajuste en la “desaceleración” de la economía. Ante esto el programa de la CGT de un “Consejo de Desarrollo Económico Social”, como propone Gerardo Martínez de la UOCRA, es una vía muerta. Por ejemplo, el gobierno plantea medidas de protección para los industriales ante el crecimiento de las importaciones a través de una “ley de Compre Trabajo Argentino”, y Moyano lo apoya “contra la invasión de productos con los bajos salarios del sudeste asiático”. Pero la UIA y el gobierno se quieren defender de los bajos salarios chinos, pero también de los reclamos salariales de los argentinos.

LVO: Hay sectores que se reivindican de izquierda que pregonan, como salida ante la crisis mundial, el fortalecimiento del Mercosur y el bloque regional con los gobiernos latinoamericanos...

La devaluación del real en Brasil, que redundará en un vuelco de mercaderías más baratas sobre nuestro país, es un golpe a la idea de la integración regional de la mano de las clases empresarias porque, en momentos de crisis como este, se aumentan las tendencias a la competencia que es lo normal entre los capitalistas. Por ejemplo, ante la propuesta del gobierno argentino a los países del Mercosur de subir los aranceles de importación para frenar la entrada de productos de China y otros países del sudeste asiático, el ministro de economía de Brasil, Guido Mantega, ya ha dicho que lo rechaza porque “no es el momento de tomar medidas proteccionistas en ningún lugar”. Es decir que la burguesía brasilera no quiere barreras para sus propios productos en Argentina y la burguesía argentina busca protegerse. Estas disputas sólo perjudicarán a los trabajadores y pobres de uno y otro lado de la frontera. Aunque no se pueda creer, el documento que sacó en estos días la CGT ante la crisis, elogia las medida de Lula de poner 45.000 millones de dólares para los bancos porque, dicen, “generan mayor liquidez y mayor flujo para el poder de compra” cuando es parte de un salvataje a los banqueros que lo utilizan para compensar sus pérdidas mientras se devalúa el real bajando el poder adquisitivo de los salarios brasileros. La única integración regional favorable al pueblo trabajador no será de la mano de estos gobiernos y las clases dominantes. Tenemos que levantar un programa global para la unidad internacionalista de los trabajadores. Ante la fuga de capitales, que afectó fuertemente a Brasil pero también está ocurriendo en Argentina desde el conflicto agrario, es de completa actualidad el programa de la nacionalización de la banca y el monopolio del comercio exterior bajo el control obrero para oponer a los gobiernos de Kirchner y Lula. No estamos hablando de estas llamadas “nacionalizaciones” que han puesto de moda los gobiernos imperialistas en crisis y que son en realidad enormes desembolsos de las arcas del estado para salvar a los banqueros de la quiebra, que vamos a pagar los pueblos con fuertes ajustes. Estamos hablando de la verdadera expropiación de los especuladores de las finanzas y los bancos privados, y de la creación de una banca estatal única bajo control de los trabajadores para concentrar el ahorro de nuestros países y ponerlos al servicio de las necesidades populares; así como de los monopolios del agro y la industria que tienen en sus manos el comercio exterior, para que estatizados y en nuestras manos se pueda exportar sin necesidad de las “devaluaciones competitivas” que hunden el salario, y para que las divisas obtenidas ingresen verdaderamente a nuestros países y no sean remitidas a las casas matrices de los países imperialistas. ¿Alguien imagina que esto se puede hacer sin que los trabajadores conquistemos nuestro propio gobierno? Esa será la base de una verdadera integración de nuestros pueblos, la que podremos conducir los trabajadores en una federación socialista de América Latina. Quizá haya sido anticipatoria la afirmación del viejo revolucionario argentino Liborio Justo cuando sostuvo que “entre el proletariado argentino y el de Brasil va a surgir el proletariado del Mercosur. Así que el Mercosur va a servir para hacer la revolución (...) las clases altas de Brasil y Argentina son afectas a Estados Unidos”.

LVO: La campaña de agitación política del PTS con la consigna “El capitalismo no va más, que gobiernen los trabajadores” se propone indicar ese camino...

Y está teniendo repercusión, porque la crisis mundial en los centros imperialistas y sus consecuencias en Argentina se están empezando a debatir en sectores de los trabajadores y la juventud donde comenzó un proceso de deslegitimación enorme del capitalismo. Coyunturalmente, los Kirchner prevalecen en el centro de la escena política frente a la debilidad del resto de los partidos patronales y ante las elites dirigentes que tienen necesidad de contar con una conducción ante el tembladeral que es la situación mundial. Seguramente también habrá sectores de masas en los que cale el conservadurismo ante la incertidumbre o la amenaza de perder la estabilidad del empleo. Esto es lo que intenta aprovechar Néstor Kirchner que hasta amaga presentarse como candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires para intentar recomponer las fuerzas del PJ que ya actuó como “partido de la contención” en el 2001, y ahora intenta presentarse como el garante de mantener la vieja situación. Pero la recesión internacional ha cambiado las condiciones y es el propio PJ el que ahora está en el poder. Mientras dependen de una situación internacional que no controlan, hay que ver qué proceso comienza a darse por abajo si se rompe el consenso que lograron en la mayoría de la clase trabajadora durante el ascenso económico. Las elecciones del 2009 están todavía lejos para la magnitud de la crisis que golpeará cada vez y ya hay sectores que no resignan sus reclamos como muestran los docentes que siguen la pelea por el salario.

Hacemos un llamado a reagrupar en un gran frente único de lucha a todas las organizaciones combativas de los trabajadores y el movimiento estudiantil, a los sindicatos independientes, las comisiones internas, los cuerpos de delegados, y los centros de estudiantes, para prepararse y levantar un programa común para que los capitalistas paguen su crisis. Y al mismo tiempo, aprovecho para proponer a los militantes y lectores de La Verdad Obrera a hacer los máximos esfuerzos por multiplicar la llegada de nuestras ideas no sólo mediante la agitación pública con afiches y pintadas, sino también dando impulso a los movimientos militantes de la mujer y la juventud, a las agrupaciones clasistas en los sindicatos, organizando debates y charlas de propaganda revolucionaria en todo el país y difundiendo este periódico a más amplios círculos de lectores y nuevos simpatizantes para convencerlos de tomar partido ante la crisis. El capitalismo no sólo que no se caerá solo, sino que en su descomposición llevará a millones al abismo de la miseria y las guerras. Se necesita de la fuerza y movilización organizada de millones para derribarlo y de la construcción de una dirección concientemente revolucionaria, un partido de trabajadores socialista e internacionalista.

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