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NACIONAL

Testimonios

El temporal empezó a las 4 de la madrugada. Puse mis compuertas, pero al rato empezó a entrar agua. Traté de poner todo a salvo, pero a las 6 era insostenible. Me tuve que autoevacuar, por temor a morir al no poder abrir la puerta.

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4 de abril 2013

SAN MARTÍN–GBA / “Los más jóvenes y valientes derrumbaron
el murallón… y el agua tomó su curso”

En Villa Maipú, la copiosa lluvia impidió el sueño a los habitantes del barrio. Diluviaba, y una vez más el agua entraba en casa por donde podía. Le dimos pelea, ¡no pudo con nosotras! Pasado el mediodía salimos con mi hija a recorrer el barrio. No podíamos creer lo que veíamos: los vecinos sacaban muebles, colchones empapados, electrodomésticos inservibles. La gente parecía no entender nada. Limpiaban y sacaban todo afuera… habían perdido todo. Todo era asombro y horror. En las esquinas se formaban piquetes con las cosas inservibles. Sin agua, sin luz, sin alimentos...los niños lloraban a sus padres…¡que alguien nos ayude! ¡Ningún funcionario, ni defensa civil, ¡nadie!

Las calles céntricas parecían devastadas, los vidrios rotos de los comercios. Subimos otra vez hasta Constituyentes y Avenida Illia, donde la gente furiosa exigía la presencia del intendente. Escuchamos absortas las historias de los vecinos y lo que tuvieron que hacer para salvar sus vidas. Recordaron al viejito del kiosco, que asustado y al verse sin salida fue víctima de un infarto y murió. Los más jóvenes y valientes se animaron ante la correntada y se dirigieron al gran murallón que se hizo en Tecnópolis y lo derribaron, así el agua podía tomar su curso y dio alivio a los vecinos.

Silvina, docente de SB N°37, y su hija Noe, estudiante universitaria


BARRIO MITRE, CABA/ “Muchísima solidaridad, que me pone la piel de gallina”

El temporal empezó a las 4 de la madrugada. Puse mis compuertas, pero al rato empezó a entrar agua. Traté de poner todo a salvo, pero a las 6 era insostenible. Me tuve que autoevacuar, por temor a morir al no poder abrir la puerta. Nos quedamos en el primer piso, esperando que pare la lluvia. Tardó hasta el mediodía. La calle seguía siendo un río. Entonces empezamos a sacar agua. La mayoría hombres, las mujeres evacuaban a los niños y los viejos. Muchísima solidaridad, muchísima. Todavía se me pone la piel de gallina. Los vecinos me ayudaron a sacar algunas cosas, después fuimos a ayudar a otros vecinos.

Hace 25 años que vivo en Saavedra y antes se inundaba pero a la altura del cordón. Ahora nos tapa el agua, nos ahogamos. Vi cómo a las 11:30 sacaban el cuerpo de una abuela, porque recién a esa hora cayeron los bomberos.

Lo que dicen muchos vecinos es que desde que está el shopping DOT nos tapa el agua, que ponen bombas para desagotar el garage y el agua nos termina cayendo a nosotros.

A la tardecita llegó la Gendarmería, la Federal, la Metropolitana, cada una montó su kiosquito, con mate cocido. Cuando había que rescatar, no había nadie. Un fracaso.

Hoy el ministro Montenegro vino a poner a la jeta. Lo encaré y le dije que no lo había visto en diciembre, tampoco a Cristina, no vi a ninguno de camperita amarilla. Ahora que es un año electoral están todos…
Esta noche se ven barricadas, porque hay zonas sin luz, porque los vecinos están hinchados, porque los medios muestran las casas, pero cuando la gente estalla desaparecen...

Los vecinos tenemos que estar unidos en estas demandas, si no quedamos a la buena de los punteros del Pro o K. Para que el gobierno cumpla con nuestras demandas y con los subsidios, y para que haya un control barrial sobre las obras.
 
Testimonio de Jorge, vecino de Saavedra


ZONA NORTE, GBA/ “La seguridad del Nordelta nos repelió a tiros”

Cerca del arroyo, se inundó el barrio de Las Tunas, a tal punto que los vecinos, para no morir ahogados, tomaron la decisión de romper los paredones del Nordelta que cubren todo el barrio. La seguridad del Nordeldelta los repelió a tiros.

La gente reclamó ayuda a los punteros del barrio, que nunca aparecieron. En una recorrida por el barrio nos enteramos de que fallecio ahogada una bebé de seis meses por el temporal.

Marcelo, trabajador de Donnelley

"Las inundaciones en la zona son moneda corriente desde la instalación de diversos countries. Se construyeron en la zona de los humedales, cuya función natural era drenar el agua que va desde las zonas altas del oeste hacia el Delta. Como fueron construidos sobre esos pantanos, levantaron los terrenos con tierra sin ningún tipo de planificación urbana, sólo con el reparo de no inundarse ellos, provocando desniveles de terrenos entre ellos y el resto del barrio que hace que el agua no pueda fluir. También construyeron diques de tierra sumando a enormes paredones que hacen que el agua se estanque y se desborden arroyos.
Estas inundaciones recurrentes provocan graves problemas sanitarios en el barrio (sumado a la inexistencia de cloacas, agua potable y de un sistema de salud que funcione) ya que se trata de agua podrida proveniente de arroyos contaminados y pérdidas materiales como electrodomésticos y muebles de personas que no tienen el dinero para reponerlos cada vez que llueven unas gotas y se inunda.
El 1 de Abril el barrio sufrió una inundación de gravedad superior a las anteriores. La reacción de los vecinos fue estratégica: ir contra el paredón del country. Al romperlo el agua pudo drenar. Decidieron abrir nuevo agujeros para solucionar el problema pero fueron sacados a balazos por la seguridad privada.
Al día siguiente los vecinos se enteraron de una tragedia: esa mañana una madre se levantó y encontró su casa inundada: en la habitación de abajo su bebé estaba ahogado flotando en su habitación. Una oleada de bronca recorrió las calles y terminó con un corte de la ex ruta 9 de todo el día.
Los bebés de los countries no se mojaron aquella noche. Tampoco los bebés de los políticos. Los bebés de los pobres mueren ahogados.
Mueren porque los countries con el aval de la Municipalidad de Tigre construyen de la forma que quieren sin ningún tipo de control.
Mueren porque existen diferencias de clase: hay unos que viven en casas lujosas y opulentas mientras que, del otro lado del paredón se acumula el agua que sube de a poco hasta que las casas improvisadas se quedan bajo ella, llevándose consigo la vida de niños inocentes.

Las Tunas resiste a los balazos de los poderosos.

Vanesa, docente en secundario del barrio Las Tunas, Partido de Tigre


LA PLATA/ “Salí y sentí que se me venía el Río de La Plata encima”

Los Hornos fue uno de los barrios más afectados. Desesperación, miedo, bronca e impotencia marcaban la situación de los vecinos de una de las barriadas obreras y populares más importantes de La Plata.

En varias manzanas, gomas quemadas, restos de basura y otras cosas que perdieron los vecinos ardían en los piquetes. La respuesta fue contundente. La solidaridad entre damnificados impulsó a cortar las calles hasta que algún funcionario diera la cara. “No me importa si estoy hasta mañana. Estoy sin dormir desde ayer a las 5 de la mañana que fui a trabajar”, contaba una vecina.

Roberto, ex obrero de la textil Mafissa, sintetizó la situación: “Cuando fue el aguacero de las 9 salí y sentí que se me venía el Río de La Plata encima”. “Tuvimos que salir caminando, 4 horas bajo el agua con los chicos. Si nos quedábamos nos ahogábamos todos”, dijeron otros vecinos que perdieron todo.

Una vecina dio cuenta, aún cargada de desesperación, de la profunda solidaridad: “Una mujer nos estaba ayudando y su marido se estaba ahogando”. Su compañero fue encontrado sin vida al otro día en su camioneta cubierta de agua.

Todos apuntan a la “ausencia total” del Estado. La bronca abunda porque ningún funcionario apareció. Así y todo, el odio por las muertes y pérdidas materiales fue más fuerte y los piquetes se extendieron en busca de ayuda. “Estamos esperando una respuesta del gobierno y la municipalidad, porque acá nadie se acercó. La presidenta te promete que vamos a estar bien, pero acá vivimos mal. No hay trabajo, no hay nada. Y si te dan trabajo, tenés que vivir a costilla de lo que ellos quieren”, expresó Roberto, indignado. Haciendo piquetes “es la única forma de que te escuchen, así no se puede más”.


SUBTE-CABA/ “La reacción de la Línea B fue un ejemplo”

Un desastre, la verdad que es angustiante, me quedé pensando toda la noche en eso. Lo que pasó con las inundaciones y la muerte de nuestro compañero que murió electrocutado por culpa de Metrovías, los vuelve a todos culpables, tanto el Gobierno Nacional, como el de la Ciudad. La reacción de la línea B fue un ejemplo frente a la muerte de un compañero que yo saludaba todos los días en mi laburo. 

Testimonio trabajador de la línea D


LA MATANZA GBA / De jóvenes trabajadores

Otra vez el mismo escenario: calles inundadas, evacuados, vecinos que pierden todo, muertes que duelen en lo profundo.

En La Matanza se leen carteles en todas las calles sobre el avance del distrito con caras de los políticos kirchneristas riéndose y jactándose del desarrollo de la zona.

Nada más lejos de la realidad: los ojos fríos de esos políticos de los ricos no ven ni se acercan a la catástrofe que viven miles de vecinos. No hay excusa para los patrones tampoco al día siguiente del temporal: a laburar en las mismas condiciones precarias, así como vivimos. No hay nada que dé más asco que ver la demagogia de los políticos, tan lejos de las necesidades del pueblo que ni les molesta la lluvia.

Esta vez el temporal afectó con todo en la ciudad de La Plata, dejando hasta ahora 46 muertos. En La Matanza hubo un muerto en Rafael Castillo, en las orillas del río Matanza hay 700 evacuados.

Nosotros de manera independiente, porque ya nos demuestran lo que son los gobiernos, debemos organizar una gran campaña de solidaridad por los afectados, desde los centros de estudiantes, las fábricas y el movimiento juvenil contra la precarización laboral.

Este jueves a las 18 hs. nos juntamos en la Casa Cultural Socialista, H. Yrigoyen 1964, a juntar alimentos, ropa y dinero para colaborar con los sectores necesitados e intercambiar ideas luego de un nuevo crimen social sobre el pueblo trabajador.

Sergio, Hugo, Jony, jóvenes trabajadores integrantes del Movimiento Juvenil Contra la Precarización Laboral.


“¡Justicia compañeros!”

¿Hasta cuándo estos (como los llama la patronal) "accidentes de trabajo"? Que no son tales, porque son perfectamente evitables. Seguimos permitiendo que de manera impune esta empresa siga sin invertir en lo que corresponde y padezcamos nosotros los laburantes estas tragedias. Hoy le tocó a Antonio que con 52 años de edad, 19 de subterráneos, sabía perfectamente realizar sus tareas, que acompañó cada una de nuestras luchas, y deja su vida en su lugar de trabajo. Perdón si soy cruda con lo que digo pero a mi una placa que me recuerde al compañero fallecido no me devuelve nada y supongo que a la familia menos. ¡Justicia compañeros! Eso quiero y se la merecen Alfonso, Diego y ahora Antonio...Siento un profundo dolor y una enorme impotencia porque tanto esta muerte como las anteriores pudieron ser evitadas. Hasta siempre compañero y estarás siempre en el corazón de los que nunca vamos a dejar de pedir justicia.

Karina, guarda subte línea E


VILLA MAIPÚ – SAN MARTIN GBA/ “Resulta doloroso caminar y ver tantas pérdidas”

Mi nombre es Selva ˜álvarez y hace 18 años que soy docente de San Martín, donde también vivo, específicamente en Villa Maipú. Mi mamá vive adelante de casa y me ocupo de ella porque tiene 88 años.
El martes me desperté a eso de las cuatro de la mañana y me di cuenta de que estaba entrando agua por unas ventanas altas de una galería. Después observé que el camino del jardín se había cubierto de agua y empezaba a entrar. A partir de ahí se hizo incontenible. Tuve que dejar mis cosas para ir a acompañar a mi mamá. Y cuando volví al fondo, mi casa era un verdadero caos. Estábamos sin luz y sin teléfono y yo no tenía crédito suficiente. En medio de esa impotencia e incertidumbre ya estaba perdiendo la calma. Mientras trataba inútilmente de detener y sacar el agua, reconocí la marca del agua que empieza a ceder y me tranquilicé un poco aunque no paraba de llover.

Cuando uno ve que está perdiendo tantas cosas no hay manera de parar la desesperación. Porque cuesta mucho esfuerzo armar una casa, son cosas que se van juntando en años de trabajo, que se pagan en cuotas y por las cuales hay que privarse de otras cosas. Yo no tengo nada de gran valor económico pero lo que tengo, o tenía, es importante para mí. Todavía no sé todo lo que perdí porque no termino de sacar agua y cosas mojadas.

No me voy a morir de hambre, sé que hay gente que está mucho peor, lo que no es un consuelo sino un escándalo. De todas formas, siempre se termina por postergar metas o deseos, y no porque uno no haya hecho lo suficiente para conseguirlo sino porque te lo sacan inescrupulosamente. Como mínimo, es injusto.

No estuve hablando con los vecinos porque me estoy ocupando de dejar algo en condiciones para que pueda vivir mi mamá, ya que su casa también es un desastre. Basta con salir a la calle para ver todas las veredas llenas de muebles y ropa que ya no sirven, en todas había colchones. Cuando el agua bajó, apareció la desesperación de comprobar todos los daños. Me resulta muy doloroso caminar y ver todas las pérdidas: todo lo que se acumula en las veredas como basura, que puede parecer insignificante -porque, en verdad, no se ven grandes cosas- pero sé que este es un barrio de gente trabajadora y que ese poco ha costado mucho.


LA PLATA/ Más testimonios

Vecino de Los Hornos, piquete de las calles 43 y 147

“Acá hay mucho huevo limpio y los diputados siempre se lavan las manos. A mi casa le entró agua, venía del patio, tuve que abrir la puerta para que se vaya para el otro lado. Mi hermana tenía agua hasta el cogote y perdió todo. Ella tiene un kiosquito y lo perdió todo. Nosotros prendimos fuego en 145 y 49. Otros prendieron en otra cuadra. Como no venía nadie decidimos venir a hacer lo mismo a 143 y 49. Pero acá no hay respuesta de nada, no tenemos nada. Así es la cruel realidad. ¿Sabés que lindo las personas acá? Nosotros somos muy amigos, somos muy unidos. Y esto me encanta [se refiere a la impresionante solidaridad entre los vecinos]. Vino un milico preguntando no sé qué mierda y se fue. Y después vinieron algunos bomberos pero por otro lado, a mirar nada más. Me conozco a todos los policías de acá y no apareció ni uno. A un vecino de acá, de 143 y 47, se le quedó la camioneta, se le inundó, y esta mañana apareció muerto, ahogado. Nosotros no queremos romper nada. Estamos tirando basura y todas las cosas que se echaron a perder, y al que viene en moto, le decimos que pase por la vereda y los autos se pegan la vuelta. La idea de esto es que alguien dé la cara”.

Roberto, vecino de Los Hornos y ex obrero de Mafissa

“Los de la municipalidad dijeron que iban a hacer un arroyo, entubaron así nomás; y los perjudicados somos nosotros, los vecinos. Ellos vivitos y coleando, en sus casas. Mi familia está bien gracias a dios. Anoche estaban locos los dos (su mamá Ramona y su papá Raúl). Les dije que vayamos rápido porque acá nos morimos todos. Me decían que no, que nos iban a afanar, pero insistí y los pude sacar. Pusimos una silla debajo de una ventanita chiquitita y pudimos salir por ahí, porque si abría la puerta el agua iba a llegar más arriba de lo que estaba. Puse un palo y pudimos salir. Cuando fue el aguacero de las 8.30, 9 de la mañana, salí para afuera y sentí que se me venía el Río de La Plata a mi casa. Haciendo piquetes es la única forma de que te escuchen. Así no se puede más. Porque acá te promete la presidenta que vamos a estar bien, que van a congelar esto o lo otro, pero acá nosotros vivimos mal. Estamos viviendo mal, no hay trabajo, no hay nada. Si te dan trabajo, tenés que vivir a costilla de lo que ellos quieren. Gracias a los chicos que vinieron pudimos sacar el agua que estaba estancada. Ya me estaba asustando porque veía todo negro, que se podía largar a llover otra vez. Siempre hay que estar en la lucha. En un momento tuve que ir a la casa de un amigo con mi familia, y, sin mentir, el agua me llegaba hasta el pecho. Cuando nos reunimos todos los vecinos anoche nos estábamos preguntando dónde estaba Defensa Civil. Un colectivo se quedó enterrado acá nomás y no podía salir porque se le venía todo el río encima. Había 40 personas dentro del micro, ancianos, niños, todos llorando, tenían miedo. Levanté una casa nueva a 2 metros del piso, pero igual se inundó toda".

Ramona y Raúl, padres de Roberto

“Todo afuera es agua podrida, se llena de mosquitos. Y no vienen nunca (intendentes, funcionarios, etc). Sólo van hasta la esquina, miran, limpian un poquito y se van. Algunos chicos del barrio se mandan solos, comen un sándwich y trabajan un poco. Mis chicos quedaron sin laburo y están haciendo ese trabajo. Pasan muchas cosas. Nosotros vivimos acá hace más de 30 años. Desde el ’78 que vivimos acá y nunca había pasado esto. Perdimos televisores, computadoras, todas cosas que compramos a sudor. Se nos fue todo [y nos muestran todos los objetos arriba de la mesa]. Menos mal que desenchufamos las heladeras y cortamos la luz. Hasta salvamos el perro, que sino se ahogaba. Ahí donde está la marca en la pared, hasta ahí llegó el agua [nos señalan la marca en la pared]. Logramos salir por la ventana. Nos costó mucho, nos llenábamos de agua, pero pudimos salir. Fuimos a la casa del patrón de los chicos [jefe del laburo de los hijos] y estuvimos ahí hasta las 7 de la mañana. El agua iba bajando, pero muy de a poco. Era un río. El hombre de la esquina perdió todo. Así pasa siempre, cuando viene una tormenta así, dios te diga. Hay que lucharla. A mi [Raúl] ya van 2 veces que me pasa esto. Pero la primera vez no llegó el agua hasta acá. Pensé que iba a ser como esa primera vez, pero no, el agua tapó todo y se llevó todo [Ramona]. Para mí la municipalidad es la responsable de todo esto. Acá hay mucha promesa pero no hacen nada. Bruera [el intendente de La Plata] dijo que no quiere asfaltar. Y nosotros ganamos el presupuesto participativo. Nosotros queremos que vengan ya y hagan las obras de desagote. Es todo agua podrida. Y ahora vamos para adelante, mucho más no sabemos que hacer. No van a hacer nada. Nosotros hace añares que estamos acá y nada. Llamamos a las autoridades para que vengan y hagan la zanja, y nada. Ni siquiera llevan la basura”.

Vecina de Los Hornos, piquete de las calles 43 y 149

“No nos trajeron nada, ni un paquete de fideos. Así como yo hay mucha gente. Chicos, familias, mujeres embarazadas. La familia del que se murió ahogado en su camioneta nos estaba ayudando a nosotros y el marido se estaba ahogando. Y ni sabían. No tenés una idea de lo que pasamos. Sinceramente no se que hacer. Acá nos vamos a quedar hasta que venga alguien. No me importa si estoy hasta las 10 de la noche, hasta mañana. Estoy sin dormir desde ayer a las 5 de la mañana que me fui a trabajar. Y cuando llegué, al medio día, ya estaba empezando a gotear. Y después pasó lo que ya sabemos. Una cosa es que yo te lo cuente y otra cosa es que vayas a mi casa y veas a dónde me llegó el agua. El agua me llevó todo, me dio vuelta todo. Tengo un kiosquito al lado de mi casa, y los televisores, heladera y roperos estaban ahí, el agua arrastró todo hasta ahí. Fue increíble. Que no venga nadie es un desastre. Ahora hay que lucharla. Ahora vine a buscar a los nenes para que vayan a ver cómo está la casa, pero después a volver de vuelta. Los nenes van a quedarse en la casa de mis hermanos y yo voy a volver a mi casa, con lo poco que me queda. La verdad que es una impotencia terrible. Por mi casa el agua nos llegaba a la rodilla, y eso que está bastante alto. Perdí la moto, el auto; perdí todo. No tengo ropa de nenes. Estuvimos toda la noche y nadie vino. Olvidate de que venga alguien, pero así vamos a estar, acá, hasta que venga alguien. La idea es quedarnos en los piquetes. Eran las 4 de la tarde y estábamos re tranquilos. A las 7 de la tarde teníamos el agua por las rodillas y a las 10 de la noche ya no podíamos estar en casa, nos tuvimos que ir. Después tuvimos que estar arriba del techo. Fue un desastre total y no fue capaz de venir ni la municipalidad, ni ningún intendente, a ofrecernos al menos un colchón. Ni siquiera vinieron los bomberos. Anoche pasaron los de Gendarmería y no fueron capaces ni de parar a preguntarnos si necesitábamos algo. Una mujer nos estaba ayudando a nosotros y el marido se estaba muriendo ahogado"

Otros 2 vecinos. Casa totalmente destrozada

"Estamos esperando una respuesta del gobierno, de la municipalidad. Porque acá nadie se acercó. Anoche tuvimos que salir 4 horas caminando bajo el agua con los chicos, porque nos ahogábamos si nos quedábamos. Los chicos en calzoncillos. 1,70 metros de agua en la casa. Perdimos todo. No quedó nada. Ni ropa, ni los útiles escolares de los chicos. Ahora hay que empezar todo de cero. Nuestros familiares por suerte están bien, es algo positivo. Pero después llegás a tu casa y te encontrás con todo esto, y te tira el ánimo al suelo. Acá fue mucha la cantidad de agua que entró, no dio oportunidad a nadie. Nos vamos a quedar en los piquetes hasta que vengan a darnos una ayuda porque no tenemos nada de nada. Estamos con la ropa puesta desde ayer a la tarde. Todos mojados, con frío, hambre; imaginate".


"Nuevamente, ante una tormenta, vemos como las condiciones de infraestructura de la CABA y de varias zonas de la provincia son insuficientes para contener las cada vez mas intensas lluvias que azotan la región.
Hay lugares que por las pésimas condiciones de infraestructura son más vulnerables a inundarse por las tormentas porque hay lugares que están rodeados de arroyos o zonas bajas en donde el agua tarda en drenar debido a la falta de cloacas.
Las intendencias municipales son responsables porque los fondos para prevenir estas ’desastres’ evitables fueron mal utilizados. Por ejemplo en el partido de Malvinas Argentinas, el intendente utilizó los pocos fondos que envió el gobierno nacional para sus propios intereses políticos en vez de destinarlos a un verdadero plan de viviendas para los que menos tienen.
La responsabilidad política se reparte entre Macri en CABA, y entre Scioli y Cristina Kirchner en provincia de Buenos Aires, ya que en vez de solucionar el problema de fondo, destinan millones de pesos a construir mega proyectos inmobiliarios, o a pagar la deuda externa, medidas que nada tienen que ver con cubrir las necesidades del pueblo trabajador.
Como estudiantes, debemos denunciar que las 51 muertes no fueron por una ’tragedia natural’ sino que es un nuevo crimen social que se podría haber evitado.
Debemos exigir que los centros de estudiantes y las federaciones universitarias se encarguen de coordinar una amplia campaña de solidaridad donde se decida desde las bases en asambleas cómo destinar la colecta y cuánto es el aporte económico que deben hacer para hacérselos llegar a los miles de afectados."

Gabriel, estudiante de sociología de la UBA, vive en Grand Bourg


"Vivo en el barrio 9 de abril a 6 kilómetros de La Plata. En menos de una hora mi casa se empezó a inundar llegando el agua hasta las rodillas, y hasta tuvimos que dormir con el agua adentro, mientras la municipalidad te hace pagar el impuesto de alumbrado y limpieza, cuando no hay desagües, las calles son de tierra y no hay cloacas...
Por parte de la municipalidad no hubo respuesta, aunque se juntaron firmas. Al día de hoy la basura sigue tapando las zanjas.
Los responsables son todos, los políticos, aparecen en momentos de elecciones, después nadie se ocupa de nosotros, ellos no viven como nosotros, que nos levantamos a las 5 de la mañana para ir a trabajar hasta los lugares donde los colectivos no llegan.
Los políticos son todos iguales, los que estuvieron y los que están, hacen promesas que se las lleva el viento"

Elisa, trabajadora doméstica vive en Esteban Echeverría

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