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LA CRISIS AMENAZA AL SISTEMA FINACIERO DE EE. UU.

“Temporalmente socialistas”

La desfachatez de los capitalistas y sus medios acólitos para salvar al sistema financiero de su colapso no tiene límites. Los mismos que se la pasaron endiosando al mercado como solución a todos los problemas, como arma ideológica para liquidar las conquistas que la clase obrera obtuvo con su lucha, o para privatizar a mansalva sectores de la economía donde la rentabilidad privada estaba vedada. Hoy, ellos mismos aconsejan sin desparpajo que esta crisis no puede solucionarse mediante el mercado mismo, y que son necesarias medidas decisivas de intervención estatal, incluida la nacionalización de porciones crecientes del sistema financiero.

Juan Chingo

27 de marzo 2008

La desfachatez de los capitalistas y sus medios acólitos para salvar al sistema financiero de su colapso no tiene límites. Los mismos que se la pasaron endiosando al mercado como solución a todos los problemas, como arma ideológica para liquidar las conquistas que la clase obrera obtuvo con su lucha, o para privatizar a mansalva sectores de la economía donde la rentabilidad privada estaba vedada. Hoy, ellos mismos aconsejan sin desparpajo que esta crisis no puede solucionarse mediante el mercado mismo, y que son necesarias medidas decisivas de intervención estatal, incluida la nacionalización de porciones crecientes del sistema financiero.

El Daily Telegraph, diario británico con fuertes conexiones con la City de Londres, muestra su desesperación frente a la actual crisis que describe de la siguiente manera: “EE.UU. no está afrontando una recesión usual. Está en el medio de un crack inmobiliario. El precio de las viviendas ha caído un 10% como mucho; Goldman Sachs teme que podría caer un 30% en el final. La industria hipotecaria subprime ya se ha desintegrado. Alrededor de 241 prestamistas han quebrado o cerrado sus puertas. La crisis se ha extendido desde entonces al segmento de hipotecas prime. Fannie Mae y Freddie Mac -las fortalezas que garantizan el 60% de los 11 billones del mercado norteamericano de hipotecas- empezaron a derrumbarse la semana pasada. Aun entidades que se encuentran en la cima del sistema de créditos ya no se consideran seguras. Como plantea Barclays Capital, esto es un ‘evento tsunami’… Cualquier suposición altanera de que esto seguirá siendo un asunto local norteamericano puede ser muy pronto contradicha. El FMI ha cambiado abruptamente la sintonía. ‘Obviamente la crisis del mercado financiero es ahora más seria y más global que una semana atrás’, dijo el lunes. Los booms inmobiliarios pronto van a deflacionarse en el mundo anglosajón y el cinturón del Club Mediterráneo de la zona euro. Japón ya está al borde de una recesión. Los niveles de deuda son más altos en la mayoría de los países ricos de lo que eran en 1929. Los niveles de apalancamiento financiero son más grandes. Como escribió el año pasado el Banco Internacional de Pagos, somos más vulnerables frente a un descalabro como el de 1930 de lo que la gente cree” (Daily Telegraph, 19/3/08).

Frente a esta debacle no duda un minuto en tirar por la borda el purismo de “libre mercado”, considerado un obstáculo para resolver la crisis: hay que socializar las pérdidas, les dicen. Así, con un cinismo brutal plantea: “Durante años castigamos a los bancos centrales por inflar una imprudente burbuja crediticia manteniendo las tasas de interés demasiado bajas. Ahora nos dimos vuelta. Estamos del otro lado, defendiendo un estímulo monetario, defendiendo incluso la adquisición estatal de la deuda de Bear Stearns. Sin dudas vamos a tener que defender intervenciones estatales aún más escandalosas antes de que esto termine. Nos convertiremos en socialistas temporalmente... El mundo está en graves problemas. Las ideologías puristas se han convertido en un peligro”.

Pero este no es un caso aislado sino un creciente reclamo. Nouriel Roubini, que viene alertando desde hace tiempo de la gravedad de la crisis dice en su artículo titulado “La peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión está empeorando…”: “El enfoque gradual de la FED, el Tesoro y otras autoridades monetarias, sobre el manejo de la crisis, va a fracasar miserablemente. Una severa recesión y una dura crisis financiera no pueden ser evitadas a este nivel. Sólo una acción gubernamental más radical puede limitar el descalabro financiero y comenzar a poner un piso al colapso del mercado financiero. Esta intervención gubernamental no debería tener como objetivo prevenir el necesario ajuste de los precios de los activos; tendría que tener como objetivo asegurar que ese ajuste no sea desordenado. Tal acción política radical incluye un plan del gobierno de comprar –con un descuento significativo para minimizar el costo fiscal- cientos de millones de dólares –quizás billones- de hipotecas, efectivamente una nacionalización de las hipotecas” (19/3/2008). Pero la necesidad de una intervención estatal masiva para evitar la debacle ya llega a los representantes oficiales de las otras potencias imperialistas. Para humillación de Norteamérica, las autoridades japonesas aconsejan a EE.UU. inyectar dinero público en su sistema financiero, comprando títulos hipotecarios como un remedio potencial a la crisis. Así lo expresó el ministro de Servicios Financieros de Japón, Yoshimi Watanabe, en el primer comentario oficial de un miembro del gabinete ministerial japonés dando muestras de preocupación de que el actual descalabro financiero podría ser más grave que la experiencia japonesa durante la “década perdida” de crecimiento anormalmente lento en 1990. El ministro dijo que mientras el descalabro financiero en EE.UU. era estructuralmente similar al de Japón durante su crisis de deuda incobrable, había una importante diferencia en el riesgo ya que en Japón estaba contenida en el sistema bancario. En EE.UU., ha sido dispersada en otras áreas de la industria financiera (Financial Times, 24/3/2008).

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