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Derechos Humanos

Entrevista con Victoria Moyano, hija de desaparecidos recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo

“Televisión por la identidad”

PTS

15 de noviembre 2007

¿Qué opinión tenés sobre el programa “Televisión por la Identidad “?

María Victoria: Me parece importante que en la televisión se vea la relación que se da entre las Abuelas de Plaza de Mayo y los nietos, en la búsqueda y recuperación de su identidad teniendo en cuenta que este tema cruza a toda una generación. Además me parece importante que millones puedan ver que los milicos de la dictadura no sólo hicieron desaparecer a 30.000 luchadores, sino que se apropiaron al menos de 500 bebés hijos de desaparecidos.
Sin embargo, hay muchas cosas que lamentablemente no muestra, pudiendo quedar para muchos como una historia absolutamente despolitizada.

¿Por ejemplo cuáles?

Una es la militancia de nuestros viejos. Solamente refleja cómo se dan las ‘historias personales’, ‘individuales’ de cada nieto, borrando todo el contenido social y político que tenemos por ser hijos de una generación que luchaba para hacer una revolución social y que por ello aniquilaron. Los desaparecidos no existen como sujetos en el programa. Ni siquiera se plantea que, más allá del logro de haber recuperado a casi noventa chicos, la impunidad sigue vigente en la Argentina, porque desconocemos su destino y sus desaparecedores siguen en su mayoría en libertad total.
Entonces cuando hablamos de identidad yo entiendo que no es nada más que nuestro origen biológico, nuestro verdadero nombre; también es la historia de nuestros viejos, que no es otra que la de toda una generación que luchaba para cambiar la sociedad en la que vivían. Yo quiero recuperar esa identidad, la verdadera. Ojalá se viera eso por televisión.

¿Por qué crees que los desaparecidos casi no están en el programa?

Me parece que este programa tiene ese peligro que decía antes, borrar el aspecto revolucionario de los desaparecidos, pero también hay otra cuestión que tampoco es inocente, que es sacar de las historias el contexto más general en el que se da el genocidio en nuestro país y los motivos: La burguesía preparó un plan sistemático de exterminio para imponer un modelo de país que correspondía con los intereses de las grandes patronales y el imperialismo y que, para imponerlo, tuvo que liquidar el grado de organización que se dio el movimiento obrero junto con los estudiantes y los sectores populares. Esta otra cuestión está también ausente en el programa; como sucedía en los ochenta deja entender que la dictadura fue esencialmente contra ‘inocentes’ jóvenes que colaboraban en las villas, como muestran los personajes de los padres, tanto en la historia de “Tatiana” como la de “Juan”.
Otra cosa que no se entiende es cómo fue la dictadura, no muestra el rol de las FF.AA., responsables junto con la Iglesia y los empresarios tanto de la desaparición de los 30.000 como de la apropiación de alrededor de 500 hijos. Paradógicamente, en las tres entregas de “Televisión por la Identidad” no se vé a un solo uniformado. Hoy después de 30 años, no sólo no sabemos el destino de nuestros padres, sino que es nuestra la tarea de encontrar a 400 hermanos, y lo más terrible es que el 95% de los genocidas están en libertad y hasta pueden estar viendo “Televisión por la Identidad” desde sus casas como nosotros.
La lista de los desaparecidos ya está, la lista de los desaparecedores es la que falta y si hubiera juicios que las reconstruyeran éstas, a partir de todos los que actuaron en cada uno de los más de 500 centros clandestinos, sería un paso muy importante para avanzar con la investigación de las apropiaciones. Hoy sólo somos 88 hijos los que nos reencontramos con nuestra historia.

¿El programa sirve para que los jóvenes de tu generación reflexionen sobre su identidad?

Me parece que sirvió, incluso sé que muchísima gente se conmovió mucho con estas historias. Pero lo increíble es que queda la idea, y de hecho para el gobierno y las Abuelas de Plaza de Mayo es así, de que la responsabilidad de gran parte de la búsqueda por recuperar nuestra identidad está solamente en nuestras manos, en la de los jóvenes que tienen alrededor de 30 años y deberían dudar por algo de su verdadera identidad, dejando la audacia de cada uno para animarse y hacerse las pruebas de ADN. Es el Estado, este mismo Estado que está hoy, el que en los setenta hizo desaparecer a nuestros padres, el que nunca abrió los archivos de la dictadura que están en manos de las fuerzas represivas (FF.AA, policía, SIDE, etc.), que como muestra el juicio Febres (ESMA), ellos registraban todo movimiento, particularmente el de los niños apropiados. Ningún gobierno constitucional, desde Alfonsín hasta Kirchner, abrió estos archivos, mientras sí crearon instituciones como la CONADI1, como hizo Menem. No abren esos archivos porque saldría a la luz la cadena de responsabilidades y el verdadero plan sistemático que fue el genocidio, se sabrían todos los nombres de los que estuvieron implicados -muchísimos de los cuales están en libertad- y el Estado necesita preservar a las fuerzas represivas ya que es uno de sus pilares más importantes, ser los guardianes de los intereses de los empresarios, los mismos que golpearon las puertas de los cuarteles y son responsables de la dictadura.

¿Qué opinás del rol de las Abuelas de Plaza de Mayo?

Es importante destacar la lucha que llevaron adelante tanto las Abuelas como las Madres de Plaza de Mayo durante muchos años, sin olvidarnos que su búsqueda la llevaron en forma independiente del Estado. Aunque hoy lamentablemente veo a Estela de Carlotto haciéndole la campaña a Cristina, después de apoyar a Ibarra y hasta en su momento abrazarse con Carlos Menem. Hoy Julio López continúa desaparecido y sólo vimos a Estela repitiendo las intrigas de Aníbal Fernández, haciendo prevalecer su oficialismo por sobre una lucha elemental como llamar a movilizarnos masivamente por su aparición con vida y el castigo a sus secuestradores. Y aunque el gobierno se autodenomine el hijo de las Madres y Abuelas, sin la apertura de los archivos, sin imputar a todos los que revistieron en los centros clandestinos donde se sabe que se apropiaron a nuestros hermanos, la mayoría de los 400 hijos que resta recuperar están condenados a seguir viviendo con sus identidad fraguada y sus familias apropiadoras.
Yo aprendí con mi abuela Blanca lo importante de la militancia en los DD.HH, así como lo importante de la lucha revolucionaria de mis viejos y de toda esa generación.
Hoy la mejor forma de mantener viva la memoria de la generación de nuestros padres es retomar sus banderas revolucionarias, pero esta vez para vencer.

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