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Comunicados de prensa

Sumate al Observatorio Social de la Clase Obrera

Somos muchos los que entramos a la facultad con el objetivo de estudiar algo que nos sirva para cambiar el mundo. Poco a poco nos intentan convencer de una supuesta “neutralidad de la ciencia” y de que la investigación es un fin en si mismo. Los que intentan escindir la “teoría” de la “práctica” son, en muchos casos, los mismos que luego despotrican contra la militancia.

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25 de abril 2012

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”, Karl Marx

Contra los sepultureros de sueños

Somos muchos los que entramos a la facultad con el objetivo de estudiar algo que nos sirva para cambiar el mundo. Poco a poco nos intentan convencer de una supuesta “neutralidad de la ciencia” y de que la investigación es un fin en si mismo. Los que intentan escindir la “teoría” de la “práctica” son, en muchos casos, los mismos que luego despotrican contra la militancia. Su apuesta, en última instancia, es aislar nuestros grandes objetivos de las problemáticas que afectan a millones de trabajadores.

Avanzamos en la carrera, acumulamos más y más conocimiento, y hasta desarrollamos investigaciones que devienen en una gran torre de papeles desconectada de la realidad. En el mejor de los casos, la propuesta que nos hace la Academia es la de convertirnos en intelectuales

funcionales a los intereses de la clase dominante, para que consumamos nuestras vidas aportando al fortalecimiento del Estado y sus instituciones. Ahí vemos, por ejemplo, a los intelectuales de Carta Abierta, que le lavan la cara al Gobierno hablando de las “bondades del Modelo Nacional y Popular”, mientras callan cómplices cuando matan a compañeros como Mariano Ferreyra o a los pobladores originarios que pelean por sus tierras. En el camino del acostumbramiento a la miseria de lo posible, quedamos aislados quienes queremos poner nuestro conocimiento al servicio de los sectores explotados, en pos de generar esa poderosa alianza capaz de torcer la balanza de la historia para el lado de los oprimidos, y cambiar este sistema de raíz.

Investigación de otra clase, y para otra clase

Consideramos una utopía que las ideas, sin hacerse carne, puedan llegar a transformar algo. El discurso de la neutralidad de la ciencia no es más que la cobertura de quienes se esfuerzan en hacer pasar el orden social existente como natural, eterno e inmutable.

Creemos que como investigadores sociales, tenemos intereses y no existe realizar una investigación sin tener un para qué, un propósito. Pero proponemos no ocultarlo, que ese propósito se haga explícito; contra la idea de aquellos que dicen que está mal que los investigadores se posicionen políticamente, y aún más desde una perspectiva que busque cambiar las cosas radicalmente.

Estamos seguros de que somos muchos. Jóvenes, obreros, estudiantes, investigadores (sociólogos, psicólogos, médicos) a los que no nos da igual la realidad en la que vivimos. No nos da igual que mueran cientos de trabajadores por año en accidentes laborales, que miles sean amputados, que decenas de miles padezcan enfermedades laborales crónicas, que centenares de miles trabajen sin poder alimentarse ni alimentar dignamente a su familia, que millones estén más de doce horas metidos en la fábrica consumiendo sus vidas, sin poder disfrutar de su familia y de sus amigos.

¿Y qué tal si hacemos algo? Resulta atractivo pensar la potencialidad que tendríamos siendo muchos más de los que somos, aportando desde la investigación a la única clase que, por su lugar estratégico en la economía, tiene la capacidad de parar el mundo.

Pongamos en pié un Observatorio Social de la Clase Obrera que no sólo sirva para denunciar y desnudar con base científica las condiciones en que vive la mayoría, sino también para aportar al desarrollo del sindicalismo de base, anticapitalista y antiburocrático, en la construcción de una alternativa política de la clase trabajadora.

Apostemos a imponer como debate nacional, bajo el lema “Nuestra salud no está en venta”, la problemática de la salud que afecta a millones de trabajadores, rompiendo con aquellos que nos quieran vender reformas que nunca llegan, ni alcanzan. No ocultamos nuestro horizonte, que es ambicioso, ni se apacigua nuestro objetivo allí donde se consiguió algo. Estamos convencidos de que hay que acabar con este sistema de explotación y miseria, y luchar por el socialismo. Problematizemos el hecho de que la riqueza de la sociedad sea apropiada por el puñado que no la

produce. Pensemos en la posibilidad de una planificación racional de la economía y la producción, capaz de satisfacer crecientemente las necesidades humanas, en pos de trabajar cada vez menos, y disfrutar nuestra vida cada vez más. Como decía Marx, queremos una sociedad “en la que nadie tenga una esfera exclusiva de actividad, sino que cada uno pueda realizarse en el campo que desee(...), haciendo a cada uno posible el hacer hoy una cosa y mañana otra distinta: Cazar por la mañana, pescar después de comer, criar ganado al atardecer y criticar a la hora de la cena; todo según los propios deseos y sin necesidad de convertirse nunca ni en cazador, ni en pescador, ni en pastor, ni en crítico".

Salir al campo; ¿cómo, con qué objetivos, y para qué?

Desde el Observatorio Social de la Clase Obrera proponemos poner el marxismo a la ofensiva. Conscientes de que nuestro “objeto de estudio” es un sujeto inmerso en una sociedad con antagonismos de clase, queremos investigar, sí, pero en función de reconstruir las mejores tradiciones del movimiento estudiantil, ligándonos a la clase trabajadora y sus luchas. Queremos organizar grupos de investigación e intervención, para ir distintas fábricas de la Ciudad de Buenos Aires, a relevar las condiciones de salud de los trabajadores. Utilizando la Encuesta Obrera de Marx como herramienta (que tiene la capacidad, en el mismo proceso de preguntas y respuestas, de ir forzando conclusiones alrededor de la condición de clase, la explotación, la organización, etc) y el periódico Nuestra Lucha para abrir un debate alrededor de las condiciones de salud de los trabajadores. Y, contra cualquier tipo de escepticismo, mostrar que desde el movimiento estudiantil se puede aportar concretamente al desarrollo del Sindicalismo de Base y a la organización de los trabajadores en las fábricas. Como dijo Marx en su Tesis XI, no nos alcanza con conocer el mundo, cuando de lo que se trata, es de transformarlo. Te invitamos a sumarte a esta experiencia de investigación militante.

¿Qué nos proponemos a corto plazo?

Histórica elección en el Sindicato de la Alimentación. Avanza la corriente Nuestra Lucha, junto a la campaña militante de la Lista Bordó

En el Observatorio queremos ir a los lugares más estratégicos para el desarrollo de un sindicalismo de base antiburocrático y anticapitalista. El clasismo se juega una parada histórica el 10 de marzo. Con la Lista Bordó en pié -encabezada por las Comisiones Internas de Kraft, junto a trabajadores de Bonafide, la ex Lista 2 de Cadbury y la Agrupación Desde Abajo de Felfort- se viene desarrollando una fuerte campaña militante en cada fábrica del gremio, de cara a la elección del Sindicato de la Alimentación.

En los últimos años, las Internas de Kraft y PepsiCo se han puesto a la cabeza de la pelea contra la precarización laboral y ya son un emblema de lucha. Tal es su potencialidad, que el Estado pone a la Gendarmería con el “Proyecto X” a hacer inteligencia sobre los trabajadores, abriendo causas

judiciales a sus referentes -como es el caso del Poke Hermosilla- y hasta embargando por miles de pesos a quienes defienden a sus compañeros, enfrentan los despidos y luchan contra la dictadura patronal y la burocracia.

Los trabajadores están cansados de la burocracia verde de Daer, que desde hace treinta años está enquistado en el mismo lugar, jugando para los intereses de los empresarios. La Bordó salió a la cancha: Para luchar contra todo tipo de discriminación contra las mujeres trabajadoras, porque tengan guardería, por que se termine el trabajo por agencia y tercerizado, para que los compañeros y compañeras tengan plena participación en los destinos del sindicato, basado en los mandatos de asamblea, cuerpo de delegados y dirigentes revocables si traicionan los mandatos. Para que los dirigentes ganen lo mismo que un trabajador de planta y terminar con burócratas ricos y trabajadores pobres. Para tener un sindicato que se ponga de pie y enfrente a las patronales que amasan fortunas, mientras los patrones y la burocracia viven como reyes, los trabajadores apenas llegan a tener cuatro paredes de material, a costa de dejar la vida en las fábricas.

La campaña militante crece día a día con la iniciativa de los trabajadores. Existe la necesidad de cambiar la historia, peleando por un Sindicato que ponga en pie una fuerte corriente antiburocrática militante de obreros clasistas que luche, no sólo por paritarias, sino por la alianza con el resto de los oprimidos. Como se demostró cuando pararon y cortaron la Panamericana por el asesinato de Mariano Ferreyra, cuando fueron al Indoamericano a solidarizarse con los compañeros sin techo, cuando marcharon en apoyo a los estudiantes chilenos o pararon Kraft en apoyo a una trabajadora que sufrió acoso por parte de un supervisor. En la Alimentación, la historia está cambiando.

Mujeres que alimentan la bronca

En la industria de la alimentación el perfil de la mujer es bien valorado… para ponerlo al servicio de la explotación capitalista. En muchas de esas fábricas, la mayor parte de quienes trabajan son mujeres que sufren condiciones laborales absolutamente precarias, desde las tareas pesadas y monótonas, sin pausa ni descanso, hasta el hecho de cobrar un menor salario que los hombres por el mismo trabajo. Una situación que afecta directamente la salud de miles de obreras con enfermedades ocasionadas por el esfuerzo repetitivo dentro de la fábrica, a lo que se suma la tarea cotidiana “de llevar el hogar”, un trabajo doméstico que realiza la mujer gratuitamente. Estas tareas permiten que los obreros puedan volver todos los días a trabajar sin que las patronales gasten un centavo, descansando en la superexplotación de las mujeres.

Pero como sucedió a lo largo de la historia, las mujeres han sido las primeras en decir “¡basta!”, y la Alimentación no es una la excepción. El cuerpo de las trabajadoras, con su dolor y sufrimiento, desata un grito frente a la intensidad de los ritmos de trabajo, la reducción de personal y el congelamiento de los salarios. Si ese grito se organiza, es muy difícil de parar. Ahí están los ejemplos de Kraft, Pepsico y Fel-Fort, donde las trabajadores salen a la luchar junto a sus compañeros varones y, organizados en La Bordó, demuestran que existe una alternativa a la burocracia sindical que sostiene cada día, junto a las patronales, las peores condiciones.

Son estas mujeres las que sufren la división sexual del trabajo cotidianamente, las que deben ir a fábricas que no tienen guarderías, quienes cuentan con una desventaja a igual edad y calificación, ya que los empresarios prefieren contratar hombres porque piensan que las mujeres representan mayores costos laborales. Para colmo, esta situación se agrava con la crisis porque las mujeres son las primeras en ser despedidas, al mismo tiempo que son usadas para presionar por la baja de salario del conjunto de los trabajadores y como fuerte disciplinador de la fuerza de trabajo. Pero también sabemos que no es una cuestión de género, que existen mujeres que nos explotan, nos oprimen y nos niegan nuestros derechos.

Por todo esto, también desde las facultades, nos proponemos poner en pie comisiones de mujeres en todas las fábricas. Para que sea un gran movimiento de mujeres organizadas, quienes salgamos a las calles a conquistar nuestros derechos.

Nuestra Lucha, periódico militante del Sindicalismo de Base
Crisis y Control Obrero

En el periodo de crisis económica del 2001 y en el contexto de los cierres de fábricas tanto los obreros ceramistas de Zanón en Neuquén como las obreras textiles de Brukman (entre otros casos) sacaron una interesante y peligrosa conclusión: el único que no hace falta para que una fábrica funcione, es el patrón. Así comenzó el control obrero.
Pero la recuperación económica posibilitó que tanto los empresarios como el Estado retomaran el control en la mayoría de los lugares de trabajo y recuperaran la legitimidad de su propiedad privada, que estaba siendo fuertemente cuestionada.

Recuperación económica; ¿qué cambió y qué se mantuvo?

Junto al kirchnerismo llegó el “viento de cola” y miles de desocupados se reincorporaron al mercado laboral. Pero la fiesta es para "pocos": en paralelo al aumento del empleo y la ganancia empresarial, creció el trabajo precarizado y en negro, los accidentes laborales y las enfermedades por el aumento de la producción.
El salario real -posterior a la devaluación- sigue sin superar al de la reaccionaria década del 90’. Las estadísticas de accidentes, muertes obreras, acosos en el trabajo, abortos espontáneos por exceso de trabajo, etc, son un reflejo de las condiciones en que vive la clase obrera hoy, bajo el "Modelo Nacional y Popular". Herencias de una estructura neoliberal que todavía se mantiene intacta y se evidencia tanto en el trabajo, como en la vivienda (¿Qué fue sino, la crisis del Indoamericano?), o en el transporte (como vimos con el crimen social de Once).
En ese sentido, la burocracia sindical -con la banca del Gobierno y las patronales- juega un rol fundamental para que nada cambie, actuando como tapón para la organización de las bases en cada fabrica.

¿Qué se puede hacer y qué tiene que ver Nuestra Lucha?

Frente a esa situación, fueron muchos los que quisieron empezar a organizarse en sus lugares de trabajo. Retomando como ejemplo la experiencia viva de Zanón, vino la gran lucha de los trabajadores de Kraft-Terrabusi: organizados desde las bases y en asambleas, utilizando el piquete y la unidad con los estudiantes, recuperaron la Comisión Interna, frenaron la ola de despidos y le torcieron el brazo al Gobierno, a la embajada yanqui y a una de las multinacionales más importantes del mundo.
La organización se extendió a otras fábricas: Pepsico, Stani, Felfort, Donnelley, etc. Se sumaron a los trabajadores clasistas del Subte -que habían peleado por un sindicato independiente del gobierno-, a los ferroviarios del Roca que lucharon contra la tercerización, a los mecánicos cordobeses que son oposición a la burocracia del SMATA, a los costureros bolivianos, hartos de
trabajar en negro en jornadas sin descanso, a los obreros rurales del ajo de Mendoza y del citrus de Tucumán, esclavos modernos de la agroindustria, entre tantos otros.
Cuando el “Sindicalismo de Base” ya era un nombre propio, el desafío era extender el ejemplo y coordinar con otras experiencias para llegar a todas los lugares de trabajo. Con esa idea surge “Nuestra Lucha; Periódico Militante del Sindicalismo de Base”: para construir una corriente de miles de trabajadores y trabajadoras dispuestos a rechazar la prepotencia patronal y a batallar por recuperar las organizaciones en manos de la burocracia. Para que no haya obreros de primera y de segunda, para levantar los derechos de la mujer trabajadora, de la juventud y de los hermanos inmigrantes.

Para que la pelea no termine en el portón de cada fábrica

Por eso, queremos ligarnos a esta corriente para luchar porque la clase trabajadora se ponga de pie y deje de ser sujeto explotado y oprimido. Cómo dijeron los mismos trabajadores en su primera editorial: “nuestra lucha no es por cuestiones meramente sindicales sino porque creemos que los trabajadores organizados somos lo que podemos dar salida a los problemas estructurales de la sociedad” “si ellos, los que explotan y mandan, tienen su radio, tele y prensa ¿Por qué nosotros no impulsamos la nuestra?” “si los trabajadores no hacemos política otros la harán por nosotros”. En esa tarea, los estudiantes podemos jugar un rol fundamental.

El tiempo perdido,
de Jacques Prévert

Ante la puerta de la fábrica
el obrero se detiene de repente
el buen tiempo le ha tirado
de la chaqueta
y cuando se vuelve
y mira al sol
bien rojo bien redondo
sonriendo en su cielo plomo
que le guiña el ojo
familiarmente
Di camarada sol
¿no te parece
una estupidez
regalarle al patrón
una mañana como ésta?

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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