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Subte: trabajadores y usuarios contra las mentiras de Metrovías y Macri

Después del descarrilamiento en la cochera de la estación Rosas el 15/8 y un desperfecto en las señales al día siguiente, el macrismo volvió a lanzar una muy dura campaña contra los trabajadores del subte acusándonos de “sabotaje” y amenazando con realizar denuncias penales.

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22 de agosto 2013

Subte: trabajadores y usuarios contra las mentiras de Metrovías y Macri

Después del descarrilamiento en la cochera de la estación Rosas el 15/8 y un desperfecto en las señales al día siguiente, el macrismo volvió a lanzar una muy dura campaña contra los trabajadores del subte acusándonos de “sabotaje” y amenazando con realizar denuncias penales. Esta ofensiva, difundida ampliamente a través de medios como los del Grupo Clarín, tiene el objetivo de ocultar el acto de total irresponsabilidad y oportunismo electoral del gobierno al inaugurar dos estaciones que no estaban en condiciones de funcionar, como denunciamos mucho antes de la apertura.

Todos los argumentos que vienen usando en nuestra contra son falsos y rebatibles, y los estamos desmintiendo tanto los trabajadores como muchos usuarios de la línea B, que están demostrando que entienden lo que ocurre y nos apoyan. ¿Y cómo no habrían de hacerlo, si son los que más sufren la situación deplorable del subte día a día, junto con nosotros? Largas esperas en los andenes, incidentes donde tienen que bajarse de los trenes en los túneles caminando a oscuras, riesgo de sufrir heridas permanentemente por las malas condiciones en que la empresa hace correr las formaciones… El gobierno y la empresa subestiman a los usuarios si piensan que van a poder contarles una versión de la historia distinta a la que ellos mismos viven cotidianamente cuando viajan para trabajar o estudiar.

Metrovías y el macrismo: una campaña contra los trabajadores

Ante las acusaciones de Macri y sus funcionarios, los trabajadores confirmamos que sí hay sabotaje, pero de Metrovías y el gobierno de la Ciudad, que realizan una extensión de la línea en las condiciones más precarias, por una cuestión meramente electoral, donde no hay garantías para la integridad física tanto de trabajadores como de usuarios. Se agregan miles de usuarios con estas dos nuevas estaciones, pero como vengo planteando en distintos medios desde hace un mes, no tenemos la cantidad de trenes necesaria para brindar el servicio, ni hay personal suficiente para hacerlo. Se cae por su propio peso la mentira de ambos diciendo que les interesan los usuarios y el servicio, a lo que se suma la burocracia de la UTA que es recibida en reuniones en el Ministerio de Trabajo aunque no represente a nadie en el subte. El subterráneo debería ser un servicio público, pero como no nos cansamos de repetir, en realidad es un gran negocio para la empresa Metrovías que lo viene gestionando desde hace 20 años, y esto es posible porque primero el gobierno nacional y ahora el de la Ciudad han bancado a estos parásitos. El Grupo Roggio tiene además la gestión compartida de varias de las líneas más importantes del ferrocarril del país, donde lleva a delante la misma política de vaciamiento y falta de mantenimiento e inversión. Ganaron $413 millones sólo con Metrovías hasta mayo de 2012, reciben millones en subsidios que no invierten ni en el subte ni en el ferrocarril, y encima se llevan toda la plata de la recaudación, que puede calcularse en al menos unos $5 millones por día en el subte. Y eso sin contar los $100 millones “extras” al año sacan con empresas vinculadas a Metrovías.

Frente a la gran campaña montada para demonizar a los trabajadores, nosotros le decimos a Ritondo, a Piccardo, a Macri y a la empresa que dejen de mentir. Habiendo incorporado 50.000 usuarios nuevos, pretendían que circulemos sólo con 12 formaciones. ¿Cómo podemos transportar 360.000 usuarios por día en 12 trenes? Ahora incorporaron algunas más gracias a nuestra denuncia, y anunciaron la compra de nuevos coches, pero ocultan que se trata de formaciones de varias décadas de antigüedad, que por ese motivo fueron desechadas en el Estado español y que tardarán meses o años en estar operativas.

Los trabajadores demostramos claramente que Metrovías y el gobierno de la Ciudad intentan usarnos como chivo expiatorio frente a las consecuencias de su desidia. Es necesario sumar más expresiones de solidaridad como las que ya vienen aportando los usuarios a nuestro reclamo, ya que sus condiciones de viaje están en juego, al igual que nuestras condiciones de trabajo. La única forma de pararle la mano a la patronal y al gobierno es actuar de conjunto usuarios y trabajadores, como ocurrió ante el tarifazo de Macri, cuando los trabajadores abrimos los molinetes contra el aumento del 127%.

Es preciso pelear por echar a Metrovías y poner el subte bajo gestión de sus trabajadores con control de los usuarios, ya que somos los únicos realmente preocupados por tener un transporte público eficiente y seguro, que no esté librado a la especulación de quienes buscan lograr ganancias o réditos políticos, inclusive a costa de nuestras vidas.


Los usuarios también se organizan

Las denuncias contra la empresa Metrovías y el gobierno de la Ciudad por las pésimas condiciones del servicio no vienen sólo de los trabajadores y sus delegados, sino que usuarios de la línea B decidieron tomar parte activa frente a una crisis que no se resuelve. Su planteo fue muy simple: no quieren seguir viajando así, y responsabilizan a la empresa y el gobierno porteño por la situación de deterioro del subte, que viene desde la gestión kirchnerista. Además, rechazan el ataque furibundo por parte de los funcionarios macristas contra los trabajadores, que busca tapar la desidia empresarial y gubernamental culpabilizando a los quienes mueven el subte a pesar de su precariedad.

Volanteos en las estaciones, reuniones de grupos de usuarios, campañas por las redes sociales, radios abiertas y charlas en zonas aledañas a la línea B son algunas de la iniciativas que se están llevando adelante o planificando para denunciar a los verdaderos responsables de esta crisis. En la estación Federico Lacroze le preguntamos a uno de los que reparten volantes por qué lo hace y contesta: “viajo en la línea B hace años, y cada día se viaja peor, aunque nos subieron un montón la tarifa. Vi las fotos que salieron en los diarios de lugares que los pasajeros no vemos y están llenas de agua en contacto con la electricidad y me preocupó bastante ¡pensá que acá vivimos hace poco lo de Castelar y Once! Me pareció que había que hacer algo, organizarse”. Nos cuenta que en general la gente recibe muy bien los volantes y lo felicitan.

Una chica interrumpe la conversación consultando “¿tienen facebook o mail? Así puedo difundirlo, en la facultad muchos usamos el subte”. Afuera espera el tumulto de la avenida en plena hora pico, y bajo tierra empieza a percibirse un clima distinto al que vienen intentando imponer los medios que difunden las mentiras de los funcionarios de Macri y Metrovías.

Prensa

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