“Buenas noches a todos y a todas; Su Alteza Real; Princesa Letizia; señor Jefe del Gobierno de España; señores y señoras jefes y jefas de Estado; jefes de delegaciones: lo primero es lo primero, quiero en nombre de toda la comunidad de América Latina y el Caribe decirle a usted, Alteza, y para que usted le transmita a su Majestad, el Rey Juan Carlos, que lo extrañamos mucho, que deseamos que restablezca su salud prontamente, también un saludo para su madre, su Majestad la Reina Sofía, sé que todos los que aquí estamos lo hacemos de corazón, más allá de los roles formales e institucionales su Majestad ha sabido construir vínculos muy fuertes con todos nosotros y realmente lo sentimos un rey muy próximo, que es algo muy difícil, normalmente a las majestades se las ve lejanas e inalcanzables”.

Así comenzó Cristina Kirchner su discurso en la cena con los jefes de Estado en la Cumbre Iberoamericana que se realizó en el Estado Español donde el gobierno de Zapatero, para beneplácito de Su Majestad, ha lanzado un paquetazo de ajuste contra los trabajadores y el pueblo (ver páginas centrales).

La “buena onda” de la presidenta obedece a una estrecha relación de su gobierno con la principal empresa de la Corona, Repsol, gracias a la privatización de YPF en los ‘90. El actual secretario general de la presidencia y miembro del círculo íntimo de los Kirchner, Oscar Parrilli, fue el diputado informante en el Congreso de la ley de entrega de los hidrocarburos bajo el impulso de Menem y Cavallo. Los recursos no renovables de gas y petróleo del actual gobierno “nacional y popular” siguen mayoritariamente controlados por la multinacional española, de la misma manera que Parrilli sigue en la cúpula del poder. Lo único distintivo es que la gerencia (management) de Repsol-YPF quedó desde fines del 2009 en manos de capitalistas amigos de los Kirchner, la familia Ezkenazi. Los Ezkenazi multiplicaron su fortuna luego de quedarse con el Banco de Santa Cruz mediante la privatización en épocas que Kirchner fue gobernador de la provincia y Menem presidente. Hoy controlan el 15,4% de la petrolera Repsol-YPF, pero en el corto plazo planean hacer uso de la opción de compra de un 10% más, a partir de este mes de julio cuando la multinacional española se desprenda del 20% de las acciones con lo que proyecta recaudar 3.000 millones de dólares.

Una verdadera postal del Bicentenario. Lejos de las “guerras de independencia” que hace 200 años recorrían América Latina, los Kirchner pertenecen a una clase política socia de la Corona. Como señaló la propia Cristina Kirchner días atrás: “Son los de la izquierda los que quieren hacer revoluciones”. Ni siquiera sus discursos hacen referencia a las ideas de la izquierda peronista a la que pertenecía la presidenta, que hablaba de “liberación o dependencia” y de la utopía del “socialismo” junto a Perón. Una confesión concluyente del “ala izquierda” de una burguesía nacional que cumple su bicentenario como enteramente conservadora del viejo orden, asociada al capital extranjero y sostenedora de las dobles cadenas semicoloniales impuestas por la dictadura y el neoliberalismo. O revolución de la clase trabajadora o dependencia nacional.