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Internacional

Un país de importancia estratégica para EE.UU.

Siguen las protestas en Bahrein

Después de la cruenta represión del 18/2, cuando el Ejército disparó contra los manifestantes en Bahrein, la gente retomó el control de la simbólica Plaza Perla en la capital, Manama. Al volver a la plaza, después de que se retiraran las fuerzas de seguridad, la gente cantaba “El pueblo quiere que se vaya el gobierno”.

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24 de febrero 2011

por Celeste Murillo

Después de la cruenta represión del 18/2, cuando el Ejército disparó contra los manifestantes en Bahrein, la gente retomó el control de la simbólica Plaza Perla en la capital, Manama. Al volver a la plaza, después de que se retiraran las fuerzas de seguridad, la gente cantaba “El pueblo quiere que se vaya el gobierno”. Así empezaba la segunda semana de protestas contra la monarquía sunita liderada por el rey Hamad Ben Isa Al Khalifa y su tío, el primer ministro Khalifa bin Salman Al Khalifa, en el poder desde 1971.

El 20/2 el sindicato docente y la federación sindical convocaron una huelga en protesta contra la represión y por el derecho a manifestarse.
Las protestas comenzaron contra la pobreza y el alto desempleo, que afectan especialmente a la mayoría shiíta (70% de la población). El gobierno había intentado prevenir las protestas con un subsidio de 2.650 dólares para cada familia. Cabe señalar que la mitad de la población de 1,3 millones son trabajadores extranjeros (que no serían beneficiarios del subsidio).

Wefaq, el principal partido de oposición shiíta, se había retirado del Parlamento en protesta por la muerte de dos manifestantes shiítas en las primeras marchas.

Frente a la represión del 18/2, el presidente norteamericano Barack Obama llamó al gobierno a “moderar” su respuesta y pidió el respeto de los “derechos universales”. Lo que no dijo Obama es que Estados Unidos tiene grandes intereses en Bahrein: allí está instalada la V Flota de la Marina estadounidense, que cuenta con portaaviones, destructores y otras embarcaciones desplegadas en el Golfo.

A pesar del anuncio del régimen de la liberación y “perdón real” para varios presos políticos (como gesto para apaciguar las críticas), el 22/2 una multitudinaria marcha (muchos hablan de 100.000 personas) llegó a la Plaza Perla.

A pesar de su menor peso demográfico y político las protestas en Bahrein puede tener importantes consecuencias en Arabia Saudita, donde también un sector de la población es shiita en su región oriental, y para EE.UU. por sus intereses en el pequeño país. De aquí el seguimiento y el “asesoramiento” que recibe del gobierno norteamericano.

Finalmente, el 23/2 el gobierno liberó a 300 presos políticos. Sin embargo, la oposición (encabezada por Wefaq) presentó una serie de demandas al príncipe, cara pública del régimen para dialogar, que incluyen la disolución del actual gobierno y la apertura de reformas políticas. Hoy, aunque el clima se ha calmado momentáneamente, la gente sigue presente en la plaza y se mantienen las aspiraciones de mayores libertades democráticas, contra la pobreza y por el fin de la opresión.

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