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A 30 años del Villazo

Se va a acabar la burocracia sindical

18 de marzo 2004


El 16 de marzo de 1974, los metalúrgicos de esa pequeña pero aguerrida ciudad del sur santafesino donde se concentraban (y aún se concentran) poderosas fábricas del acero, salieron a festejar un gran triunfo sobre la burocracia sindical, la patronal y el gobierno.
Esa gran gesta obrera y popular pasó a la historia como el Villazo.
La clase obrera ponía en jaque a la clase capitalista. Con el golpe genocida del 76 la burguesía aplastaría en sangre y fuego tanta osadía de aquellos obreros.

Antecedentes:

Las ilusiones de que Perón- después de un exilio de 18 años- vendría para favorecer a los trabajadores se empezaron a desvanecer rápidamente. El General, apelando a su prestigio entre las masas, había vuelto para meter en caja al movimiento obrero, y desviar el ascenso revolucionario que se abrió en 1969.
Apenas asumió en setiembre de 1973 impuso un Pacto Social que congelaba los salarios y suspendía las paritarias por 2 años. Además alentaba a la burocracia sindical y le daba el Ministerio de Trabajo que asumió Otero.
En 1974 la reacción avanzaba en el Cono Sur, se asentaban las dictaduras en Uruguay y Pinochet en Chile. En febrero un golpe de estado en Córdoba dado por el jefe de policía Navarro, termina con el gobierno de la izquierda peronista e impone un clima de terror con la Triple A. Perón manda al brigadier Lacabane como interventor de la provincia, para que siga en la línea reaccionaria.
Pero la clase obrera que había protagonizado los Cordobazos, Rosariazos y tantos azos que derrotaron a la dictadura de Onganía y Lanusse, no estaba dispuesta a entregar sus conquistas sin pelear. Todo lo contrario. Se organizó para enfrentar a la reacción, y aplicó métodos combativos y duras medidas, que tuvieron el apoyo popular.
EL VILLAZO: Paro, ocupación, piquetes, asambleas, movilizaciones, solidaridad, apoyo popular....
Es esta situación de enfrentamiento cada vez más agudo entre los trabajadores y los patrones, cuando se da la huelga de Villa Constitución.
Las tres grandes fábricas se encuentran- una al lado de la otra y a la vera del Paraná. Son Acindar y Marathon del grupo de la familia Acevedo y Metcon de Ford. En esa época trabajaban allí unos 6.000 trabajadores.
Con los salarios congelados por el pacto social y el sindicato metalúrgico (UOM) intervenido por la burocracia de Lorenzo Miguel, los compañeros comienzan a reclamar la normalización del sindicato, la elección y reconocimiento de delegados y Comisión Interna.
La UOM había convocado a elecciones en todo el país para normalizar el gremio. Pero en Villa en las primeras elecciones de delegados por sección, la burocracia había logrado meter uno solo de los 14 elegidos. Sufrieron una aplastante derrota y suspendieron todo. Lorenzo Miguel mandó dos nuevos interventores para reemplazar al inepto Trejo. Montan una provocación en Acindar y expulsan del sindicato a toda la comisión interna y a muchos delegados. Esto fue el detonante: "Una asamblea de los obreros de Acindar resolvió un paro de repudio que rápidamente se convirtió en ocupación. Ese mismo día, conocido los hechos, una asamblea de Marathon resuelve el paro y ocupa la fábrica en solidaridad, expulsa a la comisión interna y elige a otros compañeros como representantes". (Informe del Comité de Lucha –marzo 1974.)
La patronal y las autoridades locales, asustadas, aceptan. Es la burocracia miguelista la que se niega a las elecciones y hace maniobras. Por lo tanto Acindar y Marathon deciden seguir la huelga. Se pliegan los compañeros de Metcon (que se reintegraban de sus vacaciones). Y el paro de las tres grandes se extiende a Villber (fábrica de heladeras, etc.) y los talleres metalúrgicos de la zona.
Lo que comenzó siendo una huelga metalúrgica se extiende a otros gremios como portuarios, ferroviarios, maestros, aceiteros, municipales y otros. En la textil Cilsa, sus obreras mandaron una carta a Acindar: "Estamos con ustedes a muerte. Envíen piquetes para ayudar a garantizar el paro." Además se expande a localidades cercanas. El martes 12 el Centro de Comercio se adhiere y se paralizan los servicios. Empezaba el Villazo.
Los obreros de Acindar impusieron sus métodos y medidas ejemplares: asambleas masivas resolutivas (2 ó 3 por día), ocupación de fábrica con piquetes duros en los portones y toma de rehenes del personal jerárquico.
Una noche que la policía acechaba y amenazaba entrar para desalojar, se reforzaron la barricadas y Aznarez que era el jefe de Relaciones Industriales de Acindar, llamó a la policía pidiéndole que no lo hicieran ya que estaban rodeados de tanques de combustible y sus vidas podían peligrar. Sin embargo en un nuevo fracaso en la negociación se sintió el desgaste de permanecer una semana ocupando. Entonces Piccinini plantea que un turno vaya a descansar a sus casas con el compromiso de retornar al día siguiente y hace una arenga muy conocida a las mujeres de los obreros. Al otro día el paro estaba mas firme que nunca. Todos volvieron. Las mujeres se convirtieron en un factor fundamental en el apoyo y para elevar la moral de la lucha (ver recuadro). El conflicto se definía a favor de los trabajadores. La patronal, el gobierno y la burocracia estaban acorralados y debieron ceder. De nada habían servido sus maniobras dilatorias, ni las solicitadas, ni amenazas, ni siquiera el atentado a un comercio que adhirió al paro.
El sábado, después de 10 días de lucha, se firma un compromiso de elecciones de delegados e internas en 45 días y de sindicato en 4 meses. Es el triunfo, los festejos en la calle, con una bandera: "Gracias pueblo heroico de Villa Constitución". Y las gargantas enronquecidas de gritar: "Se va acabar, se va acabar la burocracia sindical".
La clase obrera industrial, aunque fuera en una pequeña ciudad, mostraba cómo podía convertirse en caudillo de la nación. Los obreros del acero encabezando al conjunto de los trabajadores industriales, de servicios y estatales lograban arrastrar a los pequeños comerciantes y productores (hubo hasta un paro de chacareros) en la cruzada contra el gobierno y la gran patronal. Como dice Juan Actis, dirigente de la lista Marrón de aquel entonces, "Una vez recuperado el sindicato pasó a ser un punto de referencia (...) ya que todos los trabajadores no importaba en qué gremio estuvieran veían a los metalúrgicos, a la UOM recuperada como su propia herramienta de lucha (...) Esto fue riquísimo y superó los marcos que siempre se le ha querido dar al papel sindicalista, a la práctica sindicalera, puramente economicista" (...)
La confianza en su fuerza, la decisión y el coraje que mostraron los combativos obreros del acero, aglutinaron a la mayoría del pueblo trabajador y pobre tras una alternativa de clase. Y aunque muchos de los dirigentes del Villazo tenían simpatías o apoyaban a la guerrilla, esa gran acción obrera fue lo opuesto al método y la política guerrillera.
No había iluminados ni grupos elitistas que reemplazaran a las masas. Acá la masa siguió a los metalúrgicos y fue un ejemplo para todo el país.

El triunfo y las perspectivas:

Sin embargo, no se podía confiar en la palabra de patrones y burócratas y por eso no sólo se mantuvieron en alerta sino que dieron un gran paso adelante convocando a todas las organizaciones combativas y antiburocráticas del país para discutir cómo seguirla y garantizar se cumpla el compromiso.
La convocatoria será en la triunfante Villa, el 20 de abril, en el Club Riberas del Paraná. Fue un Plenario histórico donde se juntó lo mejor de la vanguardia obrera del país, estuvieron Tosco (Luz y Fuerza) y Salamanca (Smata) ambos de Córdoba, decenas de internas combativas, la mayoría de las agrupaciones y partidos de izquierda con la excepción de la JTP que no quería enfrentar al Pacto Social ni a Perón (que sólo 10 días después los echaría de la Plaza de Mayo al grito de "estúpidos e imberbes"). Estuvo planteado la formación de una Coordinadora nacional combativa y clasista, pero la mayoría no estaba dispuesto a dar ese paso. Un año después, el 20 de marzo de 1975 cuando Piccinini y la Marrón ya habían aplastado con votos a la burocracia, un operativo represivo nunca visto invadió Villa, encarceló a toda la dirección combativa y comenzó una heroica resistencia en una huelga de 59 días. Pero pese a la solidaridad esa vez se perdió, y hubo decenas de muertos y de presos. ¡Como se sintió la falta de una Coordinadora Nacional!

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Homenaje a Ester

Hace poco falleció doña Ester, esposa de Helvecio y madre de nuestro compañero Oscar Chiche Hernández. Ella fue parte de la comisión de mujeres del Villazo, su marido de la Marrón, fue elegido delegado interventor por sus compañeros de Acindar y después sufrió la cárcel. Extractamos parte de un reportaje que le hiciéramos años atrás:

¿Cómo surgió esta organización de las mujeres?

La participación nuestra, de las mujeres, fue a raíz de que la gente hizo la huelga, tomó la fábrica, quedaron todos dentro de fábrica. Entonces las mujeres tuvieron, de una forma u otra, que apoyar a sus esposos; en primer lugar llevándole palabras de aliento, alcanzándole comida todo el tiempo que estuvieron ahí y, una vez que salieron de fábrica, siguiéndolo en la lucha....
Al frente de todo esto estaba Piccinini, que estaba dentro de la fábrica ocupada. Hizo una asamblea dentro de la fábrica y habló. Le habló a las mujeres...
Juntábamos alimentos, recorriendo los comercios y barrios... Yo fui una de las mujeres que vendió más bonos y más rifas en esa época. No recuerdo la cantidad pero sé que juntamos mucho dinero.
En esa época ¿ustedes sabían que era el clasismo?
No, yo no sabía nada de nada: Lo poco lo aprendí escuchando. Hasta que pasó eso yo vivía entre ollas y ropa. Lo que se planteaba en ese momento era luchar por la reincorporación de los compañeros y por tener su sindicato, como le correspondía a la gente obrera y no la gente que la habían puesto ahí sentada en un sillón y hacían lo que querían...

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