Oscuros nubarrones se mueven sobra la cabeza del gobernador Scioli. La derrota del pasado 28 J no sólo eclipsó sus aspiraciones presidenciales sino que lo dejó seriamente debilitado para lidiar con una provincia que, por un lado, atraviesa una importante crisis financiera producto de un déficit fiscal que unos 10 mil millones de pesos; y que por otro está cruzada y tensionada por la crisis, también heredada del 28J, del propio PJ Bonaerense.

Ni bien pasó la debacle electoral, Scioli intentó enfrentar el vendaval independizándose de los K y proponiéndose como el vocero del campo y de los intendentes bonaerenses en defensa de la caja y de la obra pública. Pero sus intenciones quedaron sólo en eso, en intenciones.

El reciente veto presidencial a la suspensión a las retenciones a los productores de los 37 distritos bonaerenses afectados por la sequía lo puso ante fuego cruzado: entre la patronal rural con la que se había reconciliado a partir de ofrecerse como mediador ante la presidenta y el propio matrimonio presidencial. El gobernador apoyó el veto y ahora, como antes de la reconciliación, tiene que suspender sus visitas al interior de la provincia. Al cierre de esta nota era desplazado el ministro de Asuntos Agrarios profundizando los ataques de los sojeros.

La profunda debacle financiera lo hace a Scioli extremadamente dependiente de la caja de la administración nacional. Recientemente tuvo que esperar hasta último momento para contar con los 240 millones de pesos que necesitaba para pagar los salarios a los empleados provinciales.
Pero a su vez esta dependencia del kirchnerismo realimenta su propia inestabilidad, como queda en evidencia en estos días con los distintos rumores sobre una posible renuncia o la asunción como diputado a fin de año. Esta inestabilidad también es fogoneada por la crisis del propio PJ bonaerense donde juegan duro los intendentes del conurbano, la burocracia sindical, el propio Kirchner y donde apareció el propio Duhalde.
Scioli se debate en medio de vientos tormentosos.

Al año le sobra un trimestre

Con esta frase el Ministro de Economía provincial pintó de cuerpo entero la difícil situación financiera de la provincia. Frente a la misma, Scioli parece haber elegido el clásico camino del endeudamiento y el ajuste presupuestario.

Mientras por un lado discuten la emisión de un nuevo bono de 600 millones de pesos que pasará a engrosar una abultada deuda provincial; por el otro, más allá de que este mes hayan podido cubrir el pago de salarios y desmientan la reaparición de los Patacones, ya comenzaron a apuntar contra los trabajadores. En Desarrollo Social, el recién asumido ministro Cacho ˜álvarez (hasta ahora intendente de Avellaneda y referente entre los Barones del Conurbano) se presentó anunciando recortes en bonificaciones salariales: Algo similar ocurre en otras dependencias y también en distintos municipios.

Frente al ajuste en ciernes la respuesta de los trabajadores no se ha hecho esperar. Por ejemplo, en Desarrollo Social, el anuncio del ministro fue respondido por una asamblea masiva donde tuvieron que converger los tres sindicatos y un paro masivo de 48 horas. En el Ministerio de Producción, que unos meses atrás desarrolló una importante lucha donde surgió una nueva Junta Interna de ATE, resurgieron las asambleas y las acciones de lucha.

Los vientos de tormenta también soplan en UPCN

La crisis abierta en el PJ bonaerense (y en la propia burocracia sindical) y la alta inestabilidad política ha hecho recrudecer una fuerte lucha interna entre dos sectores de la actual CD de la UPCN provincial. Si bien nada bueno podemos esperar los trabajadores, no es un dato menor esta crisis en el principal sindicato entre los trabajadores provinciales (especialmente en La Plata) que fue garante de la “paz social” en los últimos 22 años de gobiernos peronistas y que como tal se consolidó como la principal correa de transmisión del Estado entre los trabajadores. Los trabajadores tenemos que aprovechar esta crisis para impulsar la lucha desde abajo, desde las asambleas imponer un plan de acción a favor de nuestras demandas, para unir nuestras fuerzas (siempre divididas por los sindicatos), defender nuestras conquistas y preparar una gran lucha provincial que pueda superar a los propios dirigentes de UPCN y a las acciones testimoniales e impotentes de ATE-CTA. Se empieza a abrir un buen momento para construir entre los estatales una importante corriente clasista que marque un camino independiente de las direcciones burocráticas de los sindicatos.