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Santa Cruz y el 2001

“No necesitamos hacer aparecer a la provincia del presidente en el marco de la debacle que ocurrió en diciembre de 2001 (…) acá no hay ni habrá vacío de poder” dijo Daniel Peralta en su asunción el pasado viernes 11 de mayo mientras, afuera de “La Rosadita”, se producía la más grande manifestación que haya vivido la provincia.

17 de mayo 2007

“No necesitamos hacer aparecer a la provincia del presidente en el marco de la debacle que ocurrió en diciembre de 2001 (…) acá no hay ni habrá vacío de poder” dijo Daniel Peralta en su asunción el pasado viernes 11 de mayo mientras, afuera de “La Rosadita”, se producía la más grande manifestación que haya vivido la provincia. Unos 15 mil trabajadores docentes, municipales y estatales marcharon por las calles de Río Gallegos con aires de triunfo luego de forzar la renuncia del gobernador Carlos Sancho y del odiado ministro de gobierno Daniel Varizat.

¿Qué fue lo que en Santa Cruz estuvo emparentado con diciembre de 2001 y hace que aquellas jornadas sean un punto de referencia obligado para los análisis de lo que ocurrió?
No sólo el “que se vayan todos”, que fue una de las consignas más coreadas en esos días, sino que, efectivamente, cayó un gobernador producto de la acción directa en las calles, de la movilización de masas, y nada menos que en la provincia del presidente que se presenta en todo el país como el heredero de aquellas movilizaciones que tiraron a De la Rúa.

Este enorme triunfo político de todos los trabajadores del país fue esta vez protagonizado por los docentes que acudieron a todos los métodos de lucha acumulados en la experiencia de estos años. El centro fue la acción huelguística, pero también se apeló a los piquetes y a los cortes de ruta en varias localidades, a los escraches a los funcionarios y políticos oficiales, a los cacerolazos masivos, y contó con el acompañamiento y la simpatía de sectores importantes de las clases medias. Muchos pequeños comercios cerraron sus puertas en apoyo a los docentes y en repudio a la represión.

En Santa Cruz es un sentido común decir que esto fue “histórico”: todos hacen referencia a que “la gente se cansó de los últimos 17 años”; es decir cuando Néstor Kirchner asumió la gobernación, impuso la ley de emergencia económica vigente, congeló las paritarias y los aumentos de salario al básico, y privatizó YPF. Lo de Santa Cruz es “histórico” porque, en lo más profundo, lo que expresa la movilización encabezada por la huelga docente es la rebelión contra un régimen de asombrosa continuidad con el de Menem, Cavallo y De la Rúa.

La diferencia sustancial es que Daniel Peralta no es exactamente un Rodríguez Saa -que asumió en medio de la debacle económica y el default de las arcas del Estado- sino que, por el contrario, Santa Cruz está, como el país, en pleno crecimiento económico y el Estado cuenta con millonarios fondos de regalías petroleras. Peralta dijo que “tenemos la inversión más grande de la historia provincia”, pero se olvidó de apuntar que esa inversión “de los fondos del estado” fue para subsidiar a las petroleras y crear una nueva burguesía provincial, nuevos ricos que son socios de las grandes multinacionales petroleras, pesqueras y mineras. Esto es lo que ha hecho que un simple chofer del presidente, como Rudy Ulloa, se haya convertido en un poderoso empresario que controla un canal de TV, radio, un diario de distribución gratuita y que se dice compraría gran parte del paquete accionario de Página/12. O que alguien que tenía una inmobiliaria como Lázaro Báez con su empresa Austral sea hoy el pope de la construcción de obra pública y sea favorecido en concesiones para una serie de exploraciones en nuevas áreas petroleras.

Daniel Peralta asumió para mantener lo esencial de la continuidad de esas mismas camarillas, que para perpetuarse ahora apelan al “dialogo” y la “negociación”. A partir de su asunción hay un nuevo momento político. El Obispo Romanín, que todos los días declaraba contra el gobernador Sancho, visita ahora Peralta en su casa (ver foto) y habla de “esperanza en una solución”. La UCR, señalada por el oficialismo como promotora de la movilización, votó en la Cámara a favor de la asunción de Peralta y el intendente de Río Gallegos, Héctor Roquel, dijo que se abría “una oportunidad”, seguramente esperando que le toque algo más de los fondos de la caja estatal.

El escrache realizado a la hermana del presidente, Alicia Kirchner, intentó ser utilizado por el gobierno para poner a la defensiva a los huelguistas. Una campaña de demonización que pretende igualar la “violencia” de tirar huevos y harina, con la represión de gases y balas, inclusive de plomo, como la utilizada contra los municipales y por la que no hay ni un solo policía imputado; e inclusive con el nuevo gobernador Peralta sigue en funciones el odiado jefe de policía Wilfredo Roque que la comandó. Así intentan justificar la permanencia de las tropas de la Gendarmería nacional y buscaron poner a los maestros a la defensiva. Pero ellos han respondido con un cacerolazo en el que cientos de docentes se pusieron curitas en la cara en alusión a la que usó la ministra en la conferencia para la TV.

Al cierre de esta edición las asambleas de Adosac se reunirán para evaluar la propuesta salarial del gobierno. Desde todo el país hay que reclamar que se retire la gendarmería de Santa Cruz y apoyarlos hasta que triunfen en sus reclamos. En páginas centrales entrevistamos a delegados de Adosac que reflexionan sobre su experiencia de lucha y opinan sobre la necesidad de un partido de la clase trabajadora.

Prensa

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Marcela Soler115470-9292

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