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Neuquén

EN CLAVE ROJA - UNIVERSIDAD DEL COMAHUE

Salió la revista “El gran sueño”

Presentamos la Editorial y el Sumario de “El Gran Sueño” N° 1, la revista de la agrupación universitaria En Clave ROJA, de la Universidad Nacional del Comahue. La edición impresa próximamente estará disponible en las mesas de En Clave ROJA de la UNCo.

PTS

21 de septiembre 2007

• Editorial - pág. 4

• Noelia Barbeito
¿De qué hablamos cuando hablamos de Democratización? - pág. 6

• Laura Silva
¿Organización de la lucha o gestión de las fotocopias? - pag 9

• Damián Olivarez
Apuntes para la Defensa del Marxismo en la Universidad - pág. 11

• Darío Martini
Viviendo con Guerra - pág. 13

• Tamara Egea
El Estado represivo en Neuquén - pág. 18

• Darío Martini
Fichas de Historia del Movimiento Obrero Regional - pág. 22

• Marisol Ruiz
Una experiencia “setentista” en el Parque Industrial de Neuquén - pág. 24

• Pan y Rosas
La trata de blancas; negociados e impunidad - pág. 28

• Myriam Bregman
¿Por qué desapareció Julio López? - pág. 29

• Juan Dal Maso
Nuevas y viejas lecturas de la experiencia del movimiento obrero - pág. 31

Editorial (a manera de presentación)

Con esta Editorial queremos presentar el primer número de El Gran Sueño, la revista de la agrupación universitaria En Clave ROJA en la Universidad Nacional del Comahue. Nuestra agrupación está compuesta por estudiantes independientes y estudiantes del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), de las facultades de Humanidades, Ciencias de la Educación, Derecho y Ciencias Sociales, Economía y Administración y Medicina.

Elegimos el nombre de la revista como un homenaje al escrito del mismo nombre del revolucionario ruso León Trotsky, de quien se acaban de cumplir 67 años de su asesinato por un agente de la policía secreta de Stalin. En El Gran Sueño, traza el horizonte que abrió para la humanidad la revolución Rusa de 1917: el socialismo, representando básicamente una radical transformación de las relaciones humanas, tanto de los hombres y mujeres entre sí, como de los hombres y las mujeres con la cultura, es decir, una plena liberación de las capacidades creativas de la humanidad. En este escrito, el socialismo, contra toda visión autoritaria, ya sea en su caricatura burguesa o en su deformación estalinista, significa reapropiación por la humanidad y para la humanidad de la cultura y la historia.

En los 90’s, tras la caída de la URSS, los intelectuales y demás ideólogos, lleven el titulo que lleven (posmodernos, neoliberales, setentistas arrepentidos, etc.) escribieron mares de tinta sobre la imposibilidad de subvertir el orden social.

Contra estas ideas nos levantamos, no como “melancólicos” añorando un pasado mejor, sino con la firme convicción de que el capitalismo “realmente existente” no puede ofrecer, como horizonte, como posibilidad de futuro, más que guerras, crisis y convulsiones económicas sin precedentes y la destrucción completa de la “base material” de la vida humana, el planeta tierra y sus recursos naturales. En un polo aparentemente opuesto al anterior se levantan voces en los últimos años, después del descrédito de las ideas neoliberales, que si bien reconocen y denuncian los males del capitalismo, nos plantean que el socialismo y la revolución son ideas utópicas, pasadas de moda, como así también la clase obrera y sus luchas. Nos hablan de nuevos sujetos sociales, no para trazar un horizonte superador, sino para renunciar a toda perspectiva de cambio social anticapitalista. Muchos de estos intelectuales fueron los primeros obnubilados por los discursos de derechos humanos de Kirchner o de «socialismo del siglo XXI» de Chávez. Y así, en aras de un sospechoso realismo, nos llaman a confiar y apoyar estos gobiernos, que “enfrentan al Imperio”. Sin embargo, lo que los hechos dicen es que en América Latina y en especial en estos países “progres” se han producido en los últimos años, tasas de crecimiento económico de la cuales se han beneficiado sustancialmente los grandes empresarios y los monopolios, mientras que los trabajadores y el pueblo siguen soportando sobre sus espaldas grandes privaciones y penurias.

Si de los intelectuales posmodernos de los noventa se podía decir que eran políticamente opositores pero económicamente cómplices, de los nuevos “progres”, se puede decir que son opositores “económicos” al neoliberalismo como “modelo”, pero que su crítica se detiene devotamente ante el ídolo mágico de la propiedad privada capitalista y su sistema social. De todos modos, el triste papel de estos intelectuales no nos sorprende: Marx dijo una vez que las ideas dominantes de una época son las ideas de la clase dominante; estos intelectuales no hacen más que comprobarlo. Pero el asunto no queda reducido a esto, la ideología capitalista, en sentido estricto, como falsa conciencia de la realidad, se propaga de mil maneras. Desde la prensa, desde la cátedra universitaria, desde el libro, la revista, etc., controlados por la “industria editorial” claro, se nos inculca día a día, la idea de que el capitalismo es el mejor de los mundos, el cual, pese a sus “defectos”, es el único posible.

La universidad, en un sentido, es un espacio privilegiado para la reproducción ideológica. Es decir, como institución, tras sus explícitos fines científicos, también cumple una función de reproducción material y simbólica. Se forman en ella los cuadros científicos, técnicos y administrativos (Geólogos, Físicos, Ingenieros, Contadores, Abogados, Profesores, etc.) que ocupan puestos claves en el ordenamiento social y estatal: como funcionarios de los poderes públicos, como Managers o cuadros técnicos en las empresas capitalistas (Repsol) o como profesores de educación media, etc. Sin embargo, como todo producto en nuestra sociedad, también estos cuadros son una mercancía, y como tal está sujeta a los vaivenes de la oferta y la demanda.

Sin entrar en detalles, desde mediados de los 60’s, la “Universidad de masas” latinoamericana fue crecientemente cuestionada por los organismos financieros internacionales como el FMI y BM[1]. En su perspectiva, ésta era disfuncional a los cambios del capitalismo subdesarrollado de nuestros países, la demanda de cuadros universitarios ya no se correspondía con la oferta, que era excedente. Nada mejor que la Ley de Educación Superior del gobierno de Carlos Menem representó estas ideas neoliberales en la educación, con sus políticas de restricción del ingreso, ahogo presupuestario, etc.

Hoy la orientación del gobierno de Kirchner, como en muchos otros aspectos, es el doble discurso. Su política de Derechos Humanos es utilizada como tapadera de su política de “neoliberalismo de 3 a 1”. Julio López desaparecido, la corrupción del caso Skanka, la semi-ocupación militar de Santa Cruz, el “valijazo” de los u$s 800.000 y sus ex funcionarios asesinos en lujosas 4x4 muestran el verdadero rostro de Kirchner y anticipan el mandato de su posible sucesora. En la universidad las cosas no son muy diferentes: imposibilitado de asumir una orientación abiertamente privatista, neoliberal, ataca por el lado de la “utilidad de los conocimientos”: muchos Psicólogos, pocos Ingenieros… es el grito de combate. Esta política es la contrapartida académica de un “capitalismo en serio” y tras ella se esconden los intereses de los grandes grupos económicos que hacen altas ganancias en la Argentina K: Techint, SOCMA, Repsol y un largo etcétera. Tras un discurso que pretende hablar en nombre “las ciencias” se esconde pura y simplemente un concepto: venta de servicios. Eso es lo que significa la idea, defendida desde la tribuna por el gobierno K, de “vincular los conocimientos y las universidades a la producción”. En la Argentina K y en la UNCo la distinción entre “ciencia básica” y “ciencia aplicada” quedo superada no por la “tecnociencia” de Estados Unidos, Europa o el centro y sudeste asiático, que no por ello deja de vincular (y como…) los conocimientos a los intereses capitalistas[2], sino por la mas simple, vulgar y profana “venta de servicios”. A esto se reduce todo el cientificismo de las camarillas profesorales de la UNCo.

Esta combinación de elementos está en la base de la actual crisis universitaria. Como un barco que está en pleno naufragio, sus tripulantes y oficiales entran en efervescencia y ensayan distintas salidas ante el peligro. El estudiantado, como la tripulación de nuestro barco, se divide, unos ven a la universidad como un paso en su búsqueda del titulo de grado como mecanismo de ascenso social, otros defienden la conquista histórica de una universidad pública y laica, aceptando sus contradicciones y buscando un proyecto de universidad que supere el momento actual. Los oficiales de nuestro barco también se dividen, aunque, sometidos a la disciplina catedrática, sólo se escuchan las voces más reaccionarias. Las camarillas universitarias son la expresión más pura del oportunismo: hasta ayer progresistas, ante el naufragio, buscan atar el destino de la Universidad a las grandes empresas, postulándose como “proveedores de servicios” y “formadores de mano de obra” de la Repsol (léase monopolios petroleros), de la industria del turismo o los grandes grupos agroexportadores (Expofrut, etc). Y como en todo naufragio, algunas ratas buscan refugio en tierras más seguras (Pechén). No hay que desdeñar este último acontecimiento por más repulsivo que sea: por primera vez en la historia política de la región un académico ocupa tan alto cargo en un gobierno y así marca un rumbo, unir los intereses de los “científicos” al régimen del MPN y las petroleras.

Pero la lucha por otra Universidad no esta asilada: las luchas provinciales de los docentes, con dramáticos episodios en Neuquén y Santa Cruz, la emergencia del movimiento estudiantil francés contra la ley del Contrato del Primer Empleo (CPE), la rebelión de los “pingüinos” Chilenos, la reciente ocupación del rectorado de la Universidad de San Pablo en Brasil y la participación central de estudiantes y docentes en la lucha de la Comuna de Oaxaca (México) son el telón de fondo. Todos estos hechos muestran que la pelea por la democratización en Comahue en particular y en la universidad argentina en general no es un episodio aislado, sino que merece ser puesto en una perspectiva más amplia.

Retomando: nuestra crítica al orden social capitalista pretende no solo quedarse en el plano teórico o ideológico, que consideramos fundamental, sino que busca hacerse práctica. Desde ahí fundamentamos nuestra opción por la clase obrera: somos pro-obreros no en un sentido de “solidaridad sindical” (hoy por ti mañana por mi…) sino en el sentido de que la clase obrera, en su movimiento histórico, es la única clase antagónica al capital, la única que puede encarnar el proyecto de emancipar a la humanidad de la propiedad privada y las relaciones capitalistas de producción, de las cuales es su producto más peculiar. Nuestra idea como estudiantes es desarrollarnos como intelectuales orgánicos de la clase obrera, aportando desde nuestros conocimientos a su lucha y organización, afianzando esta perspectiva combativa en el movimiento estudiantil. Esta revista pretende, humildemente, convertirse en el vocero dentro de la Universidad del Comahue de esta perspectiva y de estos objetivos.

En este número de «El Gran sueño», contamos con las siguientes colaboraciones: en la sección Universidad, el artículo «¿De que hablamos cuando hablamos de Democratización?» de Noelia Barbeito, brinda claves que nos ayudan a entender la actual crisis de la universidad. La nota de Damián Olivares, «Apuntes para la defensa del marxismo en la universidad», ensaya respuestas a la pregunta de por qué se oculta la enseñanza del marxismo en la universidad. El aporte de Laura Silva, «¿Organización de la lucha o gestión de las fotocopias? Un debate sobre los centros de estudiantes…», es una polémica alrededor del rol y la función de los centros de estudiantes. Darío Martini, con «Viviendo con guerra», inicia una serie de notas sobre la resistencia a la guerra de Irak en los EE.UU. La nota de Tamara Egea «El estado represivo neuquino» actualiza la información sobre la política represiva del MPN. La serie Fichas de Historia del Movimiento Obrero Regional, tiene una primera entrega con el testimonio de Juan Isidro López, activista y militante en la década del setenta, ex detenidodesaparecido y actual testigo en los juicios a los genocidas. Marisol Ruiz entrega una reseña histórica de la gesta de los obreros de Zanon. También hay una colaboración de las compañeras de la agrupación de mujeres Pan y Rosas, con un artículo sobre la trata de blancas. Asimismo reseñamos la intervención de Myriam Bregman (abogada de la querella en el juicio que fue testigo Jorge Julio López) en un curso en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNCo. También contamos con la colaboración de Juan Dal Maso, miembro del staff de la revista marxista de teórica y política Lucha de Clases, que nos envía una reseña crítica del libro «La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas.» Agradecemos a todos aquellos/as compañeros y compañeras que nos aportaron con discusiones y colaboraciones intelectuales en la lectura de los artículos, como así también en las correcciones de los textos, especialmente a los compañeros del colectivo Ojo izquierdo en el arte de tapa y a Qfa por la diagramación general.

Septiembre del 2007

Prensa

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