La discusión salarial comenzó con el año. Ya hay varios gremios que empezaron a discutir, y los aumentos pedidos oscilan entre el 20 y el 30%, como es el caso de Luz y Fuerza. Por su parte, los trabajadores de la cosecha de fruta fresca de Río Negro –representados por UATRE– cerraron con un incremento del 21,21%, mientras que el año pasado habían obtenido un aumento del 24%. Hay que tener en cuenta que, al comienzo de la discusión, la burocracia de este sindicato afirmaba que “no aceptarían un aumento menor al 40%, mientras que desde el sector empresario se les ofrecía un incremento que rondaba el 6%” (Infobae, 24/01/07).
Según los informes de prensa, la discusión en la CGT, luego del papelón de San Vicente, impediría que se imponga un tope al aumento salarial como ocurrió el año pasado, que fue del 19%. Pero la realidad es que la desprestigiada burocracia se quiere reacomodar ante la base y por esto aparece con estos reclamos. En este sentido se habla de “paritarias libres”, y Moyano afirmó que cada gremio negocia por su cuenta. Héctor Recalde, el diputado oficialista y abogado de la CGT, afirmó que se debe negociar de acuerdo a la rentabilidad empresaria, que según los análisis del INDEC promedia el 22%. De todas maneras, según Página 12, Moyano, luego de reunirse con el ministro de Trabajo, Tomada, anticipó que serán discusiones “racionales” y que “el año pasado decían que se venía el mundo abajo cuando empezaron a discutir salarios, arreglaron todas las organizaciones gremiales y no pasó absolutamente nada, y este año va a pasar lo mismo”. Más claro imposible.
Por su parte los empresarios patalean, según el diario Infobae “desde la UIA consideran que la negociación salarial tiene que tener en cuenta las perspectivas de crecimiento y la intención del gobierno de mantener a raya la inflación”. De esta manera afirman que los aumentos salariales deberían oscilar el 10% y que se podrían otorgar aumentos por productividad, a la vez que reclaman mayor flexibilidad laboral para la PyMES.
En contraste con esta posición la postura de la CGT parecería progresiva. Sin embargo, esto no es así, porque quienes tienen un salario equiparable a la canasta familiar, en unos $ 2.400, es un pequeño sector de los asalariados, ya que según el INDEC, el 70% de la población recibe ingresos inferiores a los $ 1.100.
Además hay que agregar que las últimas paritarias abarcaron, según un informe de la CTA, sólo a unos 3.144 millones de asalariados, que representan el 50,6% de los que están en blanco, el 28,3% del total de asalariados, y el 18,9% de la fuerza laboral total.
De esta forma la burocracia sindical le garantiza las ganancias a la patronal, dividiendo las fuerzas de los trabajadores entre desocupados, quienes están en negro y los que están en blanco. Las paritarias tienen el objetivo de contener los reclamos de los trabajadores con aumentos para un pequeño sector, mientras se mantienen las condiciones de flexibilidad laboral y dejando afuera a la mayoría de los trabajadores.
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