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LA INTERNA CON SCIOLI

Sabbatella, el espadachín bonaerense de la seguridad K

Sabbatella eligió el tema de la seguridad como uno de sus caballitos de batalla para justificar su papel como colectora de CFK en la provincia. El dirigente de Nuevo Encuentro señaló que “el sciolismo tiene una mirada más de centroderecha y conservadora. Se ve frente a la seguridad.

Facundo Aguirre

24 de febrero 2011

Sabbatella, el espadachín bonaerense de la seguridad K

“Seguridad democrática” y mano dura, dos formas de la represión social

Sabbatella eligió el tema de la seguridad como uno de sus caballitos de batalla para justificar su papel como colectora de CFK en la provincia. El dirigente de Nuevo Encuentro señaló que “el sciolismo tiene una mirada más de centroderecha y conservadora. Se ve frente a la seguridad. La Nación crea un Ministerio y jerarquiza la seguridad; la provincia lo unifica con el Ministerio de Justicia. La Nación designa a Nilda Garré, lo que significa hablar de seguridad democrática y gobierno civil sobre la policía; Scioli entrega el poder a la policía y vuelve a un discurso manodurista, efectista, mediático, con demagogia punitiva” (La Nación, 13/11).

Sabbatella se presenta así como representación autentica del kirchnerismo progresista contra el peronismo bonaerense. Sus declaraciones son casi calcadas de las de uno de los ideólogos de la actual política de seguridad del kirchnerismo, Horacio Verbitsky para quien “Scioli tiene en la cabeza un modelo de seguridad que es absolutamente contrario al nacional. Es muy claro, por ejemplo, cuando se contrasta el modo en que la provincia llevó adelante el caso de José León Suárez con la resolución de la toma del Club Albariños, que encabezó el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Nilda Garré. Mientras uno buscó combatir la problemática social a los tiros, el otro se desactivó sin heridos, con una investigación del ministerio -realizada con inteligencia en los dos sentidos de la palabra-, que luego le entregó pruebas a la Justicia, y un manejo político de la situación” (Revista Veintitrés). Recordemos que en el Club Albariños la política de “seguridad democrática” consistió en rodear el predio con la Gendarmería y los federales y procesar a los sin techo. La inauguración de esta política del Ministerio Garré fue el cerco militar de Gendarmería contra los sin techo en las ocupaciones de Villa Soldati y el Club Albariños, y días después la detención de los militantes del PO Merino y Hospital acusados de extorsión por cortar vías. La política de “seguridad democrática” de Garré resultó en el nombramiento del comisario Enrique Capdevila como jefe de los federales. El nuevo jefe policial era el director de Orden Urbano y Federal y como tal tenía bajo su mando a la Montada y a la Guardia de Infantería, es decir, las fuerzas de choque contra las manifestaciones políticas y sociales. Recordemos que la nueva línea de seguridad se impuso tras el asesinato de Mariano Ferreyra con complicidad de la Policía Federal, el asesinato de los qom por la policía formoseña y los fusilamientos de los sin techo en Villa Soldati en un operativo conjunto con la Metropolitana.

La defensa de la política de “seguridad democrática” que hace el dirigente del Nuevo Encuentro se coloca en línea con los esfuerzos del Ministerio de Garré por obligar a Scioli y su ministro Casal en torno al control sobre la policía bonaerense. La ofensiva K le impuso, luego de los fusilamientos de José León Suárez, al comisario Hugo Matzkin -un hombre al que se vincula a Arslanian y Juampi Cafiero- como segundo jefe de la Bonaerense. Luego de una aparición común como parte del Operativo Centinela -otro logro de esta política que aumentó la militarización bonaerense destacando 6.000 gendarmes- la ministra Garré señaló que habían bajado los índices de criminalidad, a lo que Casal respondió más allá de las estadísticas había que trabajar.

La política de “seguridad democrática” que según Sabbatella diferencia a CFK de Scioli opone al libre juego de las mafias policiales el rescate de las instituciones de seguridad del estado capitalista -deslegitimadas por la corrupción, el accionar mafioso y el gatillo fácil- como fuerza de represión social.

El colector transversal Sabbatella se distingue del sciolismo por defender una política distinta de represión contra los pobres, la juventud de los barrios y los luchadores populares.

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