La solución empresaria a la crisis económica es tan repetida como brutal para los trabajadores. Las suspensiones y el despido de los contratados ya son masivos en algunas ramas (automotrices, metalúrgicas, frigoríficos, textiles). Peugeot, la mayor automotriz nacional suspendió a todo el personal hasta marzo con el 60% del salario. Ahora quieren chantajear –como en Paraná Metal– con cambiar despidos por congelamientos y rebajas salariales. La CGT y la CTA siguen subordinadas al acuerdo del gobierno y las patronales, y no hay una sola medida de lucha seria por fuera de la que plantean los propios trabajadores en los conflictos.

Para los próximos meses se anuncian nuevos ataques al movimiento obrero. Estamos en momentos claves. Por eso es necesario un polo que agrupe a las organizaciones obreras y delegados combativos, a los trabajadores en lucha, los centros y federaciones estudiantiles combativas y los partidos de izquierda, para rodear de solidaridad a los conflictos en curso y enfrentar los despidos y suspensiones. Ante la crisis capitalista o se salvan ellos o pagamos los platos rotos los trabajadores. La desocupación se puede convertir en la peor de las pesadillas, salvo que la enfrentemos en forma decidida. Si baja la producción que se reparta el trabajo disponible entre todos los trabajadores -sean efectivos o contratados- sin ninguna rebaja salarial. Que la crisis la paguen los capitalistas. Trabajemos menos horas pero mantengamos el salario y su poder adquisitivo.