Mientras la burocracia sindical de la CGT juega de un modo u otro en la interna del peronismo, crece en muchos lugares de trabajo una simpatía por los dirigentes clasistas y antiburocráticos, referenciados en el FIT y el PTS.

De 2003 a esta parte hubo ricas experiencias de organización en movimiento. Desde el Sindicato Ceramista hemos sido parte de ese proceso, luchando para lograr una práctica sindical completamente diferente, con un claro posicionamiento clasista. Partimos de que sólo la clase obrera puede imponer las demandas más sentidas junto a los sectores populares y la que puede, también, imponer un gobierno de los trabajadores, con el gran objetivo de terminar con la explotación capitalista.

Desde que recuperamos el sindicato, nos propusimos transformarlo. Comprendimos que los estatutos de los sindicatos son máquinas de fabricar burócratas: favorecen que los dirigentes dejen de trabajar y se la pasen haciendo negociados con los patrones y funcionarios. O se perpetúen por décadas como Daer, Moyano o Pereyra.
Es por esto que en 2005 modificamos el estatuto del SOECN, poniendo como criterio principal el mandato de asamblea, que los dirigentes roten en sus cargos y vuelvan a trabajar, que no se puedan reelegir y surjan así nuevos compañeros y compañeras que tomen la posta. Asimismo se aplica un sistema de incorporación, en la dirección del sindicato, de representación de las minorías. Además cualquier dirigente puede ser removido con una asamblea del sindicato, sin los pasos burocráticos que imponía el estatuto anterior.

Hemos visto cómo la burocracia sindical se despega permanentemente de las necesidades de los trabajadores: viven con sueldos y condiciones completamente distintas a las nuestras, en lujosos departamentos. El Estado y las patronales mantienen a este ejército de parásitos para frenar huelgas o reventar a los sectores combativos.

Nuestra práctica es la contraria: por eso Raúl Godoy y Alejandro López volvieron a trabajar cuando se cumplieron sus mandatos al frente del Sindicato. Cuando la Lista Marrón de ceramistas decidió ser parte del FIT en las elecciones provinciales de 2010 y Alejandro López asumió como diputado provincial del FIT, siguió ganando lo mismo que en la fábrica y volvió a trabajar cuando terminó su mandato. Con Omar Villablanca volvimos a la línea una vez cumplidos nuestros mandatos. Lo mismo hará Raúl Godoy a fin de año.

Esta es la práctica que llevamos desde hace años, como parte de las experiencias clasistas y antiburocráticas que dio estos últimos años el movimiento obrero. Muchos de los compañeros y compañeras que han protagonizado este proceso hoy son parte de las listas del FIT. Junto a ellos seguiremos peleando, si conquistamos bancas parlamentarias, por el mismo programa y los mismos métodos que defendimos todos estos años.

Por la independencia de los sindicatos del Estado, que no tenga injerencia en cómo nos organizamos los trabajadores. Por la más plena democracia sindical: que los paritarios se elijan en asamblea, que los cargos sindicales sean revocables por la base, contra la persecución a la izquierda y los delegados combativos. Como hacemos en Zanon, que los dirigentes ganen lo mismo que un trabajador y vuelvan a sus puestos tras cumplir el mandato.

Queremos recuperar los sindicatos para que sirvan entonces para luchar por el salario, contra el trabajo en negro y la precarización. Pero que además sirvan para hacer una alianza con nuestra comunidad y levantar las demandas de todo el pueblo trabajador. Con los sindicatos en manos de los propios trabajadores se podrá avanzar en el control obrero de la producción que permitiría, por ejemplo, enfrentar los aumentos de precios de las grandes empresas, así como luchar por gestionar los servicios públicos en beneficio de las grandes mayorías, liquidando la corrupción.