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EL ESCÁNDALO EN EL INADI Y LA CRISIS DE LA "IZQUIERDA" K

Rachid y después: la mal llamada “diversidad” estatal

Como si el escándalo Schoklender no fuera ya un gran dolor de cabeza para el kirchnerismo, las acusaciones cruzadas entre el titular del INADI, Claudio Morgado, y su vicepresidenta, María Rachid, hicieron poner el grito en el cielo a Cristina y dejaron al desnudo una crisis en la llamada “izquierda K”.

Julio Patricio Rovelli

16 de junio 2011

Rachid y después: la mal llamada “diversidad” estatal

Como si el escándalo Schoklender no fuera ya un gran dolor de cabeza para el kirchnerismo, las acusaciones cruzadas entre el titular del INADI, Claudio Morgado, y su vicepresidenta, María Rachid, hicieron poner el grito en el cielo a Cristina y dejaron al desnudo una crisis en la llamada “izquierda K”.

Esta “Guerra de los Roses” se originó en el conflicto de los qom cuando después de haber sido reprimidos y asesinados por orden del gobernador K Gildo Insfrán, los hermanos qom acamparon en la Avenida 9 de Julio esperando ser atendidos por el gobierno. A la cabeza se hallaba Félix Díaz, representante qom y delegado del INADI formoseño. Mientras tanto, Rachid trinaba para que fuera desplazado de su cargo, bajo la orden de su tutor, Aníbal Fernández. Al mismo tiempo salieron a la luz cuentas personales pagadas con fondos públicos, nombramientos de “ñoquis” amigos de uno y otro directivo, despidos y trabajadores del INADI obligados a “actuar” de militantes K en actos kirchneristas.

El fin de una estrategia de cooptación

La bandera del triunfo logrado con la ley de matrimonio igualitario llevó a María Rachid, rápidamente, del activismo independiente a la Casa Rosada, donde se convirtió en poco tiempo en la figura preferida y promovida por el kirchnerismo para mostrar una cara de respeto a la diversidad y los derechos sexuales. Hoy dicen que Cristina pidió a gritos que no le permitieran aparecer en la campaña electoral, donde va como legisladora en la lista K de Daniel “funcionario de Grosso” Filmus y Carlos “amigo de Pedraza” Tomada. Una lista que ni siquiera cumple con la cuota de género que obliga la ley y por lo que está observada por el Tribunal Superior de Justicia.

Durante la lucha por la aprobación del matrimonio igualitario, la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales, presidida por María Rachid, se puso a la cabeza de las negociaciones con el gobierno y el lobby parlamentario. Mientras tanto el INADI, presidido por Claudio Morgado, montaba escenarios, carpas y carteles en la Plaza del Congreso y pedía por micrófono a los manifestantes que sólo nos limitáramos a “festejar” al son de la música que transmitían sus parlantes.

No era sólo un método más para conseguir derechos, sino la imposición de una estrategia en clara oposición al desarrollo de un movimiento LGTB amplio, de lucha, militante, que se expresara en las calles enfrentando a las movilizaciones reaccionarias que organizaban la Iglesia y la derecha.

Su táctica, centrada en recorrer pasillos parlamentarios y canales de televisión, hizo pender de un hilo, por varias horas, la aprobación de la ley, que salió por una diferencia mínima de votos. Pero lo que es peor, sembró la idea de que no es necesario luchar para conquistar nuestros derechos, que se puede gestionar democráticamente el Estado con las “manos limpias” de las ONG’s, transformadas en representantes de los postergados.

El gobierno, mientras tanto, loco de contento: detrás de María Rachid, el INADI y la aprobación del matrimonio igualitario podía esconder, por un ratito, su íntima relación con la burocracia sindical que comandó la patota que asesinó a Mariano Ferreyra, con los gobernadores K como Insfrán que ordenaron reprimir a los pueblos originarios, con los intendentes del PJ del conurbano, donde la bonaerense asesina a mansalva a cientos de jóvenes pobres. Se podía disimular, incluso, que el Estado sigue subsidiando a la Iglesia Católica, reaccionaria, misógina y homofóbica.

Luchar por nuestros derechos, la única alternativa

La integración al Estado no es gratuita: ahí están, para certificarlo, el escándalo de Schoklender en la Asociación Madres de Plaza de Mayo y el escandalete del INADI. Pero como decía la feminista Julieta Lanteri, los derechos no se mendigan, se conquistan. Y para esa lucha contamos sólo con nuestras propias fuerzas, las de los explotados y oprimidos que, organizándonos con independencia del Estado y los partidos que defienden los intereses de los capitalistas, podemos arrancar, con nuestra movilización, los derechos que aún nos son negados.

La juventud LGTB del PTS pelea por poner en pie un amplio movimiento de lucha, que recupere las mejores tradiciones combativas de Stonewall, cuando, hace más de cuatro décadas, gays, lesbianas, travestis y transexuales en Nueva York se enfrentaron con barricadas a las razzias policiales, hecho más tarde conmemorado como el Día del Orgullo. Nuestra pelea por el derecho a la identidad de género, contra la persecución al colectivo LGTB, contra la discriminación y la represión estatal y privada, es parte de nuestra lucha por una sociedad liberada de todas las cadenas de explotación y opresión que hoy pesan sobre nuestros cuerpos.

por Julio Patricio Rovelli, militante LGTB y candidato a legislador

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