logo PTS

Juventud

Cumbre de las Américas

Quieren legitimar el saqueo imperialista

27 de octubre 2005

De Miami a Mar del Plata

La primera Cumbre de las Américas tuvo lugar en Miami en 1994, impulsada por EE.UU. con el apoyo de los gobiernos neoliberales de toda la región1 (como Menem en Argentina), con duras exigencias como la liberalización de los mercados, la privatización de las empresas estatales y la obligación de mantener un superávit fiscal a costa de un recorte en el presupuesto de salud, educación y áreas sociales, es decir legalizar el saqueo imperialista en nuestro continente.
EE.UU. como principal promotor pretendía extender el acuerdo comercial recién firmado con México y Canadá (NAFTA) a toda la región. El proyecto original para toda Latinoamérica llamado ALCA, firmado por todos los presidentes, bajo la supervisión de Clinton, preveía extender el saqueo imperialista de Alaska a Tierra del Fuego, que debería regir plenamente a partir de la IV Cumbre de 2005.
Sin embargo, los cambios que atravesó nuestro continente en los últimos años, con crisis económicas y sociales, provocó también importantes luchas que tiraron presidentes como los de Bolivia, Ecuador y Argentina. Las luchas de los trabajadores, campesinos y jóvenes latinoamericanos hicieron naufragar el proyecto original del ALCA, sin embargo esto no es un impedimento para que el genocida Bush venga a Mar del Plata a negociar con los nuevos gobiernos “progresistas” de la región, las pautas del saqueo imperialista.

Los límites de la política imperialista

A pesar de que EE.UU. avanzó en los últimos meses cerrando acuerdos como los Tratados de Libre Comercio bilaterales con países centroamericanos y andinos, la ofensiva neoliberal no goza de la hegemonía que supo tener en los años ’90.
La supremacía indiscutida de los EE.UU., idea que se fortaleció luego de la caída del Muro de Berlín y la URSS, fortaleció la ofensiva capitalista sobre las masas del mundo, los países semicoloniales y las ex economías “llamadas socialistas”, con acuerdos comerciales con condiciones absolutamente desventajosas, e incluso con ocupaciones militares. En América Latina esto se vio expresado en el Consenso de Washington.
Esta política que fue llevada al extremo por el gobierno Bush, aprovechando la base social reaccionaria generada por los atentados del 11/9/2001, fue y es patrimonio del gobierno yanqui y sus aliados imperialistas. Estados Unidos buscaba así asegurarse las condiciones “para un nuevo siglo americano”. Pero esta política no se limita a Bush, cuenta con el apoyo de los demócratas que avalaron todas sus medidas reaccionarias y apoyaron la guerra contra Afganistán e Irak. Incluso estas políticas ya se vieron durante el gobierno demócrata de Clinton bajo una cobertura humanitaria, como las misiones en Kosovo, la sangrienta ocupación de Somalía, que no eran más que la expresión militar de una política de opresión sobre los países semicoloniales.
La actual debilidad de Bush muestra el fracaso de este intento de redefinir la situación internacional a favor de los intereses de EE.UU.. La muestra más clara de este fracaso son las dificultades para estabilizar Irak, donde el ejército más poderoso no ha podido derrotar a la insurgencia sunnita.
El gobierno de Bush, como expresión más extrema de política imperialista, viene de sufrir varios reveces en el último año, y no sólo en América Latina. La incertidumbre de la situación en Irak y una ocupación que los mismos funcionarios yanquis ven empantanada, muestran cómo la prepotencia imperialista ejercida anteriormente se encuentra con nuevos límites y dificultades. Sumado a esto, el segundo gobierno de Bush, que asumió con la promesa de profundizar su ofensiva imperialista, hoy se ve cruzado por escándalos políticos que tocan de cerca a hombres clave de la Casa Blanca y todavía no se recupera del desastre del Katrina. El huracán que se cobró la vida de decenas de miles personas cuestionó la capacidad de liderazgo de Bush, en medio de una situación plagada de incertidumbres.

La Cumbre de Mar del Plata

Más allá de roces diplomáticos y discursos “sudamericanistas” ninguno de los gobiernos cuestionará el pago de la fraudulenta deuda externa, sino que continuarán pagándola puntualmente (y con creces) como hicieron hasta ahora. Los “progresistas” Lula, Tabaré Vázquez y Kirchner, renovarán votos de confianza con EE.UU. como lo vienen haciendo desde hace un año en la ocupación de Haití, actuando como gendarmes al servicio de los yanquis, mientras siguen cumpliendo un rol de principales sostenedores del orden regional como lo demostraron Brasil y Argentina ante las crisis de Bolivia, presentándose como los representantes de las multinacionales petroleras en contra de los trabajadores y el pueblo boliviano. Nadie cuestiona la participación del genocida Bush en la Cumbre.
Si bien el resultado de la Cumbre es aún incierto, lo que sí es claro, es que ninguna lucha seria contra el imperialismo vendrá de la mano de estos gobiernos.

1 En la Cumbre de las Américas participan los presidentes de todos los países de América menos Cuba.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: