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Derechos Humanos

¿Quiénes y por qué dieron el golpe?

22 de marzo 2007

Ha habido muchas respuestas para explicar el porqué del golpe militar. Pero en la mayoría de ellas se oculta que fue la necesidad de disciplinar a punta de fusil a la clase trabajadora la razón de fondo del asalto al poder por parte de los militares.

Siete años antes que la Junta Militar de Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti iniciara su baño de sangre, la clase obrera había protagonizado una de las jornadas de lucha más importantes de toda su historia: el Cordobazo. La semiinsurreción cordobesa fue seguida por otros "azos" que en Rosario, Tucumán, Mendoza y otras ciudades, mostraron la disposición de los trabajadores y los sectores populares a luchar contra el régimen "libertador", que desde el golpe "gorila" contra Perón en 1955, a través de sus distintos personeros, gobernaba el país.
Era el mes de mayo de 1969 y la lucha de clases abría una etapa revolucionaria en todo el país. La clase trabajadora venía de una gran experiencia de lucha y organización acumulada desde el ’55 en la "resistencia peronista". Era además muy fuerte numéricamente: 1.350.000 trabajadores pertenecían a la industria. Tenía un gran peso social: 2.500.000 trabajadores estaban afiliados a los sindicatos y contaban con poderosas organizaciones de base, las comisiones internas y los cuerpos de delegados, que le daban un gran poder a nivel de las plantas fabriles.
Las semiinsurrecciones de 1969 obligaron al General (RE) Onganía a irse del poder un año después. El Cordobazo había alentado la radicalización política de la vanguardia obrera y de la juventud que engrosó las filas de las organizaciones de izquierda, sobre todo de las que predicaban la vía guerrillera, ya sea en su vertiente peronista (Montoneros) y las que se reivindicaban de la izquierda socialista, entre las que sobresalía el PRT-ERP. Estas organizaciones intentaron suplantar la acción organizada y conciente de las masas por una guerra de aparatos. También se fortalecieron corrientes trotskistas como el PST que planteaban una alternativa clasista, pero no fueron una opción estratégica para la lucha por el poder.
A partir de 1969, la burguesía comprendió que debía cesar la proscripción del peronismo para "pacificar" al país. El retorno de Perón del exilio significó un desvío en la lucha de clases. Sin embargo, la clase obrera resistirá el Pacto Social, la política central de Perón para contener a las masas.
Entre 1973 y 1976, bajo los gobiernos de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón e Isabel Perón, la clase obrera avanzó en su autoorganización y experiencia política con el peronismo en el poder, que amén de intentar contener la fuerza proletaria recurrió al terrorismo paraestatal de las Tres A y a la legislación represiva contra las huelgas y manifestaciones populares. Durante junio y julio de 1975, bajo el gobierno de Isabel, se producirá el mayor enfrentamiento contra el peronismo en el poder. La huelga general del 7 y 8 de julio derrota al plan económico de Celestino Rodrigo y lo expulsa del poder junto al "Brujo" López Rega. Al calor de esta movilización, la vanguardia obrera construirá las coordinadoras interfabriles, un embrión de doble poder, amenazante para el dominio de la burguesía.
Los capitalistas asustados porque perdían el control de sus fábricas y ante el fracaso de Isabel y la burocracia sindical para contener al movimiento obrero y poner fin a la violencia política, comenzaron a golpear las puertas de los cuarteles. El 16 de febrero la Asociación Permanente de Entidades Gremiales Empresarias declara un lockout patronal para debilitar aún más al gobierno de Isabel y ratificar el apoyo a los militares. José Alfredo Martínez de Hoz, presidente de Acindar, de la Italo Argentina, del Centro Azucarero de Jujuy y Salta y del Consejo Empresario Argentino declarará que "cuando conocí a Videla (...) en el curso del año 1975, fui con un grupo de empresarios a visitarlo (...) y le expusimos nuestra preocupación de que se está impidiendo la libertad de trabajo, la producción y la productividad; es decir, el gobierno debía asegurar la libertad y el imperio del orden por sobre todas las cosas"1.
La iglesia, la prensa y los partidos patronales apoyaban la salida golpista. Monseñor Victorio Bonamin declaraba "Dios le está pidiendo algo al ejército"2. 10 días antes del golpe, Balbín, el dirigente de la UCR, daba un discurso por TV, exaltando a las FF.AA., "las más meritorias que he visto en mi vida (...) Algunos suponen que yo he venido a dar soluciones. No las tengo (...) Pero las hay. Esta es la unión para el esfuerzo común de los argentinos’."3 Mientras tanto, Isabel cedía espacio a los militares y Luder firmaba el decreto de "aniquilación de la subversión".
El 24 de marzo de 1976 Isabel Perón será detenida y el poder pasará a manos de los militares. Ese mismo día por la mañana, camiones del Ejército se apostaron en las puertas de las principales fábricas del país, deteniendo a los activistas, que eran señalados por los jefes de personal de las empresas.

Un paraíso para los capitalistas
Durante la dictadura, la clase capitalista verá desaparecer el peligro de la subversión obrera y acrecentar sus ganancias a costa del Estado y de la explotación brutal de los trabajadores. Los trabajadores resistieron a la dictadura y a una política económica que hizo que los salarios cayeran en un 40% con respecto al período anterior. Los militares alentaron la desindustrialización y la apertura indiscriminada de la economía. Se profundizó la concentración de la industria y de la tierra fortaleciéndose una élite económica que formará las llamadas "patria financiera" y "patria contratista", que constituirán la base de los actuales grupos económicos dominantes en la Argentina. Para dar algunos nombres: Acindar, cuyo presidente Martínez de Hoz fue Ministro de Economía de la dictadura; Benito Roggio, beneficiado con la construcción de algunos estadios mundialistas y otras obras faraónicas del Estado, Macri, que en 1975 poseía siete empresas y al concluir la dictadura llegaban a cuarenta y seis. Otros grupos como Arcor y Pescarmona también hicieron siderales ganancias.
La deuda externa se multiplicó y en 1981 se estatizó la deuda externa privada –a iniciativa de Domingo Cavallo.
Por esta política, la Sociedad Rural señalaba en 1977 que "La lucha contra la subversión ha sido llevada con alto valor y éxito creciente... Se han puesto en marcha las acciones que conducen a la Argentina a un destino de orden, progreso y felicidad". En los inicios de la dictadura, los precios en la producción animal aumentaron 722%.
Hoy, a 31 años del golpe, muchas de estas patronales son las que dirigen la economía del país siendo el poder real del "modelo argentino" del que se vanagloria Kirchner, mientras bajo su mandato se les garantiza las condiciones para seguir embolsando pingües ganancias.

1 Declaraciones de José Alfredo Martínez de Hoz a una Comisión del Congreso de la Nación en 1983. Citado por Dearriba Alberto. El golpe. P. 199. Editorial Sudamericana.
2 La Nación, 22/3/76.
3 La Nación, 17/3/76.

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