“Las historias de los chicos víctimas de gatillo fácil son todas muy distintas, y a la vez muy parecidas, pero sí estoy muy segura de que son muy distintas de éstos que hoy piden más poder a la policía, que hoy piden la pena de muerte.

Me acuerdo de los chicos asesinados en la comisaría 1° de Quilmes, Diego, Elías, Miguel y Manolo de 15, 16 y 17 años. Una de las madres cuenta que llevó a su hijo a la comisaría 1° porque tenía miedo que lo matara su adicción al paco y en pocas horas terminaron con la vida de los chicos, 4 pibes de menos de 20 años; fueron torturados, golpeados y matados, y para borrar las huellas de estos asesinos de uniforme, incendiaron los calabozos.

Son todos hijos de laburantes y me acuerdo de Damián Rosende. Era un pibe al que le gustaba la música, muy sensible, le indignaban las injusticias de esta sociedad, tenía 18 años. Cuando iba al CBC de Paseo Colón lo mató el prefecto Bernardino Luque. A Damián lo conocí, era alumno de Carlos, mi compañero, fue la primer marcha al año de que José Salmo me dejara en esta silla de ruedas. Era hijo de Liliana y de Raúl, dos docentes que laburan de sol a sol...

Andrea Viera, de 20 años, fue asesinada en la Comisaría 1° de Varela, golpeada hasta que no dio más y su pareja la escuchaba desde otro calabozo... Andrea falleció 12 días después en el hospital Evita Pueblo de Varela. Laburaba como trabajadora doméstica para comprarse su terrenito en Varela y poder tener su casita. Laburante, piba de barrio, como Jonatan Luna, uno de los últimos chicos asesinados en estos 60 días que van del año 2009. Tenía apenas 18, 19 años... Lo mataron en un pool, lo mató Rodríguez, de la comisaría 1° de Berazategui. Desde hace dos meses se está movilizando un barrio, no menos de 1.500 personas, exigiendo justicia para que lo que le pasó a Jonatan no le pase más a ningún pibe...”