En el ultimo número de La Verdad Obrera afirmamos que lo que está verdaderamente en crisis es la gestión de la clase capitalista sobre los recursos energéticos. La gran patronal y el gobierno están dispuestos a que sean los trabajadores los que paguen los costos de su propia irracionalidad. Hay que oponerles una salida obrera y popular.

“A la buena de Dios”

“No hay previstos ni cortes domiciliarios ni aumentos de tarifas”, afirmó el presidente el 4 de julio, negando una nota del matutino La Nación de ese mismo día, que anunciaba un plan ante la crisis: “Se trata de un esquema de cortes programados de electricidad en los hogares para las próximas semanas porque la oferta de energía se agrava con el paso de las horas. La alternativa (…) es ampliar las interrupciones a la industria, con las consecuentes suspensiones de personal”. Por su parte Página/12 anunciaba las mismas medidas, y afirmaba catastróficamente que quedan 22 días de plazo antes del estallido de la crisis.

Un editorialista bromeaba esta semana diciendo que la política energética argentina ingresa en su “fase religiosa”. Según los especialistas, “la única medida que queda por tomar es rezar para que llueva en el Comahue y para que las temperaturas se eleven un poco. De lo contrario, ya no alcanzará el racionamiento a los grandes consumidores.”

Más allá de la broma, que la falta de energía para sostener la demanda dependa de las lluvias o la temperatura, ya resulta toda una confesión. No son esos los problemas de fondo, como tampoco lo es que el país crece “al límite”, como viene machacando Kirchner.
El Gobierno patalea y multa a la Shell por retacear la venta de gasoil. Incluso afirma que “hay un lobby que hacen las empresas del sector para decir que es necesario subir la tarifa para que haya más gas. Despacio señores, sin extorsiones sin nada, produzcan, inviertan, cumplan con los compromisos que tienen y después iremos valorizando los temas que correspondan” (Clarín, 04/07), pero no toma ninguna medida de fondo. ¿Por qué? Porque para ello hay que cuestionar las privatizaciones de los ’90 y atacar al oligopolio de empresas multinacionales que controlan los recursos energéticos del país, cosa que ni Kirchner ni la oposición están dispuestos a hacer.

¿Faltan evidencias? Hace poco Página/12 accedió a un memorándum que está en poder Alberto Fernández, con el título “Reformas parciales para promover la reinversión de utilidades de las filiales de empresas extranjeras en la Argentina y mejorar la equidad del sistema tributario”. En síntesis, el memo dice que las multinacionales radicadas en Argentina pagan en sus países de origen mas impuestos a las ganancias que en el nuestro y que, por eso, habría que aumentarles la alícuota e imponerles que se invierta en el país. ¿Por qué no se hace? El memo responde: “la percepción de los países de origen podría ser negativa por la pérdida de recursos de sus fiscos”; “los ricos locales perceptores de grandes ganancias y los ejecutivos de altos ingresos verían aumentadas sus obligaciones y se opondrían a la medida” (Página/12, 01/07/2007). Más claro…

El plan de la UIA frente a la crisis energética

La Unión Industrial Argentina (UIA), ubicándose de hecho como vocero de todos los sectores burgueses, viene reclamando al gobierno “medidas para atenuar el impacto de los cortes de energía que sufre el sector”. Sus propuestas: que se utilice menos energía en los edificios públicos y las calles, incrementar las tarifas (comenzando por los hogares más pudientes) y profundizar la política de subsidios a la industria. Mientras tanto descargan la crisis sobre los trabajadores con suspensiones y amenazas de despido.

La única salida de fondo es la de los trabajadores

Frente a este plan, la CGT y la CTA vergonzosamente no han dicho una palabra. Por ello, hace falta que las organizaciones obreras combativas de todo el país tomen en sus manos la lucha por un programa obrero para salir de la crisis, que comience por imponer que no haya ningún despido ni suspensión y un sistema de garantía horaria al 100% del salario de convenio para todos los trabajadores.

Pero para resolver la cuestión de fondo es necesario ir más allá. Como los obreros de Zanon bajo control obrero (ver LVO N° 240), los trabajadores de todo el país deben comenzar a debatir en asambleas la necesidad de renacionalizar sin pago y bajo administración obrera los recursos energéticos del país.