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¿Quién va a “terminar con la pobreza”?

Tras la pérdida de votos del PJ en el segundo cordón del conurbano bonaerense y la campaña lanzada por la Iglesia y la oposición sojera “contra la pobreza”, el gobierno anunció un plan para crear 100.000 puestos de trabajo en la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Desarrollo Social destinará $1.500 millones para generar puestos de trabajo “en torno de cooperativas” que prestarán “servicios comunitarios” a los municipios.

PTS

20 de agosto 2009

Tras la pérdida de votos del PJ en el segundo cordón del conurbano bonaerense y la campaña lanzada por la Iglesia y la oposición sojera “contra la pobreza”, el gobierno anunció un plan para crear 100.000 puestos de trabajo en la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Desarrollo Social destinará $1.500 millones para generar puestos de trabajo “en torno de cooperativas” que prestarán “servicios comunitarios” a los municipios. La ministra Alicia Kirchner, los intendentes y Emilio Pérsico, dirigente del Movimiento Evita y subsecretario de Comercialización de la Economía Social, tendrán una función protagónica en la designación de las obras y las cooperativas, en tanto señalaron “que los trabajadores tendrán un ingreso de $1.400 y serán monotributistas”, “para evitar rehenes de cualquier naturaleza” (Clarín, 14/8). A todas luces insuficiente cuando en el conurbano bonaerense hay más de 700.000 desocupados y más de 1.400.000 estimados en todo el país, y la porción que cubre el plan oficial es además con empleos precarios.

El drama de la pobreza inunda todo el país. El índice trucho del INDEC dice que llega a un 15,3% considerando que una familia que recibe más de $1013 no es pobre. Otros, como el consultor kirchnerista Artemio López la ubican en más del 30% porque contempla una línea de pobreza de $1500. ¿Quién puede creer que viviendo en la Argentina, una familia no es pobre porque percibe más de $1.013 o de $1.500? La verdad es que el 75% de la clase trabajadora recibe haberes por debajo de la canasta familiar valuada en $4.300.

Si tenemos en cuenta que la precariedad laboral es uno de los principales factores de la pobreza (el 40% de la fuerza laboral está precarizada) queda claro que el gobierno mantiene el legado de la ofensiva neoliberal menemista, basado en el trabajo precario y las modalidades de flexibilidad laboral vigentes, elementos que utilizaron durante el período de crecimiento récord 2003-2007 para incrementar las ganancias de los capitalistas. Cuando los estados provinciales comienzan a arrojar déficit y la obra pública está paralizada, este plan proporciona fondos frescos a la caja de intendentes, punteros y movimientos sociales para políticas clientelísticas. A su vez el plan oficial consagra la división del movimiento obrero. Por el contrario, somos partidarios de que los sindicatos, tomen las demandas de los desocupados y los precarizados, empezando por luchar para que se prohíban los despidos y suspensiones, y la pelea por el pase a planta permanente y a convenio de todos los contratados y un seguro de desempleo de $1500 a todos los desempleados hasta tanto se los reincorporen a la producción.

El diputado de Proyecto Sur, Claudio Lozano, ha salido al cruce de la política oficial porque ya no es como hace 30 años cuando “el acceso a la ciudadanía social se hacía mediante el trabajo”, en la actualidad “los convenios colectivos de trabajo agrupan al 27% de la fuerza laboral y ya no funciona más el salario mínimo, dada la alta precarización del mercado laboral”. Ante ello propone una asignación universal por hijo de $300, una bandera histórica de la CTA compartida por Pino Solanas y Martín Sabbatella. La centroizquierda critica el trabajo precario, la desocupación y la política de los K por ser “focalizada” y no “universal”, pero no se le ocurre que es posible –si se está dispuesto a meter la mano en las ganancias de los capitalistas- plantear una verdadera salida “universal”: el trabajo para todos. Nuestra orientación se basa en apostar a la lucha de la clase trabajadora para imponer en los sindicatos de la CGT y la CTA la pelea por un verdadero plan de obras públicas que pueda poner a trabajar a todas las manos disponibles para cubrir el déficit de viviendas dignas, cloacas, redes de agua potable, gas natural, escuelas, hospitales, puentes, acueductos, terraplenes, caminos y toda la infraestructura necesaria de la que adolece la mayoría de la población. Para que este plan sea de las dimensiones necesarias hay que obtener los recursos con impuestos progresivos a las grandes fortunas, el no pago de la deuda externa y la centralización del crédito mediante la nacionalización de la banca que frene la fuga de divisas que hacen los grandes empresarios y banqueros. Se necesita más que retenciones al agro, hace falta cambiar las relaciones de propiedad en el campo nacionalizando las grandes tierras y el comercio exterior para terminar con el lucro que hacen los capitalistas de las fuentes de alimentación de millones. En fin, para atacar las raíces de la pobreza se necesita luchar contra la apropiación privada de la riqueza que hacen los capitalistas.

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