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LOS DIRIGENTES DE ZANON VUELVEN A LAS LÍNEAS

“Queremos sentar una nueva tradición en este movimiento obrero”

Entrevista a Raúl Godoy, quien fue hasta hace pocos días secretario adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén y ahora vuelve a las líneas de producción de la fábrica Zanon.

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1ro de octubre 2009

Entrevista a Raúl Godoy, quien fue hasta hace pocos días secretario adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén y ahora vuelve a las líneas de producción de la fábrica Zanon.

Raúl, podemos decir que éste es un nuevo ejemplo del sindicato ceramista neuquino...

Bueno, desde que comenzamos la pelea por recuperar la comisión interna y el sindicato siempre estuvo en nuestras propuestas la rotación de los dirigentes. Apenas lo recuperamos, nos vimos cruzados por conflictos en las cuatro fábricas. Eso multiplicó el activismo, pero postergó lo que nosotros queríamos hacer. Mientras la fábrica funcionó bajo patrón, seguimos trabajando en las líneas, como me tocó en mi mandato como secretario general. Después Zanon nos decretó la guerra, y tuvimos que afrontar muchas tareas. Fueron momentos de muchas luchas políticas, en las calles, luego del 2001.

Cuando vencía el primer mandato, nuestra propuesta concreta fue rotar todos, pero al no estar solucionado Zanon y mantenerse álgido el conflicto, los compañeros en asamblea nos planteron no cambiar en ese momento. Algunos compañeros mantuvimos entonces el mandato, con otros cargos.
Pero ahora nosotros de alguna manera terminamos un ciclo, logrando la expropiación de Zanon. Con compañeros de las cuatro fábricas, y una representación de la Lista Marrón, logramos hacer la rotación que habíamos dispuesto en el estatuto ceramitsa.

¿Qué significado tiene para ustedes?

Hoy tenemos orgullo, sentimos que estamos haciendo algo muy importante. Y que además estamos retomando un camino y una tradición que marcaron viejos luchadores obreros de los 70. Cómo no recordar los nombres de Salamanca o Tosco, que abonaron esa idea de la rotación de los dirigentes, que volvieran a las máquinas. Nosotros, desde una perspectiva clasista, queremos sentar una nueva tradición en este movimiento obrero.

Y lo hacemos en un momento muy importante: con la expropiación de Zanon, un duro conflicto en Stefani. Así que el momento del traspaso estuvo marcado por la emotividad, con muchos abrazos, reconocimientos, con lágrimas en los ojos, los dientes apretados. Los apretones de manos profundos de compañeros que venimos de viejas batallas. En estas semanas estuvimos en asambleas en las cuatro fábricas de la región, en donde hay un respeto enorme.

Y en el mismo momento en que la burocracia sigue atornillada, y muchos de esos tipos involucrados con los medicamentos falsos...

Es que es un contraste enorme con lo que se ve hoy de la burocracia sindical. El conjunto de los trabajadores está descreído de las dos centrales sindicales, que a su vez están divididas hacia dentro, en la inmensa mayoría de los casos sin ningún tipo de representatividad. Pero además muchos de ellos mezclados con negociados, como se puede ver ahora con los medicamentos y las obras sociales. Pero aún así se puede ver cómo los empresarios se quieren aferrar a esa misma burocracia cuando los trabajadores, liberados de esas cadenas, de esas lozas, toman los reclamos y van al frente.

Entonces yo creo que este contraste es un gran punto de apoyo para mostrarles a miles de trabajadores que esto se puede hacer, que puede haber un sindicato diferente, tener una práctica diferente, sus dirigentes rotar, volver a laburar. Como decía un compañero:“¿quién se puede imaginar a Moyano manejando un camión, a Viviani manejando un taxi?”. Y a muchos otros. Empezamos a construir algo distinto.

¿Y cómo son estos primeros días?

Hoy vivimos la sensación de volver a la línea, volver al trabajo, y ver a los compañeros con el mismo grado de confianza. A nosotros en estos años nos tocó dar muchas peleas, contra la burocracia, contra el Estado, las patronales, con muchísima exposición, era importante recuperar el contacto mano a mano. El trato cotidiano nos refuerza. Y volver a trabajar no significa dar un paso al costado, ni mucho menos. Al contrario, renueva nuestras fuerzas. En el sindicato tenemos muchos proyectos. Estamos discutiendo sobre la necesidad de una herramienta política de los trabajadores, estamos discutiendo nuestro ingreso a la CTA en Neuquén, para dar una pelea por la independeincia de clase. Para que una central no se transforme en apéndice del gobierno municipal como el UNE, o de un nuevo gobierno de conciliación de clases. Nosotros creemos que las organizaciones obreras deben levantar una política de independencia de clase, con una salida obrera.

Por eso nuestra vuelta a la máquina significará el doble de militancia, de responsabilidad. Nuestros ingreso, lo charlamos con Alejandro López, es con muchísima responsabilidad.

Pero también significa un paso al frente de compañeros jóvenes, como hemos vistos en estos días apoyando en Terrabusi a Andrés Blanco u Omar Villablanca

A lo largo de estos años fuimos creando una nueva tradición militante, retomando las viejas tradiciones, pero también renovándolas. Como decían los fundadores del marxismo: “la lucha consecuente por el programa crea direcciones”. Un programa que no es corporativo, que es superior, que tiende a la unidad de las filas obreras, crea direcciones. Parte de nuestra construcción, más importante que la expropiación, que el sindicato o los estatutos, son los cuadros obreros militantes que se han ido forjando en estas luchas por defender este programa, por ir construyéndolo juntos. Hay una gran camada de jóvenes (compañeros y compañeras, porque por primera vez hay compañeras en la directiva) que han asumido la causa del clasismo. Y, como te decía, esta comisión directiva fue más selectiva de la forma en que se llegó, más programática, que condensa a los compañeros que han defendido este programa hasta el final en las calles, las asambleas, y aquellos que lo asumen como propio. Eso es parte de la construcción del sindicato, de forjar cuadros que nos sucedan. Y nos superen.

De parte nuestra tenemos una responsabilidad militante mayor, los viejos dirigentes fundadores. Es la de ayudar a construir una corriente nacional, política y sindical, de trabajadores. En eso estamos embarcados. Y tanto Alejandro como yo y otros compañeros nos hemos puesto a disposición para emprender con los nuevos directivos esa tarea.

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