Este jueves pasado nos entrevistamos con el Juez Oyarbide por el asesinato de César Robles. Siendo su hija pude ser querellante junto a otros familiares y organismos de derechos humanos en la causa Triple A. Además de documentos de la época que confirman que mi papá fue asesinado por un comando de la Triple A, fue muy importante el aporte de Laura Marrone, como testigo del hecho.
Laura era la compañera de mi papá y estaba con él cuando fueron atacados por los hombres de la Triple A. Laura contó “que después de una reunión nacional del PST estábamos con César buscando alojamiento en la casa de un conocido en la Avenida Alberdi, ya que habíamos perdido el vuelo a Córdoba, donde militábamos. Advertimos que nos seguía un Falcon verde sin patente, con tres hombres adentro. Después nos metimos en una heladería creyendo que los habíamos perdido, pero allí se acerca uno de los hombres y me dice ‘Policía Federal, documentos’…César entonces comprendió la situación y se escapa corriendo por Centenera hacia Rivadavia, los del Falcon los siguen y yo me puedo escapar. Poco después lo levantan y horas más tarde lo encuentran acribillado de 20 balazos”. En el periódico del PST de la época, se publica un gráfico que recrea estos distintos momentos hasta que mi viejo finalmente es asesinado. En dicho gráfico se ve un patrullero a pocos metros donde lo secuestran. Laura declaró que un testigo en ese momento corroboró que el patrullero tuvo contacto con el comando y lo dejó actuar. En evidencia que había una “zona liberada”, en mi declaración, peticioné la investigación de la Policía Federal y la comisaría de la zona. También denuncié el asesinato de otros dos compañeros del PST, ocurridos el día anterior al asesinato de mi padre, el recrudecimiento de la represión luego del asesinato de Villar así como también la responsabilidad de Isabel Perón por esos crímenes tal como lo expresé en el número anterior de La Verdad Obrera.
En estos días, los diarios publican las denuncias por el pacto de impunidad entre Alfonsín e Isabel Martínez de Perón (ver nota), las denuncias por la “lentificación” de los juicios, las relaciones “carnales” de Comodoro Pi con las fuerzas armadas, la muy probable decisión “política” de la justicia de sólo llevar a juicio a algunos cabecillas de la Triple A. Aún así, nos presentamos a la Justicia. La presentación la realizamos como parte de otras que están haciendo familiares, organizaciones de derechos humanos y corrientes políticas que buscan terminar con la impunidad de quienes desde el mismo aparato de estado perpetraron 1.500 asesinatos y desapariciones y abrieron el camino al genocidio implementado por la dictadura. La utilizamos como una tribuna para difundir los crímenes de la Triple A, sus responsables y apelar a la movilización en las calles que es la única vía realista para lograr el castigo de todos los represores. Hay que imponer la apertura de los archivos de la Policía Federal y de la SIDE de la época, donde seguramente habrá información sobre el asesinato de mi padre y otros crímenes de la Triple A y que se encarcele a todos los que participaron, colaboraron y financiaron sus crímenes.