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Subte

¿Qué pasa en el subte?

Nuestras denuncias por la falta de mantenimiento desencadenaron un ataque contra los trabajadores por parte de Metrovías. El conflicto ya lleva más de un mes. Las primeras medidas consistieron en denunciar los trenes con desperfectos y retirarlos del servicio (como indica el reglamento operativo).

27 de septiembre 2007

Nuestras denuncias por la falta de mantenimiento desencadenaron un ataque contra los trabajadores por parte de Metrovías. El conflicto ya lleva más de un mes. Las primeras medidas consistieron en denunciar los trenes con desperfectos y retirarlos del servicio (como indica el reglamento operativo). Pero estas acciones predisponían a los usuarios contra nosotros, ya que la empresa atribuía, a través de los medios, que las demoras e interrupciones eran causadas por los trabajadores. Por eso los controles debieron haber sido acompañados por una fuerte campaña hacia el pasajero como parte de un plan escalonado.

Una campaña que no sólo incluyera afiches y volantes, sino también una serie de conferencias de prensa y fuertes actividades de agitación. Esto es dar la batalla en el terreno que la empresa supo usar para volcar la opinión publica en contra nuestro. Metrovías nos presentó como saboteadores y delincuentes, e inició causas penales contra varios delegados. A su vez la UTA (Unión Tranviarios Automotor) mandó telegramas con amenazas de expulsión del gremio, y la empresa pidió el desafuero de Néstor Segovia y lo despidió.

A estos ataques había que responder en forma contundente. Hacer una gran campaña con actos y declaraciones de personalidades y organizaciones solidarias, ganarse al pasajero y preparar el paro, inevitable ante el desarrollo de los acontecimientos. Antes de esa medida, era preciso abrir los molinetes, cosa que plantee en el cuerpo de delegados.

Cuando se produjo el desplazamiento de las vías en la estación Pueyrredón de la línea B, tuvimos una oportunidad de revertir la campaña negativa lanzada por la empresa y en parte la desaprovechamos. Sin embargo, esa semana nuestras denuncias llegaron a la TV a través de CQC y millones pudieron comprobar la veracidad de las mismas. Ante ellas, los organismos de control mantuvieron el silencio ensordecedor habitual y Metrovías profundizó los ataques. Trabajadores que mostraron al público la falta de mantenimiento fueron sancionados y el taller Constitución, además de estar militarizado, sufre un brutal vaciamiento. Para intimidar y vigilar, 60 cámaras de vídeo convierten al taller en un perverso Gran Hermano.

Frente a esta realidad algunos compañeros planteaban lanzar un paro inmediato para el lunes 24. Mi propuesta fue que había que anunciarlo con antelación, que el lunes hiciéramos una conferencia de prensa avisando del paro para el miércoles. Finalmente esta propuesta fue aceptada y se hicieron las asambleas para votarlo.
La conferencia tuvo gran repercusión mediática. Todo el país supo que el miércoles se pararía el subte.

Un conflicto distinto

Desde estas páginas venimos sosteniendo que este conflicto es diferente a los anteriores, más duro, donde queda demostrado como nunca antes el acuerdo estratégico y la alianza patronal-burocracia-gobierno. Por eso era necesaria una mayor preparación como la que venimos proponiendo. Además de la campaña hacia el pasajero y a la opinión pública, propusimos asambleas generales y por sector para fortalecer la unidad y neutralizar la campana de confusión y desmoralización promovida por la UTA y la empresa.
Es que la UTA recorre los sectores advirtiendo que el sindicato no respalda el paro y forma grupos de rompe huelgas. La empresa reclama la intervención del Ministerio del Interior y la policía para cercenar el derecho a huelga, y el gobierno anticipa que velará por los intereses de la empresa y garantizará el servicio enviando los efectivos policiales solicitados.

Paro suspendido

El martes 25, a altas horas de la noche, el cuerpo de delegados suspende el paro. ¿Por qué? Porque el Defensor del Pueblo, Mondino, apareció como mediador comprometiéndose a garantizar una mesa de negociación entre Metrovías, el Ministerio de Trabajo y los trabajadores. La condición del gobierno era que previamente se levante el paro.

En ese momento era sólo una promesa y no había mandato de asamblea de la línea B para levantar la medida, por eso sostuvimos continuarla, junto con otros delegados de la línea B y taller Rancagua.

En caso de abrirse una negociación no podemos relajarnos. Hay que mantener la guardia en alto, porque los que hasta ayer nos tildaban de trasnochados y terroristas no abandonarán su plan estratégico, que es dividir y destruir el Cuerpo de Delegados y las conquistas conseguidas con la lucha.

La dureza de este conflicto, y la unidad de gobierno-burocracia-patronal, muestran los cambios producidos a nivel general ante las luchas obreras. Así lo vemos en el Bauen, el Hospital Francés o el INDEC, entre otros. Por eso la estrategia de negociación permanente es cada vez más limitada.

Nuestra fuerza y nuestros aliados

Mas temprano que tarde, para defender lo conquistado tendremos que ir a un enfrentamiento frontal contra nuestros enemigos. El discurso atemorizante que aplica la empresa y la burocracia tiene como fin paralizar la fuerza que saben que tenemos. Pero a su vez la bronca contra la UTA se potenció y es este sentimiento el que debemos canalizar fortaleciendo al cuerpo de delegados y las asambleas de base.

Confío que mis compañeros del subte están capacitados para estas tareas.

A nuestro favor tenemos muchos aliados y contamos con la solidaridad de numerosos trabajadores como vimos con los compañeros del Casino que acercaron comida a algunas cabeceras cuando iba a comenzar el paro, los choferes de líneas de colectivos que juntan firmas y hacen asambleas de apoyo y se reúnen con nosotros en el Bauen, los comités de usuarios que volantean, entre tantos ejemplos.

Esta lucha continúa, no bajemos los brazos. Si tocan a uno, tocan a todos.

Prensa

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Elizabeth Lallana 113674-7357

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