El fraude en las elecciones de la provincia de Córdoba por el gobernador De la Sota para favorecer a Schiaretti, el candidato del presidente, es una muestra más de la decadencia del peronismo en el gobierno. Pero el fraude no es sólo la truchada de los resultados. Este es un régimen donde los empresarios financian las campañas de los partidos mayoritarios y a políticos que suben para impulsar los negociados, los subsidios millonarios, las exenciones impositivas, los bajos salarios.

Es una casta de políticos sirvientes de la clase patronal, un sistema de funcionarios corruptos como vimos con el caso Skanska, la “bolsa” de la ex ministra de Economía Miceli y la “valija” del empresario venezolano. Son los mismos políticos que se van reciclando con todos los gobiernos, los que votaron y aplicaron las leyes de entrega a las multinacionales extranjeras en los ’90, como muchos de los funcionarios de este gobierno, incluido el presidente como gobernador de Santa Cruz, o el jefe de Gabinete Alberto Fernández, que viene del partido de Cavallo.

Hay que luchar por imponer que cualquier legislador o funcionario gane lo mismo que gana una maestra y sea revocable por sus propios electores. Hay que terminar con esta Justicia repudiada, donde todavía existen jueces que provienen de la dictadura, imponiendo la elección de los Jueces mediante el voto popular, terminando con sus privilegios y sus millonarios sueldos vitalicios. Contra todo esto es que un partido de trabajadores, como impulsamos desde el PTS, estaría dirigido por obreros e intelectuales probados en la defensa de la causa de los trabajadores, no por burócratas sindicales ni arribistas políticos.