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CAUSA ESMA: COMIENZAN LAS AUDIENCIAS

Primer juicio a los genocidas de la Marina

Este viernes 11 comienza el juicio por los hechos ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA, el mayor centro clandestino de la última dictadura cívico militar, ello en el marco de varios juicios orales en curso y otros que comenzarán próximamente, todos limitados en cuanto a su objeto e imputados.

Myriam Bregman

10 de diciembre 2009

Este viernes 11 comienza el juicio por los hechos ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA, el mayor centro clandestino de la última dictadura cívico militar, ello en el marco de varios juicios orales en curso y otros que comenzarán próximamente, todos limitados en cuanto a su objeto e imputados.

Será un juicio enorme pero que dista mucho de dar cuenta de los cientos de marinos, integrantes de otras fuerzas y civiles (curas, empresarios, etc.) que fueron parte de la maquinaria represiva de la ESMA y de las más de 5.000 víctimas que atravesaron ese infierno.

En gran parte se encuentra instruido desde 1987. Más de 20 años de impunidad, a los que se suman los últimos 6 desde la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, años ganados por los represores en busca de aires más favorables para conseguir penas reducidas o, por qué no…, ser beneficiarios de algunas de las absoluciones que ya comenzaron a dictarse. Por lo pronto, con el paso del tiempo varios de los que se encontraban detenidos han conseguido la libertad.

El kirchnerismo, al inicio de su mandato y buscando legitimación social, votó la nulidad de las leyes, pero luego de que esa enorme traba para el juzgamiento fuera removida, dejó los juicios de lesa humanidad en manos de la corporación judicial, donde el 99% de sus integrantes están comprometidos, o con el genocidio directamente, o con su impunidad posterior. Así el plan intentó ser perfecto... Usando la bandera de los derechos humanos se cubren la cara para preservar las fuerzas genocidas, continuar con el gatillo fácil como método de terror contra los sectores populares y usar la represión cuando les sea necesario, como recientemente lo hicieron contra los trabajadores de Terrabusi.

Mientras ponemos nuestro esfuerzo para que vayan presos, desde el comienzo de estos juicios denunciamos que se enmarcaban en la construcción de una nueva forma de impunidad que implicaba juzgar unos casos paradigmáticos para dejar impune el conjunto de los autores militares y civiles del genocidio así como las consecuencias políticas y económicas del mismo.

Finalmente, les llegó el turno a los integrantes de la Armada.

De la investigación por la muerte de Héctor Febrés, el “Gordo Selva” en la jerga de los torturadores, surgió que los marinos plantearon que el juicio a este prefecto que actuó en la ESMA se realizara primero para ser utilizado como “un globo de ensayo”(textual de la causa). Por ser utilizado como experimento, Febrés, supuestamente quería romper en parte el pacto de silencio y terminó envenenado. En esa investigación, la Cámara de San Martín puso todas las trabas para que no se avance en la cadena de responsabilidades, pero los elementos que ya obran en el expediente dan cuenta de cómo siguen actuando los ex integrantes del grupo de tareas de la ESMA.

Estas consideraciones, las numerosas relaciones que tejieron con las fuerzas represivas actuales, con las agencias de seguridad, los empresarios y los políticos patronales, se suman a esta corporación judicial que cierra filas a la hora de su defensa. Es por eso que debemos estar alertas ¡seguramente ya estarán conspirando!

Y no se deben sentir muy solos, seguramente. El discurso mediático ferozmente de derecha criminalizando a los jóvenes, a los pobres y ahora también a los trabajadores ocupados y desocupados que protestan, genera un clima que da aliento a estos genocidas y a quienes los rodean. El mismo abogado que puso la Bonaerense para defender al policía José Salmo que disparó contra Carla Lacorte dejándola en silla de ruedas, es el que defendió al cura-policía Von Wernich, como muestra de cómo la institución los sigue protegiendo.

Ni que hablar de los empresarios que planearon, sostuvieron o propagandizaron el golpe. Armaron centros clandestinos en sus propios establecimientos, confeccionaron las listas de los delegados gremiales que desaparecieron, y hasta muchos de ellos están sospechados de tener hijos apropiados, como los gerentes de la Mercedes Benz o la dueña de Clarín, Ernestina de Noble. Podríamos hacer una larga lista de intereses comunes.
Nosotros tenemos que armar la nuestra. El castigo a los genocidas no es cosa del pasado. Porque se reciclan, porque a Teresa Rodríguez, los pibes del puente de Corrientes en el 99, los de diciembre del 2001, a todos ellos los asesinaron milicos que pasaron por los centros clandestinos. Si logran una absolución o una condena menor, eso fortalece a las fuerzas represivas que todos los días detienen, torturan o asesinan mediante el gatillo fácil, fortalece a los que asesinaron a Fuentealba. Por eso, los que padecen la persecución policial, los trabajadores que enfrentan los atropellos patronales, los familiares de las víctimas, debemos luchar por que se condene a todos y cada uno de estos genocidas a cárcel perpetua, común y efectiva, a la vez que redoblamos la lucha porque los autores intelectuales del genocidio, los empresarios, la jerarquía eclesiástica y quienes propagandizaron la dictadura, sean juzgados por lo que son, autores de un genocidio contra los trabajadores y el pueblo pobre, y de cuyos beneficios se aprovechan hasta el día de hoy.

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