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Un programa obrero y socialista

Por un gobierno obrero y popular. Federación de repúblicas socialistas de América Latina

1ro de octubre 2004


La crisis capitalista es producto de la incapacidad burguesa para resolver los problemas estructurales que afectan a la sociedad y de la descomposición de un régimen social basado en la expropiación del trabajo ajeno. El orden que hoy se predica es en realidad el reforzamiento de la dominación de un puñado de monopolios y ricachones, del imperialismo y de una casta política repudiado contra el conjunto del pueblo pobre y trabajador. Los marxistas revolucionarios oponemos al llamado de la "mano dura" del capital y el gobierno, la lucha por un nuevo orden revolucionario que haga sentir toda su dureza contra los responsables de la crisis y la pobreza: el FMI, la banca, las privatizadas, el capital terrateniente y agroexportador y todas las expresiones del gran capital. Su subsistencia sólo promete más penurias y autoritarismo. Un nuevo orden sólo puede ser impuesto mediante la lucha de clases y la revolución socialista que instaure un gobierno obrero y popular, que reorganice las fuerzas productivas detrás de un plan racional discutido y elaborado democráticamente por los millones de explotados, comenzando a transformar la sociedad de raíz. El nuevo orden revolucionario por el que luchamos es el de un estado obrero, cuya organización sea la de la mayoría explotada y oprimida en la vieja sociedad capitalista, para ejercer directa y efectivamente su propia democracia y tomar en sus manos la dirección del conjunto de los asuntos políticos, económicos y sociales. La construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, llamada a avanzar en el camino de la extinción de todo tipo de estado a medida que se profundice la revolución a escala mundial y con ella el autogobierno de la sociedad.
La lucha de clases en nuestro país no puede ser concebida sino es en unidad con nuestros hermanos obreros y campesinos del conjunto de nuestra América, contra la dominación imperialista, las burguesías nativas, los terratenientes parásitos. La unidad de la clase obrera de Argentina, Brasil y Venezuela y de todos los países del MERCOSUR es infinitamente más provechosa y real –y contiene una fuerza social imparable- que todas las palabras de Kirchner, Lula y Chávez sobre la "unidad latinoamericana" y la "soberanía". Un primer paso para unir la causa de los oprimidos del continente es hoy la lucha común contra el FMI, por el retiro de las tropas imperialistas en Haití -y de las fuerzas argentinas, brasileras y uruguayas-. Contra el Plan Colombia y la presencia de marines en Bolivia; el rechazo a cualquier intento de agresión contra Cuba así como la exigencia de soberanía panameña sobre el canal de Panamá y argentina en Malvinas. Llamamos a oponer al ALCA y a la demagogia burguesa de un mercado común latinoamericano, la lucha por una unidad real, por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
La clase obrera y los pueblos oprimidos del continente tomando un camino revolucionario pueden tender lazos de comunión en el corazón mismo del imperialismo yanqui, entre los latinos y todas las minorías oprimidas de los Estados Unidos así como con su poderosa clase obrera. Hay que concebir y practicar la lucha de clases de los explotados como parte de un movimiento obrero internacional que se ponga de pie por la derrota del imperialismo y su política guerrerista. Nuestro grito de guerra es el que proclamara la III Internacional: proletarios y pueblos oprimidos del mundo ¡uníos!.
Los marxistas revolucionarios del PTS consecuentes con el internacionalismo militante consideramos una tarea fundamental el ser parte de reconstruir la IV Internacional, un partido mundial de la revolución socialista.

Prensa

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