Los empresarios que hoy se ensañan contra el movimiento obrero combativo pertenecen a la misma clase social que a partir de 1973 promovió a las bandas terroristas de la Triple A, y en 1976 dirigió el golpe militar más sanguinario de la historia nacional. Burgueses “nacionales” como los dueños de Acindar de Villa Constitución, varios meses antes del golpe ya tenían en el predio de su empresa un campo de concentración destinado a secuestrar y torturar a los trabajadores que querían organizarse para dejar de ser mulas. Las principales empresas se valieron de las Fuerzas Armadas para acabar con las comisiones internas y cuerpos de delegados. 30.000 detenidos-desparecidos.

Tanta saña, odio y muerte de quienes hoy parecen blancas palomas con sus publicidades ‘fashion’, fue la respuesta contra una clase que se puso de pie y cuestionó sus privilegios. A la burguesía no le importó aplastar su Constitución y sus leyes: cuando de emergencia se trata, cuando sus esclavos quieren dejar de serlo, aplican sin empacho la solución más radical.

Hoy cargan con despidos, juicios de desafuero, causas penales para evitar que el “sindicalismo de base” se desarrolle. Quieren acabar con un peligro en potencia que, en primer lugar, les impida descargar su crisis sobre los trabajadores, como ya lo hacen en Europa (en estos Peugeot en Francia anunció 6.000 despidos). Pero fundamentalmente buscan evitar que los trabajadores tomemos conciencia de nuestra fuerza, que nuestras ideas dejen de ser las de la clase dominante y se fusionen con las ideas del marxismo revolucionario, la cicuta de los explotadores.

No es casual que, en esta fase, el PTS sea el partido con más perseguidos por las patronales y su Estado. Porque somos, desde la izquierda, quienes avanzamos en fusionarnos con los sectores más avanzados del movimiento obrero combativo. No sólo utilizamos cada lucha y combate de clase para sacar las lecciones que nos permitan diseñar una estrategia para vencer, sino también las campañas electorales, como la que realizamos desde del Frente de Izquierda, que sirvió para que miles de trabajadores dieran pasos hacia hacer política propia de la clase obrera, en el camino de poner en pie corrientes obreras militantes en las principales empresas y sindicatos, como lo venimos promoviendo junto a los compañeros que impulsamos la Corriente Nacional Nuestra Lucha y su periódico.

Es necesario un gran frente único obrero contra las causas penales a los luchadores obreros y populares. Pero es imprescindible formar un partido de trabajadores revolucionario con influencia decisiva en las principales empresas, colegios y facultades del país que, sacando las lecciones de la lucha de clases nacional e internacional, diseñe una estrategia para vencer. En este camino te invitamos a militar y difundir el periódico de la Corriente Nacional Nuestra Lucha, como así también en la Juventud del PTS.