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Derechos Humanos

Muchas ilusiones, muchos olvidos

Polémica con las opiniones de Horacio Verbitsky vertidas en Página/12 el 21 de agosto

11 de septiembre 2002

La embajada de los EEUU entregó a la cancillería, al ministerio de justicia y a un sector de los organismos de derechos humanos locales (CELS, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) documentos acerca de la última dictadura militar, desclasificados por el departamento de estado de EEUU.
El 21 de agosto, se publica en Página/12 la noticia y una llamativa columna cuyo autor es Horacio Verbitsky. Todo el que hubiera esperado encontrar en este progresista periodista una denuncia a las aberraciones que los yanquis cometieron antes, durante y después de la dictadura, se llevará una enorme decepción.
Verbitsky militó con dos de mis hermanos, en la Agrupación Montoneros, se llamaban Rosita y Guillermo y desaparecieron los dos en el ’77; ellos, como los 30.000, fueron torturados y asesinados por los genocidas argentinos que actuaban bajo órdenes expresas de los yanquis y se entrenaban en la Escuela de las Américas del Canal de Panamá. Hoy Verbitsky rememora el éxito de su entrevista en agosto de 2000 con Madeleine Albright, nada menos que una de las responsables de la carnicería llamada “misión humanitaria” en los Balcanes. Esta reunión se sucedía mientras esta asesina se paseaba por Argentina y Latinoamérica buscando apoyo político para el Plan Colombia. Verbitsky parece olvidar esto y se refiere a ella como una demócrata defensora de los derechos humanos gracias a la cual tenemos en nuestro país documentación sobre el horror de los campos y la política de exterminio a los luchadores.
Estas desclasificaciones de archivos se hicieron también en Chile, en El Salvador y Nicaragua; parece que lo que era secreto, después de más de 25 años se hace público con la confianza de que el manto de impunidad y las heridas cerradas los amparan. Pero las llagas las tenemos todavía al aire y nos asquea que nos digan en la cara que hicieron con nuestros compañeros para limpiar su conciencia, mientras ningún funcionario yanqui, ni que decir de los nuestros, ha pagado por los crímenes.
La nota se llama “Ilusiones perdidas”, aludiendo a que “si algún dinosaurio de las pampas, o el foro que los congrega, creyó que esas novedades permitirían alguna suerte de reivindicación de la guerra sucia militar contra la sociedad argentina, ayer debe haber sido un día de ilusiones perdidas”. Estimado Horacio, ¿no es suficiente reivindicación del genocidio haberlo comandado? Parece que no, que ya lavaron sus culpas y complicidades mandando cuatro cajas con documentos que están, aunque no le guste y sea terrible, manchados con la sangre de los desaparecidos, y sobre ellos los demócratas con los que Usted simpatiza y deposita muchas ilusiones y los republicanos con los que un poco menos, cometieron el peor de los genocidios en este continente para poder pasar sus planes miserables y terminar con los dirigentes obreros, estudiantiles, de organizaciones guerrilleras, partidos de izquierda y toda una generación que se jugó el todo por el todo peleando por una sociedad diferente. Y hoy no están.
Pero varias cosas pasa por alto y en pos de la memoria y de los 30.0000 compañeros, aclaremos ciertas cuestiones.
Luego de algunas líneas donde cae en un terreno lindero a la adulación hacia Jimmy Carter y Cyrus Vance, viene el párrafo que cito: “un cuarto de siglo más tarde, demócratas y republicanos mantienen discrepancias sobre muchas cuestiones del presente, pero ambos expresan un consenso básico sobre aquellas vinculadas con el pasado argentino. Es difícil imaginar personalidades tan distintas como la académica centroeuropea Albright y el general afroamericano Collin Luther Powell, por no hablar de Clinton y Bush. Sin embargo todos ellos coinciden en un punto de extrema importancia para nuestro país y éste es que la desaparición forzada de personas, las torturas a detenidos, las ejecuciones clandestinas constituyen crímenes contra la humanidad, que la comunidad internacional no consiente, bajo ninguna circunstancia”. Y concluye muy convencido: “Nada más importante que el mensaje que su envío (las cajas con documentación) transmite. Eso no se hace”
Ahora bien, ¿qué opinan todos ellos, demócratas y republicanos, la comunidad internacional y usted sobre los bombardeos a Irak, sobre la Guerra del Golfo, sobre la masacre en los Balcanes, sobre Yugoslavia, sobre el exterminio al pueblo palestino que Israel con la inestimable colaboración de EEUU llevan adelante, sobre Afganistán después del 11 de septiembre, sobre el Plan Colombia, sobre la situación de los presos afganos en los campos de concentración de la base yanqui de Guantánamo, sobre los prisioneros cubanos en EEUU, sobre las cárceles yanquis para detenidos políticos, casi todos árabes o latinos, sobre su implacable lucha mundial contra “el terrorismo internacional”? ¿Eso sí se hace?
Verbitsky: usted parece trabajar para el olvido, para alivianar las culpas de los mayores violadores de los derechos humanos en el mundo. ¿No pensó, mientras escribía, qué diría cualquiera de sus compañeros de lucha que hoy no están, leyendo su nota y descubriendo entre otras cosas que se olvida de la principal e histórica bandera de todos los organismos de derechos humanos del país? Imagínelo. Porque aunque nos den cuatro, diez o mil cajas con documentación, la bandera de cárcel a todos y cada uno de los asesinos y sus cómplices en todo el mundo no la bajamos y seguiremos exigiendo, como lo hacen los pueblos oprimido del continente, que se vayan los yanquis de toda América Latina, demócratas incluidos. Porque no habrá olvido, perdón ni reconciliación.

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