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EDITORIAL

Plan de lucha nacional

Por el salario, contra el trabajo en negro, las suspensiones y despidos Por un verdadero plan de obras públicas y viviendas para todos

Ruth Werner

14 de junio 2012

Plan de lucha nacional

El reciente anuncio de Cristina Fernández de una nueva línea de créditos para la construcción de viviendas a tasas subsidiadas por el Estado no resolverá el drama que aqueja a millones de pobres. Hay trabajadores que se ilusionan con poder, al fin, comprar una pequeña casa. Muchos fueron los planes que ha largado el gobierno y nunca se concretaron. Pero, además, éste tiene sus trampas.

En Argentina hay cerca de 3.400.000 hogares con problemas
habitacionales. Lo ofrecido, 100.000 créditos, según se puede leer en la web de ANSES, de concretarse, es ínfimo (ver página 3). Millones de trabajadores quedan afuera ya que, para poder acceder al beneficio, hay que estar en blanco o al menos con dos años de monotributista. Como dijo la Presidenta, el plan a lo sumo es para “los sectores medios, de medianos y altos ingresos”. Los que están en negro, los inmigrantes, los más pobres, donde la falta de vivienda es enorme, no califican.

A fines de 2010 la ocupación del Parque Indoamericano y luego las tomas de tierras en Ledesma (Jujuy) mostraron la tragedia en toda su magnitud. Los más pobres jugaron su vida por un pedazo de tierra. Recibieron las balas de la Federal, de la Metropolitana, y de la policía jujeña amiga de Blaquier. Las casas prometidas nunca llegaron. Ahora se los deja afuera.
Los beneficiados, como dijo Cristina, serán los que “ha generado este modelo”. Pero no son los trabajadores petroleros, bancarios o de la UOCRA que ella nombra en su discurso. Son los de siempre, los empresarios como Roggio, Techint, Minetti, Loma Negra y otras constructoras que proveerán “100 mil puestos de trabajo”. De crearse, muchos de esos puestos serán precarios, modalidad por excelencia de la obra pública, donde miles están bajo los planes Argentina Trabaja o las Cooperativas, con un sueldo que es la mitad del promedio del de los trabajadores en blanco.

La economía cuesta abajo

El plan también intenta responder a la marcada desaceleración económica. Hasta el mentiroso INDEC reportó que la construcción cayó 5,9% en abril respecto de 2011. En la industria, los jefes de la UIA anuncian que en el primer trimestre el crecimiento fue exiguo: 2,6% respecto a 2011. Producto del freno a la obra pública, la UOCRA de Santa Fe denunció que en los últimos 20 meses se perdieron 6.000 puestos de trabajo. En Córdoba, 3.000 desde diciembre. En la autopartista Gestamp ya comenzaron las suspensiones, así como en Renault donde hay 2.000 suspendidos.

Aunque el anuncio de créditos hipotecarios pretenda “fogonear” la actividad de la construcción de ninguna manera se solucionarán los problemas de fondo. No impedirá que Brasil, afectado por la crisis mundial, siga importando muchos menos autos, no se solucionará la escasez de dólares o los problemas de “competitividad” que acusan los patrones, generados por la revaluación de peso.

Como siempre, cuando comienzan los vientos de crisis los que pagan son los trabajadores.

El ataque al salario viene avanzando por distintas vías: sigue vigente el tope a las asignaciones familiares, el impuesto al salario y en varias provincias los gobernadores amenazan con pagar los sueldos en dos veces, y dicen que no hay plata para los aguinaldos. El techo impuesto a las paritarias por el gobierno y las patronales ha dejado los ingresos de los trabajadores a merced de la tarea de zapa de la inflación. Este es el verdadero plan del gobierno, en acuerdo con los empresarios, nada tiene que ver con este resucitado “nunca menos” que reapareció en el último discurso presidencial.

Hacia dos CGTs

El gobierno logró dividir a la CGT y neutralizar gran parte de los reclamos paritarios con aumentos promedios entre el 23-24%, por debajo de la inflación y en cuotas.

Para julio habrá dos congresos y el resultado será la conformación de dos CGTs: una opositora, encabezada por Hugo Moyano y otra, más afín al kirchnerismo, liderada probablemente por el metalúrgico Antonio Caló. Quien todavía no sabe dónde ponerse es Barrionuevo, que tiene su propia CGT Azul y Blanca y puede mantenerse independiente o acordar con el moyanismo.

Moyano, acostumbrado a los discursos encendidos, en realidad no hizo nada por quebrar el techo salarial. Últimamente su esfuerzo se centra en tejer alianzas con la derecha peronista, como Daniel Scioli. Están por verse los alcances del plan de lucha del gremio camionero y si se concreta la unidad con la CTA Micheli para movilizar contra el cepo salarial. Por ahora, el titular de la CGT anunció una marcha para el próximo 26 por el no pago de asignaciones familiares y otra el 12/7 para apoyar un proyecto de ley de eliminación del impuesto al salario.

El paro y movilización de la CTA Micheli, el pasado viernes 8, mostró que la acción directa y el piquete en Puente Pueyrredon (métodos utilizados comúnmente por el sindicalismo de base y la izquierda clasista) fueron claves para que la medida, llamada muy tibiamente por su dirección, impactara en el escenario político. El paro fue muy débil en los gremios donde pesa la Central. Incluso en el Sindicato del Neumático de San Fernando, donde dirigen, se negaron a parar (ver página 6).

El paro de ATE convocado para el próximo miércoles 27 sigue siendo un hecho aislado y ni siquiera es de toda la CTA. Hay que exigir a los sindicatos y centrales sindicales un verdadero plan de lucha por la reapertura de las paritarias, un salario equivalente a la canasta familiar indexado mensualmente según inflación, para acabar con el trabajo en negro, contra la precarización, las suspensiones y despidos.

Unidad de todos los trabajadores e independencia de clase

La CGT-Moyano y la CTA-Micheli levantan consignas que, aunque correctas, sólo resuelven problemas de los trabajadores en blanco. Hasta la CTA, que dice que hay que estar con los “excluidos”, abandonó en el último paro la consigna de pase a planta, un problema que afecta a miles de trabajadores, sobre todo estatales. Y de los que están en negro, ni palabra.

Para defender el salario hay que unificar los reclamos de todo el movimiento obrero, de los que están en blanco y en negro, de ocupados y desocupados, de contratados y efectivos; incorporando los problemas más sentidos por el pueblo trabajador como es el derecho a la vivienda. Luchemos por un verdadero plan de obras públicas, expropiando a los dueños de la tierra y la gran propiedad inmobiliaria, bajo control de trabajadores.

Mientras los burócratas sindicales se pelean por arriba, debemos aprovechar para extender las posiciones de la izquierda clasista y promover la independencia política de los trabajadores, mucho más cuando el moyanismo quiere revitalizar a Scioli y la CTA Micheli apoya al FAP de Binner (ver páginas 4 y 5). Tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas. Para recuperar los sindicatos y luchar por un partido de trabajadores sin patrones, el 8 de julio en el Estadio Cubierto de Ferro realizaremos la Conferencia Obrera Nacional del PTS junto a los principales referentes del sindicalismo de base.

Prensa

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