Los despedidos de Pirelli siguen apostados en la puerta de la fábrica. En la carpa aguantan, piensan, discuten y hacen acciones de lucha. En los cambios de turno prenden cubiertas y la patronal manda a sus buchones a manguerear desde los techos. Tratan de quebrarlos y humillarlos. Pero con dignidad los despedidos resisten los manguerazos bloqueando el agua y cantando “el fuego no se apaga”.
En una pausa de la pelea por mantener el fuego a salvo del agua, Tato nos relata: “Al final... se acordó el 28% pero no hay ninguna reincorporación. Seguimos en la misma. Pero ahora estamos solos. Si es por la seccional o los delegados no hay noticia de nada. Nosotros acá estamos peleando solos. Acá arrancamos estando los delegados y después los delegados desaparecieron. Por lo menos como están viendo acá en Pirelli sigue la lucha y esto va a seguir. El fuego no se apaga y la lucha tampoco se apaga. Tenemos que seguir, no nos queda otra. Empezar de vuelta. Seguir peleando. Por la dignidad de todos, de la familia y de todos.
Hay que entender que cuando arrancó esto la mayoría de los que estamos acá no teníamos idea de lo que era una huelga o un paro. Hoy en día por lo menos sabemos que tenemos que organizarnos, creo que nos organizamos bastante a pesar de ser primerizos, creo que para la mayoría acá ésta es la primera lucha que tenemos. Y bueno, así a los ponchazos, con la ayuda de organizaciones de izquierda que vienen y colaboran con nosotros. Acá estamos. Aprendiendo a los golpes. Pero hay que seguir. Paso a paso y hasta donde podamos. Yo entré a laburar acá en el 2004 y tengo todo el derecho de salir a luchar por nuestros derechos.”