Un fantasma recorre las oficinas de las principales empresas periodísticas: el fantasma de los trabajadores de Perfil, que después de 42 días de paro consiguieron algo más que un aumento. Ahora, los compañeros de prensa amenazan con "hacer lo de Perfil" si no se consiguen respuestas. Es que a quien guste de las estadísticas le será difícil encontrar un precedente similar por un reclamo salarial en una empresa periodística privada.

Es cierto que el acuerdo firmado el último lunes no fue el mejor gracias a la pauta salarial que impone el gobierno de Néstor Kirchner, Pero si se tiene en cuenta que Perfil es la empresa periodística con los peores sueldos de mercado, el aumento de 450 pesos -no remunerativos- para aquellos salarios inferiores a 1.300 es un logro enorme de los trabajadores. Claro que se pagará en cuotas acumulativas entre marzo y agosto, algo que la empresa que estirar hasta octubre pero la firmeza de la asamblea se lo negó.

Además, la patronal quería imponer una cláusula en la que sólo garantizaba que no iba a realizar "despidos masivos" y amenazaba con no pagar los días de paro en un futuro conflicto. Pero los trabajadores se mantuvieron firmes y eso llevó a que la empresa firmara un laudo del Ministerio de Trabajo en el que se llama a garantizar los puestos de trabajo.

Mientras las publicaciones de la Editorial Perfil (Noticias, Caras, Diario Perfil y Perfil.com, entre otras) eran sostenidas por un grupo de editores, los trabajadores llevaban adelante el paro con firmeza y sin ningún apoyo por parte de la UTPBA, salvo por la presencia del secretario gremial. Pero los "perfilianos" se mantuvieron incólumes, con un almuerzo a pan y agua en la puerta del edificio de Chacabuco, con la presencia en el acto del 24 de marzo, o acompañando el repudio al crimen de Carlos Fuentealba, el docente asesinado en Neuquén.

Quizás el día más importante fue cuando en plena redacción del Diario Perfil se realizó una asamblea en la que participaron otras internas, en un hecho histórico para el gremio de prensa. De allí salió el compromiso de pelear por paritarias el próximo año, algo que no ocurre desde 1975.

Y había más motivos para confirmar que se trataba de una lucha justa: Magdalena Ruíz Guiñazu, Víctor Hugo Morales, Gonzalo Bonadeo o Quintín, en solidaridad con los trabajadores, no enviaron sus notas al diario durante el paro. Nelson Castro, por ejemplo, abrió el correo de lectores para que la Asamblea pudiera publicar sus comunicados.

¿Todo esto fue un triunfo? Se consiguió un aumento que hasta hace unos meses era impensado, lo que significó romperle el modelo de negocios a la empresa del "Periodismo puro" (¿o pobre?). Eso implica una victoria, así como sostener tantos días de huelga con solidaridad, compromiso y democracia. Los trabajadores discutieron siempre los pasos a seguir en asambleas, donde se escucharon todas las voces y se siguió siempre lo que la mayoría (casi siempre por unanimidad) determinaba. Pero hay que ser cautos, todavía falta mucho. Sobre todo si se tiene en cuenta que Fontevecchia aún no respondió con ninguna represalia, a pesar de que ya hubo algunos aprietes. El CEO sabe que, de todas formas, ante la primera agresión los trabajadores estarán nuevamente en la lucha, como lo votaron en cada una de las asambleas.

Trabajador de Perfil