El asesinato de Nora Dalmasso, desde el inicio, pasó de ser una “cuestión penal” a convertirse en un hecho político que desnudó la podredumbre de la justicia y del régimen político de Río Cuarto y de Córdoba.
Las principales líneas de investigación apuntaban al poder político local y provincial. Tuvieron que declarar asesores del Secretario de Seguridad provincial, Alberto Bertea, que habían estado en una “fiesta” en Río Cuarto la noche del crimen. Bertea terminó renunciando, seguramente a pedido de su jefe De la Sota que comenzó a desligarse de los posibles implicados de su entorno.
A poco del crimen, el Fiscal General provincial, Vidal Lascano, fue descubierto en un “restaurante de la Capital”, reunido con el Secretario de Seguridad y su secretario, el mismísimo Bertea, sobre quién recaían sospechas. Este hecho ya anunciaba la “seriedad” de la investigación.
El caso Nora Dalmasso, amenazaba con destapar las relaciones “íntimas” entre el poder político provincial y los sectores de la “alta sociedad” riocuartense. Los intentos de trabar cualquier tipo de investigación que involucre al poder político y económico local y sobre todo que devele la particular forma de vida que llevan políticos y empresarios, derivaron en una trágica comedia de enredos. El CeProCor, un “prestigioso” centro de análisis genético que supuestamente logró esclarecer varios casos, esta vez no pudo reconstruir el ADN del presunto asesino…. Los “mediáticos” abogados de la víctima se la pasaron todo este tiempo hablando del “círculo íntimo”. La madre de Nora Dalmasso declaró que a su hija la había matado “una mafia” por encargo y sin embargo…

El “perejilazo”
A tres meses del asesinato, la investigación estaba en punto muerto. Y la salida que encontraron los fiscales fue encarcelar al pintor Gastón Zárate. Tenían pruebas “indiscutibles”: un celular que le había regalado a su novia (según declaraciones de…su suegra) y la “contundente” declaración de un amigo con problemas psicológicos. Los familiares de este amigo, como el propio Zárate y su novia, denunciaron “aprietes” de parte de la policía provincial, para que se declare culpable. Las pruebas eran tan “creíbles” como las que apuntaban a sectores políticos, sin embargo, el trabajador fue el único detenido.
Esto fue la gota que colmó el vaso en el pueblo de Río Cuarto. El viernes 9/2 más de 2.000 personas se movilizaron pidiendo la libertad de Gastón. El “perejilazo”, como lo denominó la creatividad popular, ya que se había encarcelado a un “perejil” para esconder a los que la población creía como verdaderos involucrados, logró la liberación de Zárate.
Como describía un cronista, la sociedad de Río Cuarto está dividida entre un poderoso sector económico, la “burguesía sojera”, y la “gente común”. Con un claro tinte menemista, la “fiesta” sigue en Río Cuarto y Córdoba, al calor de las superganancias que el modelo kirchnerista les permite generar a algunos pocos. Son los amigos y funcionarios del gobernador, que a la vez es aliado y fiel seguidor del presidente Kirchner. De la Sota volvió a cambiar al Ministro de Seguridad y al jefe de policía. La nueva política de seguridad es más mano dura hacia los “perejiles”, más policías en las calles para perseguir a los jóvenes de los barrios populares y más impunidad para el poder. Ahora renunció el Fiscal Lascano y - demagógicamente - De la Sota mandó a sus legisladores a iniciar un juicio político a los fiscales. La oposición de Juez y los radicales, también quiere aprovechar la movilización de Río Cuarto para hacer campaña electoral.
Lo cierto es que el “perejilazo” expresó, más allá de cual sea la verdad (difícil de saber en este caso), que los trabajadores y el pueblo no confían en este régimen político y judicial que ampara a los poderosos y persigue a los “ladrones de gallina”. Ya hubo otro precedente en Corral de Bustos el año pasado, donde hay cerca de 40 detenidos1.
Hoy el crecimiento económico atempera esta situación, pero el hecho es “peligroso” para el régimen político, porque deja al descubierto las relaciones entre el poder económico, el Estado y la justicia que no son para nada “independientes”.
 
1 El 4 de diciembre pasado en la localidad de Corral de Bustos, unas 1.500 personas incendiaron parte de los tribunales locales, luego de la muerte por violación y golpiza de una nena de tres años. Los manifestantes reclamaban porque nunca se habían tomado las denuncias por maltrato que se realizaron previamente. A lo largo de los meses fueron deteniendo distintos sectores de la población que participaron de la protesta y hoy suman más de 40.