(...). Se calcula que en Argentina se producen cerca de 400.000 abortos por año. Esta es la realidad cotidiana de miles de mujeres. Y no sólo esto... ¿Saben ustedes que, actualmente en el mundo, 1 de cada 2 seres humanos vive con menos de 2 dólares por día? 1 cada 3 no tiene acceso a la electricidad, 1 de cada 4 vive con menos de 1 dólar por día, 1 de cada 5 no tiene acceso al agua potable, (...). ¡Y el 70% de los 1300 millones de personas que sufren estas condiciones de vida son mujeres!
Sin embargo, si durante 10 años, se gastaran anualmente 80.000 millones de dólares, estaría garantizado no sólo que todo ser humano tenga acceso a la educación, al agua potable, a la salud sino que, además, se podría garantizar que todas las mujeres del planeta tuvieran acceso a cuidados ginecológicos y obstétricos.
80.000 millones de dólares anuales parece una cifra exorbitante. Sin embargo, ¡es la mitad de la fortuna de las 4 personas más ricas del planeta! Esta es la irracionalidad del sistema capitalista. Una irracionalidad que se sostiene en la explotación de la fuerza de trabajo de millones de varones y mujeres de la clase obrera. Incluso, los capitalistas se aprovechan de las religiones, del racismo, de los prejuicios contra los inmigrantes, de la discriminación de los homosexuales y de la opresión de las mujeres para dividirnos y reinar.
Por eso, cada vez que una mujer es abusada, golpeada, humillada, considerada un objeto, discriminada, sometida... la clase dominante se ha perpetuado un poco más en el poder. Y la clase obrera, en cambio, se ha debilitado. Porque esa mujer perderá la confianza en sí misma y por lo tanto en sus propias fuerzas. (...). También se debilita porque ese hombre que golpeó a su compañera, que la humilló, que la consideró su propiedad, está más lejos de transformarse en un obrero conciente (...) de que en la lucha por romper sus cadenas debe proponerse liberar a toda la humanidad y considerar a todos los oprimidos como sus aliados. (...).
(...) Trotsky escribió que "Las organizaciones oportunistas centran principalmente su atención en las capas superiores de la clase obrera, y por consiguiente, ignoran tanto a la juventud como a la mujer trabajadora", culminando el programa de la IV° Internacional con el grito de ¡Paso a la mujer trabajadora! Por eso, cuando nos preguntan si luchamos por los derechos de las mujeres porque somos feministas, decimos que no. Somos marxistas revolucionarias y como tales creemos que es un deber luchar por la emancipación de las mujeres. (...). Luchamos por la emancipación de las mujeres para que podamos combatir por la revolución social en igualdad de condiciones con el resto de los explotados y oprimidos. Luchamos por la revolución social para iniciar el camino de la liberación definitiva de las mujeres y de toda la humanidad hoy apresada por las cadenas del sanguinario capital. (...).
Como militante trotskista, siento orgullo de pertenecer al PTS, donde (...) hay dirigentes obreras revolucionarias como Celia Martínez o Catalina Balaguer, estas mujeres terribles con quienes comparto la tarea de poner en pie un partido obrero, revolucionario e internacionalista en Argentina.
¡Paso a la mujer trabajadora!
¡Viva la IV° Internacional!