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Pase a planta permanente para todos los trabajadores

Las denuncias aparecidas en Página/12 el pasado domingo 2 y este miércoles 5 de diciembre contra la multinacional agrícola Nidera y Southern Seeds, sacaron a luz la forma salvaje con que estos explotadores tratan a los obreros rurales.

Ruth Werner

6 de enero 2011

Pase a planta permanente para todos los trabajadores

Las denuncias aparecidas en Página/12 el pasado domingo 2 y este miércoles 5 de diciembre contra la multinacional agrícola Nidera y Southern Seeds donde se realizaron allanamientos en varios campos de San Pedro porque los trabajadores vivían en condiciones de absoluta esclavitud, sacaron a luz la forma salvaje con que estos explotadores tratan a los obreros rurales. Pero las denuncias que hace el periodista del diario oficial, Horacio Verbitsky, tienen su intención. Diríamos más bien, un doble objetivo. Por un lado meter el dedo en la llaga contra las patronales sojeras opositoras al gobierno, y por el otro, hacer aparecer al kirchnerismo como un gobierno “preocupado” por los trabajadores, que quiere combatir este flagelo.

Es un hecho que esta realidad desgarradora no es algo excepcional. Los empresarios textiles o los de la Cámara Argentina Construcción, con quien el kirchnerismo acostumbra a hacer jugosos negocios también se han hecho famosos por las cifras exorbitantes de trabajo en negro, o por las terribles condiciones de trabajo que llevan a continuos accidentes en los lugares de trabajo con víctimas fatales.

La tercerización, la precarización laboral, el trabajo por agencia, los contratados y el trabajo en negro son parte estructural del modelo “nacional y popular”, donde en el sector público casi el 30% del trabajo no está registrado. El kirchnerismo ha dejado en pie gran parte de esta herencia de los ’90: 3,7 millones de personas trabajan en negro sin ningún tipo de derechos, sin obra social, sin jubilación, sin convenio, sometidos al despotismo de las patronales. Ellos cobran un 33% menos que el salario de un trabajador en blanco.

La ausencia de derechos laborales básicos e históricos de los trabajadores es una marca del modelo actual, y golpea fundamentalmente a la mujer y a la juventud trabajadora. Entre los jóvenes un 64% trabaja como asalariado no registrado o está precarizado. Bajo esta última modalidad se calcula que trabaja más del 40% de la población activa, el mayor porcentaje desde 2004. Es evidente que la complicidad de la burocracia sindical, de la CGT y las CTA en semejante fraude laboral no es menor.

Pero justamente lo novedoso es que la voz de este sector silenciado de la clase obrera ha comenzado a hacerse oír. Fueron los tercerizados del Roca los encargados de poner en su justo lugar la demanda del pase a planta permanente. Lo hicieron –y lo están haciendo- con la organización, con la asamblea, con la acción directa, cortando las vías y enfrentado a la burocracia sindical empresaria y asesina.

Aunque este fenómeno de emergencia de los trabajadores tercerizados o precarios aún no se ha desplegado en magnitud, ya existen síntomas de contagio, y eso es lo que temen las patronales y el gobierno porque son concientes que de desarrollarse pondrán en cuestión el esquema que le ha permitido altas tasas de rentabilidad en todos estos años. La lucha de los tercerizados del Roca ya fue inspiración para que sus pares de otras líneas comenzaran a organizarse por el mismo reclamo. El contagio acaba de prender también en las empresas telefónicas y eléctricas.

Recientemente los trabajadores de UETTel, los telefónicos tercerizados de Elecnor y de las subcontratistas han salido a dar pelea. La lucha comenzó por reivindicaciones salariales y se ha incluido en asamblea un pliego que reclama la reincorporación de los despedidos. Como dicen los compañeros de la Lista Violeta es un gran ejemplo para ir por más, para conquistar el convenio telefónico y la planta permanente para todos los telefónicos tercerizados.

Es el momento para impulsar una gran campaña en todo el movimiento obrero contra la tercerización laboral, para extender la consigna de pase a planta en todo el movimiento obrero, para que se prohíba el trabajo en negro, contra las leyes que persisten desde la década de los 90 para acabar con la flexibilización laboral. Hay que partir en primer lugar de apoyar a todos los que luchan y promover la unidad y coordinación para que emerja el reclamo de igualdad en el conjunto de la clase obrera.

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