Desde las primeras horas del día el aire se sintió espeso. Los rumores de corte y lucha se difundían hombre a hombre, puesto a puesto: “Salimos y nos concentramos, ¿no?” “El que se queda después que no se queje”. Finalmente, desde las 13.30, la tensión se quebró, los obreros comenzaron a abandonar sus máquinas, a lavar los baldes”, se decían unos a otros, “”¡vamos al corte!””

El discurso de Moyano sonaba en algún celular. En ese momento centenares de trabajadores de Volkswagen comenzaban a juntarse en las puertas de la fábrica. Se encontraban con los compañeros de los otros turnos, aquellos que habían pasado toda la noche trabajando y los que llegaban para protestar por sus derechos. Entre ruidos de bombos y las bombas de estruendo, escuchan las intervenciones de los delegados que ellos habían elegido. Aplaudían, gritaban, levantaban las manos para votar las mociones y propuestas. Se sorprendían de sí mismos: el miedo se había quebrado, comenzaban a sentir esa fuerza que tienen los obreros cuando toman los reclamos en sus manos.

En la jornada convocada por la CGT de Moyano, la directiva del Smata Córdoba conducida formalmente por Tello -pero digitada desde las sombras por el Ministro Dragún-, había decretado el paro desde las 14hs. Fue la única seccional de país que llamó a parar en el gremio que conduce a nivel nacional el oficialista Pignanelli. Pero en Córdoba la burocracia del Smata está alineada con De la Sota, y por eso algunos directivos y delegados viajaron a Plaza de Mayo.

En Fiat y Renault, “el paro” fue forzoso debido a las suspensiones con rebaja salarial lanzada por las multinacionales. Ahí como en el resto de las fábricas, la orden del Smata fue del trabajo a casa después de las 14. El paro pasivo, el paro simbólico, de aquel que nada quiere pelear. Pero eso se quebró en Volkswagen, donde el Cuerpo de Delegados independiente impulsó un paro activo, con corte y asamblea general.

En los días previos comenzaron las asambleas, y en los sectores M3 y M4 se mocionó el corte de ruta frente a la planta y la exigencia al Smata de un paro y plan de lucha contra el impuesto al salario, por las asignaciones familiares, contra las sus pensiones en otras plantas, en defensa de los contratados, y un bono para compensar el paupérrimo acuerdo salarial, que la burocracia trata de sabotear en acuerdo con la patronal. Los mandatos se extendieron al pasar los días y se volvieron un solo grito cuando el SMATA anunció que ni siquiera movilizaría en Córdoba. Fue la gota que rebalsó el vaso. Los obreros decidieron salir aunque sus directivos no quisieran. La solidaridad entre laburantes también tuvo su lugar cuando la agrupación Docentes de Base intervino en la asamblea planteando su apoyo a los trabajadores metalmecánicos y por un plan de lucha consecuente. La ovación fue total, los obreros aplaudían las palabras de nuestra compañera Erica Guazzaroni. Fue emocionante también el aplauso a los compañeros contratados presentes- a los cuales se les vence el contrato en pocos días – que se comprometieron a pelear por su efectivización y a los jóvenes obreros, que por primera vez participaban de un corte.

En medio de los cantos contra los dirigentes de la agrupación del Ministro y el gobierno nacional, se votó la exigencia a la directiva del sindicato de que se haga presente para una asamblea general en VW, o movilizarse al sindicato para reclamar un plan de lucha de todo el gremio, y acompañar a los delegados a otras plantas a repartir el boletín La Tuerca, para profundizar lazos con los trabajadores de todo Smata.

Horas después del corte nos volvimos a reunir con trabajadores de distintas plantas, que veían muy bien la acción de VW reflejada en todos los medios de Córdoba. Con ellos estamos discutiendo la participación en la Conferencia de Nacional de Trabajadores en Ferro.