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Estamos en una fase de recuperación de fuerzas y de redefinición del campo popular

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20 de noviembre 2008

Estamos en una fase de recuperación de fuerzas y de redefinición del campo popular

Saludo con alegría que la sala esté llena, sobre todo de jóvenes, lo cual es un buen signo. El movimiento obrero en América Latina hoy es muy vasto y muy diferenciado. En primer lugar, el movimiento obrero mundial ha pasado por una terrible derrota dispuesta por la ofensiva capitalista. La sindicalización en promedio en los países industriales es del 10 %, con picos más grandes entre los estatales y con proporciones menores entre los trabajadores de la industria. Hay sindicatos como la Confederación General del Trabajo italiana, donde el principal sindicato con más afiliados es el de los jubilados. En América Latina el peso del movimiento obrero se ha reducido enormemente. Hay algunos ejemplos importantes de sindicatos de trabajadores no obreros, que se desempeñan a la vez como órganos de democracia social y de partido en germen, como los maestros en Oaxaca, capaces de organizar lo que después fue llamado (un poco exageradamente) la Comuna de Oaxaca, un acontecimiento que tuvo un peso enorme y que hoy todavía sigue moviéndose. En México, los maestros ocupan el centro de la escena, particularmente en Morelos y Michoacán, donde su sindicato reúne a otros sectores en lucha. Tienen un papel más vasto que el de un sindicato porque no se quedan en la lucha corporativa. Pero esas son excepciones, las grandes movilizaciones en Venezuela, Ecuador y Bolivia no están dirigidas por movimientos obreros. En general son campesinos, aunque el peso del movimiento obrero en ellos es importante como el caso de los cocaleros de Chapare, ex obreros mineros transformados en cocaleros que se mueven como dirigentes sindicales. Asumen la forma sindical pero no son obreros. No creo que el único protagonista sea el proletariado de fábrica. Hay muchos más sujetos de la revolución que se reconocen como pobres. Pero no basta con trabajar de obrero, para ser obrero hay que tener conciencia.

Hoy estamos en una fase de recuperación de fuerzas y de redefinición del campo popular.

Actualmente, el movimiento obrero está dividido y los sindicatos se han sometido totalmente al Estado en todos los países industrializados y no representan a los trabajadores.

El problema que se plantea es el de la unidad, la democracia y la desburocratización del movimiento obrero, tanto de la CGT como de la CTA.

En la Italia del ‘69 o la Argentina del Cordobazo lo que se superó fue la limitación del sindicato. Eran los trabajadores los que determinaban quienes podían ser dirigentes. Hoy existen ejemplos como los obreros de Zanon, pero son casos aislados que no se pueden generalizar.

El gran límite que enfrentan los sindicatos es la carencia de un programa como el de Huerta Grande y La Falda, que sea a la vez obrero y nacional, un programa alternativo de nación, esencialmente nacionalista, no socialista, pero que tenga aspectos anticapitalistas importantes como el control obrero, la eliminación de los despidos, estatizaciones. Es una necesidad para unir a todos los que no están en una corriente organizada, un partido o un pequeño sindicato, para darnos un objetivo común. Estamos en el comienzo de la crisis más grande que jamás haya existido en el capitalismo. Hay que proponer una salida obrera a la crisis.

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