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Pacto de impunidad de Kirchner y Sobisch

Si no fuera por los trabajadores que en Neuquén están dando una dura pulseada, es decir si dependiera sólo de lo que haga el gobierno de Kirchner y la "oposición", ya podríamos decir que el fusilamiento de Carlos Fuentealba es un nuevo crimen que quedará impune.

Christian Castillo

19 de abril 2007

Si no fuera por los trabajadores que en Neuquén están dando una dura pulseada, es decir si dependiera sólo de lo que haga el gobierno de Kirchner y la "oposición", ya podríamos decir que el fusilamiento de Carlos Fuentealba es un nuevo crimen que quedará impune. Si el gobernador Sobisch, que reivindicó ser el "responsable político" del asesinato, sigue en el poder como hasta ahora, con sus plenas facultades como por ejemplo determinar las negociaciones salariales con los gremios de docentes y estatales, o traspasar el mando al gobernador que surja de las elecciones provinciales de junio; ya sabemos lo que quiere decir "el fortalecimiento de las instituciones" del que tanto se habla. Como preguntó la compañera de Fuentealba, Sandra, en la asamblea de los docentes neuquinos: "Si no se va Sobisch, ¿qué le vamos a enseñar a los pibes?". Se debería enseñar en todas las escuelas que un gobernante puede matar a un trabajador en lucha por el salario, y estar dentro del normal desarrollo de esta democracia. Se consumaría un gravísimo antecedente para las luchas de todos los trabajadores y el pueblo, y una "institucionalidad" de signo opuesto a lo realizado por las jornadas de diciembre de 2001 cuando, en una enorme muestra de "voluntad popular", echamos a De la Rúa de La Rosada.

No sólo el Movimiento Popular Neuquino cerró filas para que el asesino Sobisch "termine su mandato". También lo hace la "Concertación" auspiciada por Kirchner en la provincia. El intendente neuquino Horacio Quiroga, un radical que vivió décadas a la sombra de los favores del feudo del MPN y ahora encabeza la alianza kirchnerista entre el PJ y la UCR, en los días más álgidos de la crisis desestimó siquiera la posibilidad del inofensivo "juicio político" impulsado por la centroizquierda, algo que hasta el propio Sobisch se mostraba dispuesto a aceptar en ese momento. Más de 10 días después, la convención de la UCR "mandató" al diputado radical Marcelo Inaudi, famoso en Neuquén por sus componendas con el MPN de Sobisch, a "colaborar con los diputados que impulsan el juicio político". Luego del paro nacional de CTERA y de la enorme manifestación popular del lunes 9 de abril que pidió la renuncia de Sobisch, la preocupación del kirchnerismo neuquino fue promover la mediación de la Iglesia entre los docentes y sus asesinos en el gobierno. Inclusive recientemente, ante el aumento salarial por decreto otorgado por el gobernador que los docentes rechazaron, el diputado justicialista de Neuquén Ariel Kogan dijo que "es auspicioso que haya un ofrecimiento superador", y que "estamos en el mar de la intolerancia al momento de resolver el conflicto, tanto desde el gobierno como desde los docentes, y va a ser difícil lograrlo si se mantienen las posturas rígidas desde ambas partes". (diario Río Negro, 17/04). Esta nueva versión de "la teoría de los dos demonios" es esgrimida por los partidarios de Kirchner en Neuquén, mientras que en Buenos Aires el presidente dice que Carlos Fuentealba "por pensar distinto fue fusilado, y eso evidentemente no puede pasar más en la Argentina". Como dicen en la provincia del presidente, donde la Gendarmería enviada por el gobierno nacional ocupa escuelas contra los maestros en huelga, Kirchner "se hace el Fidel Castro en la Capital y es Fulgencio Batista en Santa Cruz..."

Lo de "los hombres del presidente" en Santa Cruz es verdaderamente escandaloso, y se sabe que Kirchner en persona monitorea permanentemente la situación. Las tropas de Gendarmería nacional están apostadas en la provincia, tal como lo habían pedido expresamente las compañías petroleras desde la huelga en los pozos en Las Heras hace un año atrás, ahora se ataca con patotas del gobierno y bombas de incendio a los dirigentes y activistas del sindicato docente ADOSAC, y sigue vigente la ley de emergencia económica desde la época de Cavallo y Menem (y Kirchner gobernador) que prohíbe las paritarias para los trabajadores de un estado provincial que es uno de los que más recauda en conceptos de regalías petroleras. Es decir, toda una legislación y una práctica represiva contra los trabajadores y sus luchas.
Aunque también hay que decir que, en realidad, en Buenos Aires no está tan "a la izquierda" como se lo podría ver comparado con Santa Cruz. A siete meses del secuestro de Jorge Julio López, los organismos de derechos humanos querellantes contra el genocida Echecolatz y abogados del testigo desaparecido, denuncian graves irregularidades y encubrimientos oficiales en la causa de su búsqueda, que publicamos en este número de La Verdad Obrera. Es decir que al mismo tiempo que hay impunidad para los represores de hoy, como Sobisch, se obstaculiza la investigación sobre el accionar de los grupos fascistas que secuestraron a López en defensa de los genocidas de ayer. El candidato de Kirchner en la Ciudad de Buenos Aires y ministro de Educación Daniel Filmus y su vice, el "banquero castrista" Heller, conviven en una campaña electoral despolitizada junto a Macri, el amigo de Sobisch. Filmus, incluso, se animó a contradecir el paro nacional docente del 9 de abril, la única respuesta a la derecha asesina, porque "los chicos pierden un día de clase" y se pasea de campaña por la ciudad diciendo que el responsable de la masacre de Cromañon, "Aníbal Ibarra no es un corrupto". También en la capital del país, la aliada de Telerman, la "republicana" Elisa Carrió, da muestras de adhesión a este tipo de pactos de impunidad: acaba de realizar un acto junto a Mary Burton, quién actuó en la Comisión por la Reconciliación en Sudáfrica que consistió en que a los asesinos del apartheid contra el pueblo negro se los deja en libertad con el sólo trámite de confesar "la verdad" sobre sus crímenes.

Las direcciones de la CGT y la CTA, en una política completamente servil al oficialismo, impiden la movilización para que se haga justicia sobre el fusilamiento de Fuentealba. No sólo que "esperaron que haya un muerto para llamar a un paro de 24 horas" (en el caso de la CGT, ni eso); sino que, a pesar de que hay un compañero muerto, que sus asesinos están impunes y que los docentes siguen en huelga, se negaron a darle continuidad con un plan de lucha nacional como se lo reclaman desde Neuquén y distintos lugares del país. Le dieron un respiro a Sobisch y éste se rearma con ayuda del pacto de impunidad que le tiende "la Concertación" neuquina impulsada por Kirchner.

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