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Informaciones Obreras

Tragedia obrera en Virrey del Pino

Otros seis trabajadores muertos por el “crecimiento” capitalista

10 de mayo 2007

“Veníamos con la ropa que veníamos, nada de protección. Cuando hacíamos la espuma estábamos todas mojadas... Y cuando hacíamos insecticida más de una vez salimos quemadas. Yo por ejemplo tengo quemaduras de 1° y 2° grado”. Así relata Analía V. su experiencia como trabajadora de Aerosoles Argentinos.

Este puede ser el relato de una trabajadora de cualquier fábrica de Matanza, pero se trata de una ex operaria de la empresa que envasa aerosoles en el Km 42 de La Matanza. Hasta allí tuvieron que llegar 16 carros de bomberos, para luego de casi 10 horas de trabajo confirmar que los 6 trabajadores que estaban “desaparecidos” habían fallecido bajo los escombros, producto de la explosión que sucedió en el galpón de relleno de insecticidas. Nos decía un vecino: “tipo 8:30 se sintió una explosión grande que se movió toda la casa... después vimos fuego hasta arriba, bien alto el fuego y después saltó un pibe del portón, saltó un pibe todo quemado (el portón estaba con candado NdeR), toda la piel, la ropa todo... la ropa es la que está tirada ahí... No había ni ambulancia ni nada... la policía no lo quiso llevar, pararon un coche y se lo llevaron”. Porque además de los seis muertos hay tres quemados muy graves.

Esta fábrica que hoy vemos con sus galpones quemados y destruidos es una más de la que todos los días vemos en La Matanza. Fábricas que coimean a los funcionarios y tienen a todos los trabajadores en negro, no cumplen normas de higiene y seguridad, no dan ningún tipo de protección a los obreros. Y la mayoría de los dirigentes sindicales son cómplices de estos atropellos que hoy tienen consecuencias mortales. ¿Cómo es posible que luego de cinco años de “crecimiento”, los trabajadores sigamos con la mitad de nuestros compañeros sin ningún derecho? ¿Cómo puede ser que sigan muriendo nuestros compañeros como si fueran animales?

“También trabajaban muchos menores... habían unos 10 en blanco y la mayoría éramos en negro”, sigue contando Analía. “Soy Facundo R. llegué a laburar tres turnos, 36 horas corridas y cuando había una inspección nos hacían escondernos en un galponcito y apagaban las máquinas y las luces como que la fábrica no estaba laburando en ese momento...”. Este es el crecimiento capitalista que nos vende el gobierno como una gran panacea, el significado concreto de un capitalismo que sólo entrega migajas de sus ganancias y protesta para que “mejoren sus negocios”.

Sólo los trabajadores podemos defender nuestros derechos y nuestras vidas, empezando por organizarnos para controlar las condiciones laborales, de seguridad e higiene, para que el “crecimiento” no se lleve nuestras vidas y la de nuestros compañeros.

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