La semana pasada un maquinista del ferrocarril Belgrano Cargas llamado ˜ángel Zelaya falleció por una herida provocada por una rama que se incrustó en la cabina de la locomotora que manejaba. Como en este caso no podía culpar al trabajador, el ministro Randazzo eligió el silencio. Él sólo está interesado en continuar su cruzada gorila y antiobrera contra los ferroviarios, que de tanta presencia en los diarios y la tele logra distorsionar en algunas ocasiones la bronca de los usuarios -por el maltrato cotidiano de cancelaciones y demoras- como sucedió en Constitución, donde los “picaboletos” y los maquinistas hace unos días fueron agredidos.
Mientras tanto continúa la persecución judicial: el motorman Daniel López -quien conducía el tren “Chapa 1” que embistió a otro en Castelar- es procesado por la justicia mientras los jerárquicos responsables de que esa formación estuviera en óptimas condiciones técnicas (como el Ingeniero Bizantino) son absueltos… ¡en base a una pericia realizada por ellos mismos!
Los dirigentes vendidos de nuestros sindicatos, tanto La Fraternidad como la Unión Ferroviaria, fueron cómplices y socios de los funcionarios “Jaimes” y de los empresarios que usufructúan con la concesión del servicio (Roggio, grupo EMEPA) a costa de millonarios subsidios que reciben sin realizar inversiones de ningún tipo. Por eso estos dirigentes apenas hacen una defensa tibia y corporativa de los compañeros atacados, sin tomar en cuenta los padecimientos de los usuarios; si lo hicieran en serio estarían obligados a señalar a los verdaderos responsables de las masacres de Once y Castelar o de la muerte absurda del compañero Zelaya: la cofradía de funcionarios del Estado, empresas y la propia burocracia sindical ferroviaria.
Los compañeros y compañeras de la Naranja Nacional (PTS e independientes) luchamos por recuperar nuestras organizaciones para ponerlas al servicio de la unidad de los trabajadores con los usuarios; y también por eso apoyamos activamente las listas del Frente de Izquierda y aportamos decenas de candidatos, para reforzar la lucha por la única salida de fondo para que no se repitan muertes absurdas como la de Zelaya ni desastres evitables como Once y Castelar: expulsar a las empresas concesionarias y la gestión del ferrocarril y el conjunto del transporte público por los propios trabajadores con la asistencia de comités de usuarios.