El jueves 26 de agosto la mayoría de los integrantes de la delegación del cuerpo de nuestro sindicato firmó en el Ministerio de Trabajo la pauta salarial definida por la Secretaría de Transporte. Como dice el acta firmada “(…) la Empresa comunica que se implementará una nueva escala salarial en base a la pauta definida por la autoridad de aplicación, consistente en un 27% respecto de la compensación total anterior”.

Como puede apreciarse a simple vista, la oferta es claramente inferior a la propuesta votada en asambleas consistente en incorporar a los básicos la suma en negro que veníamos recibiendo, sobre eso un aumento del 15%, llevar la antigüedad a 2% por año y un aumento del viático a $ 40 diarios1. Este era el mandato de nuestros compañeros (que también habían votado un plan de lucha para conseguirlo), el único que teníamos al entrar a la reunión y a pesar de ello, nuevamente, la mayoría de la delegación aceptó firmar sin previa consulta.

Se podía ir por más

Desde hace una semana al menos, ya había trascendido por los medios que la oferta del gobierno para el transporte sería del 27%. A pesar de eso, la mayoría de los compañeros optó por presentar la exigencia que llevamos al Ministerio y comenzar con el plan de lucha. Fue así que el jueves 19 abrimos molinetes y votamos un paro para continuar. Era clara la decisión de los compañeros de ir por más y que esta paritaria fuese un impulso en nuestra pelea por el pleno reconocimiento de nuestro sindicato.
Más allá de las consideraciones personales de los delegados presentes, se debería haber realizado una consulta con el conjunto de los trabajadores para decidir en común. Como en noviembre del año pasado insistí en la necesidad de consultar en asamblea antes de fijar posición, en esta ocasión junto a un delegado de CAF. Pero esta propuesta fue rechazada una vez más y la mayoría de la delegación decidió en nombre de todos los compañeros que la oferta era suficiente para firmar.

De esta manera la reunión que estaba planteada como “discusión salarial” sólo fue una formalidad para imponer la pauta oficial del gobierno, y a pesar de que algunos ven como un avance el firmar un acta salarial, hacerlo de esta manera (y sólo porque es funcional a los intereses del mismo Ministerio que nos niega sistemáticamente el reconocimiento) es una forma de renunciar a nuestra lucha.

La firma “ad referéndum”

Este acuerdo se rubricó como “Ad referéndum” que, como ya explicamos, condiciona la aceptación del conjunto que cuando ve algo firmado por sus delegados lo considera resuelto. Este método puede parecer progresivo en organizaciones burocráticas tradicionales, pero en nuestro caso en un sindicato creado como democrático y clasista, este método no sólo molesta sino que divide e impone. Y se agrava aun más ya que los firmantes reivindican este método como una virtud, algo realmente preocupante.

Es por esto que la asamblea de trafico línea B rechazó el acuerdo, pero fundamentalmente rechazó y repudió el método de firmar “ad referéndum”. Como también rechazaron el acuerdo otros sectores como la línea H y los compañeros de estaciones de la línea E. No creemos que los trabajadores tengan que ser consultados sobre hechos consumados, más aun sabiendo que cuando un acuerdo está firmado ya son pocos los que opinan.

Llamamos al conjunto de los compañeros a retomar el debate y organizarse para impedir que la reiteración de este método liquide la democracia de los trabajadores del subte, que ha servido como ejemplo para millones de otros trabajadores del país. Más aun frente a la necesidad de retomar en forma inmediata la pelea por el reconocimiento de la AGTSyP que nos viene negando este gobierno.

El apoyo a la lista 10, de Yasky

El grupo de delegados que se presenta en la lista de Yasky en las próximas elecciones de la CTA ha salido a buscar apoyo entre los compañeros ocultando hasta la misma campaña política que están realizando junto a Yasky, de pleno apoyo a las medidas del gobierno. Le dicen a los compañeros que tienen que apoyar a tal o cual delegado que va de candidato, como si la lista 10 expresara la lucha que durante años llevó adelante el subte. Pero la verdad es la contraria. Lamentablemente los compañeros se subieron a un barco, el de Yasky, que hace tiempo que tiene rumbo y es el del abandono de las luchas de los trabajadores, el del apoyo al gobierno y el acercamiento a Moyano. Es una lista de los que hace años que no trabajan, de los que firman los techos salariales que les pide el gobierno, de los que dejan pasar los despidos y los ataques a los trabajadores. Una lista en la que también van dirigentes burocrátizados como Marín de telefónicos (el mismo que estuvo en noviembre presionando para que se firmara el acta de la paz social) y Pedro Waseijko, el responsable de cientos de despidos en la última lucha de los trabajadores del neumático.

Es un gran error el de los compañeros que, creyendo apoyar a los delegados y a nuestra experiencia común, le terminando dando apoyo a esta lista. El yaskysmo en la CTA va a seguir trayendo frustraciones y derrotas para los trabajadores.