La muerte de Mabel Guerra en Villa 31 a manos del prefecto Luis Luque, quien también hirió de gravedad a la joven Gianina Lobos, junto a la brutal balacera y represión sufrida por dos adolescentes el fin de semana en Tolosa (La Plata) hacen visible el incremento de la práctica del gatillo fácil y la brutalidad policial. Y, como se observa, no son “patrimonio exclusivo” de la policía, sino prácticas cotidianas, cada vez más generalizadas, de todas las fuerzas de seguridad para disciplinar a sangre y fuego a los jóvenes de los barrios del pueblo trabajador.

Y no es casual. Desde fines del año pasado, al calor del inicio de la crisis económica, los partidos políticos de la derecha y el gobierno iniciaron una campaña para culpabilizar y criminalizar a los jóvenes de los barrios pobres por la violencia social a la que los medios llaman genéricamente “inseguridad”. Esta campaña, junto a las mayores atribuciones que se les otorgaron a las fuerzas de seguridad, hace que éstas se sientan con las manos libres para desarrollar sus nefastas prácticas represivas.

Desde el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos repudiamos estos hechos, exigimos castigo a los culpables y nos solidarizamos con los familiares y amigos de las víctimas. Impulsamos con todas nuestras fuerzas la siguiente convocatoria de familiares de víctimas de la represión y la impunidad.