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PETROBRAS Y LA CRISIS ENERGÉTICA

Nossa empresa petrolera

5 de julio 2007

Desde la reducción de los envíos de gas argentino a Chile y Uruguay o de Bolivia a Argentina y Brasil, o por las semi-nacionalizaciones de los hidrocarburos bolivianos y venezolano, en los últimos meses, la cuestión energética venía agitando las altas esferas dominantes de la región. La XXIII Cumbre del Mercosur no fue la excepción. La crisis energética argentina metió la cola en Cumbre de Asunción. Allí, Kirchner arremetió contra las empresas de energía: “El desarrollo que están teniendo nuestros países, después de muchísimo tiempo de retroceso, está demandando mayores recursos energéticos. No podemos quedar determinados por los caprichos o las necesidades eventuales de las empresas que operan en nuestros países, sean privadas o estatales”, dijo, en lo que se consideró un tiro por elevación no sólo hacia la Repsol, sino hacia la brasileña Petrobras.

En el último número de La Verdad Obrera dimos cuenta de la existencia de un oligopolio energético operante en Argentina, es decir, un puñado de empresas que controlan a gusto los recursos energéticos. Entre ellas, también está Petrobras.

Esta empresa, aunque es controlada por el Estado brasileño, está asociada a múltiples capitales privados y cotiza sus acciones en las bolsas de San Pablo, Nueva York, Buenos Aires y Madrid. Sólo en 2005 contabilizó ganancias netas de 11 mil millones de dólares.

En su relación con los países de la región, Petrobras se mueve con la lógica de una multinacional imperialista. Fue la principal opositora a la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, generando un fuerte enfrentamiento entre la poderosa burguesía brasileña, representada fielmente -a pesar de la retórica integracionista- por el “obrero metalúrgico” Lula da Silva- y la débil Bolivia encabezada por Evo Morales.

En nuestro país, Petrobras también sigue la conducta de una multinacional expoliadora. Sus negocios en Argentina representan el 60% de su producción total de petróleo y el 40% de su producción total de gas natural. Pero, lejos de invertir en nuevas áreas de exploración, se han dedicado a la expansión bursátil y comercial. Adquirieron Pecom, convirtiéndose en el cuarto propietario de reservas probadas de gas natural en nuestro país, el cuarto productor y el séptimo agente económico exportador de este hidrocarburo. Poseen el 35% del Transporte de gas natural; la Central Termoeléctrica Genelba (Pcia. de Buenos Aires), la Central Hidroeléctrica Pichi Picún Leuf y el 9.19% de la Central Hidroeléctrica Piedra del ˜águila SA (ambas en Neuquén); también controlan el 29.3% de la Hidroeléctrica Urugua-í, el 49.99% de TRANSENER SA; el 48,5% de EDESUR S.A., entre otras.

Tanto Lula como Kirchner siguen hablando de la integración energética y la unidad de los pueblos de Sudamérica sin sonrojarse, aunque es difícil imaginar que una verdadera integración en beneficio de los pueblos de la región pueda venir de la mano de los intereses de multinacionales “sudamericanas” como la Petrobras de Lula o de parte de la patria contratista y la Repsol de Kirchner-Eskenazi.

En nuestra opinión, tampoco vendrá de la variante nacionalista y los “empresarios socialistas” de Chávez. Un proyecto de integración que represente verdaderamente los intereses de la mayoría obrera, campesina y popular de los pueblos de Sudamérica, sólo puede surgir de la revolución obrera y la lucha por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.

DL

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